Libros que no acab¨¦ de leer
Existen diferentes y muy variadas razones para no acabar un libro. Desde la muy salvaje de perderlo o que nos sea sustra¨ªdo durante su lectura, como me pas¨® con Viaje al fin de la noche, de C¨¦line, en una pensi¨®n de Lisboa, hasta el que dejamos de lado voluntariamente, con pleno conocimiento de causa. La raz¨®n m¨¢s extra?a que conozco le pas¨® a un viejo colega: tuvo que dejar inacabada Plataforma, de Houellebecq, porque se le quem¨®, ?y c¨®mo se puede quemar un libro? Pues s¨ª, dorm¨ªa en un balc¨®n, el libro cay¨® al primer piso sobre una estufa y se convirti¨® en ceniza.
Tambi¨¦n puede uno dejar un libro por considerar que ya se acab¨®, aun cuando falten por leer cien p¨¢ginas, como me pasa con frecuencia, la ¨²ltima vez con Am¨¦rica, de James Ellroy. Estos libros, por lo general llenos de retru¨¦canos, lo muestran todo en la primera mitad y el resto ya es s¨®lo seguir y seguir, entre episodios similares y frases ingeniosas, pero sin un motivo preciso. Los hay tambi¨¦n de extrema densidad que se resisten a ser le¨ªdos de un tir¨®n, y entonces uno los deja por un tiempo y vuelve y avanza otro poco, y los deja de nuevo; esto me pasa con novelas como La decisi¨®n de Sof¨ªa, de William Styron, que voy leyendo hace como diez a?os y nunca termino, o con El Maestro y Margarita, de Mija¨ªl Bulg¨¢kov, que leo en dosis peque?as, y sobre todo con las obras de Osvaldo Lamborghini, que son tan salvajes, duras y atroces que s¨®lo puedo avanzar una p¨¢gina o p¨¢gina y media al mes, m¨¢ximo. ?Para qu¨¦ sentir urgencia de acabarlas en los libros si, al fin y al cabo, en la vida las historias no tienen principio ni fin?, como recuerda Graham Greene al principio de El fin del romance
Tampoco es necesario acabar de leer ciertos libros. Uno lee un poco y ya se da cuenta de qu¨¦ es lo que hay dentro. Como en la cocina: con un plato de sopa basta, no es necesario tomarse la olla entera para disfrutarla a fondo. Esto me pasa con las extraordinarias narraciones de Philipe Sollers, uno de mis autores favoritos del que jam¨¢s he terminado un libro. M¨¢s que una historia, lo que hay es precisamente un sabor, una temperatura especial o un estado de ¨¢nimo, y uno recurre a ¨¦l para eso, para tomarse un plato. Da lo mismo leer ciento veinte o doscientas p¨¢ginas, el sabor es el mismo. Igual me ocurre con Thomas Bernhard. Su dureza con la vida, su malestar al borde del cabreo con todo lo humano, contienen ese sabor ¨¢spero que por un tiempo nos hace ver el mundo con frialdad, como si se tratara de un gigantesco hormiguero. Son novelas sin historia. No es una prosa que corre en sentido horizontal y por ello no es necesario leerlas hasta el final para estar en ellas.
Releo y noto que no me he referido a los libros malos. En mi experiencia de lector hay dos tipos de libros malos: los que son, por decirlo as¨ª, intr¨ªnsecamente malos e insuficientes, y los que lo son de un modo correcto, con una estructura bien apuntalada. Hay libros malos que est¨¢n muy bien escritos y ¨¦stos a la larga son los peores, pues suelen tener muchos lectores que creen que la lectura f¨¢cil es la verdadera literatura. Los editores los llaman "literatura comercial de calidad". Estos libros, m¨¢s que no acabarlos, lo que se debe hacer es jam¨¢s empezarlos.
Santiago Gamboa (Bogot¨¢, 1965) es autor de Necr¨®polis, V Premio de Novela La Otra Orilla. La Otra Orilla. Barcelona, 2009. 464 p¨¢ginas. 20 euros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.