Golpe de Estado silencioso
Simon Johnson es un prestigioso economista norteamericano que da clases en la escuela de negocios del Instituto Tecnol¨®gico de Massachusetts. Nada izquierdista, fue economista jefe del Fondo Monetario Internacional y acaba de publicar un libro, a¨²n no editado en Espa?a, titulado 13 banqueros que es una de las cr¨ªticas m¨¢s despiadadas a la banca de inversi¨®n desde el coraz¨®n del sistema, por su papel en la crisis financiera. Desde hace meses circula profusamente por la Red un art¨ªculo publicado por Simon en la Atlantic Monthly, titulado "El golpe de Estado silencioso", cuya tesis es que la industria financiera americana ha capturado a la Casa Blanca, lo que explica su poder y lo ocurrido desde el verano de 2007.
Se plantea qui¨¦n manda, si pol¨ªticos elegidos o ejecutivos de la banca
La reacci¨®n de Obama, plantando cara en sus declaraciones a los grandes banqueros, no s¨®lo se entiende por las dificultades de los dem¨®cratas tras perder el control del Senado, sino por la sensaci¨®n generalizada acerca del poder sin l¨ªmites de la banca y por el mal uso de ese poder, a pesar de haber sido multimillonariamente ayudada con dinero p¨²blico, liquidez sin cuento, avales y compras de activos. La hartura ciudadana, en medio de una largu¨ªsima recesi¨®n que conlleva altas tasas de paro y un empobrecimiento de las clases medias, es cada vez m¨¢s expl¨ªcita. Si existe un ¨¢mbito en el que la protecci¨®n al consumidor es necesaria es en el de los ahorros de los ciudadanos, en los recursos que disponen ante un futuro incierto. Muchos no han entendido que el Estado, habiendo entrado mayoritariamente en el capital de las entidades para salvarlas de la quiebra, no haya ejercido a continuaci¨®n los derechos pol¨ªticos de las acciones que hab¨ªa adquirido, para evitar los abusos salariales, el riesgo especulativo desmedido, la altaner¨ªa y falta de autocr¨ªtica de sus presidentes en las comparecencias parlamentarias, y la falta de cr¨¦dito.
Aunque restan concreciones y un calendario expl¨ªcito para las reformas del sistema financiero y de los mecanismos de regulaci¨®n, Obama ha anunciado tres grandes ideas fuerza, m¨¢s all¨¢ del fortalecimiento de la Reserva Federal como principal instituci¨®n reguladora: primero, un impuesto sobre el pasivo, con el objeto de recuperar hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo del dinero p¨²blico aportado a la banca para su supervivencia; segundo, la separaci¨®n de las actividades comerciales y de inversi¨®n de la banca, recuperando la idea de la ley Glass-Steagall (aprobada en medio de la Gran Depresi¨®n), que fue abolida por la Administraci¨®n Clinton, lo que demuestra que no s¨®lo los republicanos activaron la desregulaci¨®n financiera que llev¨® al desastre. Por ¨²ltimo, el troceamiento de las entidades m¨¢s grandes, aquellas a las que no se puede dejar quebrar so pena de riesgo sist¨¦mico; muchos economistas han abierto un debate muy interesante: por qu¨¦ tienen que ser privadas aquellas instituciones que no pueden caer y han de ser apoyadas por las muletas p¨²blicas en caso de riesgo.
La reacci¨®n pol¨ªtica de Obama, que ha sido apoyada por los dirigentes europeos, sean ¨¦stos de extracci¨®n socialdem¨®crata o conservadora, y por la opini¨®n p¨²blica mayoritaria, se sustenta en los ¨²ltimos abusos de la industria financiera: en cuanto las entidades han vuelto a los beneficios supermillonarios han recuperado las pr¨¢cticas del pasado basadas en una innovaci¨®n financiera desaforada, con operaciones opacas y fuera del balance; los escandalosos bonus r¨¦cord a sus ejecutivos, en un momento en que se exigen sacrificios salariales al resto de los ciudadanos; y, sobre todo, la ausencia de l¨ªneas de cr¨¦dito suficientes para empresas y familias. A ello se le ha unido un elemento coyuntural, pero de claro valor pedag¨®gico: el cobro de comisiones a las transferencias de solidaridad con los afectados del terremoto de Hait¨ª (que tambi¨¦n se manifest¨® durante los primeros d¨ªas en los bancos espa?oles).
En el fondo de este debate subyace el viejo dilema ya planteado por Max Weber sobre qui¨¦n manda en ¨²ltima instancia en el mundo de la econom¨ªa: los representantes elegidos por los ciudadanos o el planeta de los negocios. La hegemon¨ªa de la pol¨ªtica o de la econom¨ªa. La gobernanza en tiempos de la globalizaci¨®n.
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