Electopopulismo
Incluso revisable, la cadena perpetua implica condena de por vida, contraria a la Constituci¨®n
A medida que se acercan las elecciones (catalanas en oto?o, locales y auton¨®micas en la primavera de 2011) cunde esa variante del electoralismo que es el populismo: la adaptaci¨®n oportunista a lo que se presume que es capaz de arrastrar al votante menos informado o con m¨¢s prejuicios. En los debates del momento (sobre todo, inmigraci¨®n y localizaci¨®n de la planta de residuos nucleares), los partidos est¨¢n haciendo alarde de esos vicios pol¨ªticos. Dirigentes que hab¨ªan apoyado la necesidad del almac¨¦n centralizado de residuos expedientan, por temor a la impopularidad de la iniciativa, a los alcaldes que les hicieron caso; y tres meses despu¨¦s de que se reformase la Ley de Extranjer¨ªa, el PP plantea reformarla de nuevo para conectar con los que quieren suprimir el empadronamiento de los inmigrantes sin papeles.
Lo ¨²ltimo ha sido pedir que se reabra el debate sobre la cadena perpetua para ciertos delitos. "Si la calle quiere debate [sobre la cadena perpetua], el mejor favor que podemos hacer los pol¨ªticos es aceptarlo sin complejos", dijo el domingo pasado un Javier Arenas estimulado por las encuestas que auguran un posible triunfo suyo en Andaluc¨ªa. El motivo no es que se haya constatado una laguna en la legislaci¨®n o un brusco incremento de los delitos para los que se sugiere la reforma, sino que ese d¨ªa se cumpl¨ªa un a?o del asesinato en Sevilla de la adolescente Marta del Castillo.
Su cad¨¢ver, tras las falsas pistas del principal acusado, a¨²n no ha sido hallado, lo que ha mantenido en el nivel m¨¢ximo la indignaci¨®n de la gente, expresada a veces de manera primaria con apelaciones a la pena de muerte o a la cadena perpetua. "Sin complejos" dice Arenas que hay que sumarse a ese sentimiento, con independencia de que sea necesaria, posible o conveniente la iniciativa sugerida.
Lo importante es conectar con la indignaci¨®n popular, aunque se dirija contra la propia obra. La presidenta de Madrid acaba de proponer que se reforme la Ley Penal del Menor, un excelente trabajo del primer Gobierno de Aznar. Sin precisar en qu¨¦ sentido debe ir la reforma, aunque puede que le sirva para encubrir la posible responsabilidad de su Gobierno en la falta de vigilancia de Rafael Fern¨¢ndez, El Rafita, el menor condenado en su d¨ªa por violaci¨®n y asesinato de Sandra Palo, y que ha sido detenido estos d¨ªas por robo de veh¨ªculo cuando estaba en libertad vigilada.
Al margen de que la cadena perpetua sea o no constitucional -incluso revisable, implica en principio una condena de por vida que la Constituci¨®n proh¨ªbe-, lo m¨¢s preocupante de la actitud del PP es que azuza, en vez de calmar, sentimientos dolorosos que cree que pueden reportarle alguna ventaja electoral. Y lo hace sabiendo que Espa?a tiene desde 1995, a?o en que desapareci¨® la redenci¨®n de penas por el trabajo, un sistema de cumplimiento ¨ªntegro de penas hasta de 40 a?os para determinados delitos. ?C¨®mo se explica, si no, que la proporci¨®n de reclusos condenados se haya disparado como nunca, 60.000 frente a 16.000 reclusos preventivos en la actualidad?
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