Carlos Nadal Gaya, un periodista fuera de serie
Trabaj¨® en 'La Vanguardia' los ¨²ltimos 33 a?os y gan¨® varios premios
Carlos Nadal Gaya naci¨® en Barcelona en 1924, escribi¨® su primer art¨ªculo en el diario La Vanguardia en 1956 y el ¨²ltimo -su columna Weekend pol¨ªtico mundial, que llevaba escribiendo 33 a?os-, el pasado domingo. Falleci¨® el mi¨¦rcoles 27 de enero a la edad de 86 a?os, en la capital catalana. Estaba casado con Maria Dolores Masana, tambi¨¦n periodista. Fue redactor jefe de Internacional y responsable de Opini¨®n. Era uno de esos periodistas reflexivos, precisos y meticulosos que, tras una prosa aparentemente sin pretensiones, escond¨ªa una cultura inmensa y una gran inteligencia. Era dialogante, respetuoso con las opiniones ajenas y escuchaba a la gente.
Era licenciado en Filosof¨ªa y Letras por la Universidad de Barcelona, en la especialidad de Rom¨¢nicas. A lo largo de su m¨¢s de medio siglo de carrera compagin¨® su trabajo period¨ªstico con la docencia; primero como profesor de Lengua y Literatura en la Escuela de Periodismo de la Iglesia de Barcelona y m¨¢s tarde de Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias de la Comunicaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona. Tambi¨¦n fue presidente de la Asociaci¨®n de la Prensa de esta ciudad. Obtuvo el Premio God¨® de periodismo, el Rodr¨ªguez de Santamar¨ªa, que otorga la Asociaci¨®n de la Prensa de Madrid, y recientemente le fue concedido el del Instituto de Derechos Humanos de Catalu?a por su trabajo en favor de la libertad de expresi¨®n.
Era un sabio que buscaba los matices a las cuestiones que analizaba
Proced¨ªa de una familia de notables de Lleida que ha dejado huella en el mundo de la prensa y de la cultura. Su hermano Santiago, el impulsor de la vocaci¨®n internacional del rotativo catal¨¢n, fue un hombre que durante la II Guerra Mundial jug¨® la carta aliada y democr¨¢tica frente a la del Eje, y que apost¨® por don Juan frente al r¨¦gimen franquista, lo que le vali¨® una estancia en la c¨¢rcel, en 1944, por un art¨ªculo, titulado Verona y Argel, en el que, en clave internacional, denunciaba las depuraciones del Gobierno de Franco. Otro de sus hermanos, Eugenio, que escrib¨ªa en la revista Destino y que muri¨® en plena juventud, dio su nombre al Premio Nadal, el m¨¢s antiguo en lengua castellana.
Cuando muere Santiago, en 1974, Carlos le sucede en la direcci¨®n de la secci¨®n de Internacional y desde 1976 tambi¨¦n en su columna semanal, que ha seguido escribiendo hasta el final, pese a la enfermedad coronaria que padec¨ªa. La ¨²ltima, precisamente, trataba sobre Hait¨ª.
Quienes trabajaron con ¨¦l tienen el recuerdo n¨ªtido de una persona sabia, que gustaba de buscar los matices a todas las cuestiones que analizaba, de una erudici¨®n enciclop¨¦dica, no s¨®lo en el campo de la historia y de la pol¨ªtica, sino tambi¨¦n en el de la literatura, las artes y el pensamiento. Tambi¨¦n recuerdan su bonhom¨ªa, su fino humor, su capacidad para sacar lo mejor de cada uno y su valent¨ªa a la hora de apostar por los j¨®venes que llegaban a la redacci¨®n. Como escrib¨ªa ayer uno de ellos, Lluis Foix, a quien Carlos Nadal envi¨® de corresponsal a Londres cuando apenas hab¨ªa cumplido los 30 a?os, y que con el tiempo lleg¨® a ser director de La Vanguardia: "No era un sectario ni un apologista. Observaba, pensaba, ponderaba y escrib¨ªa. Med¨ªa el adjetivo cuidando el sustantivo y el verbo para situar las crisis y los cambios en su contexto".
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