??Apocalipsis en las librer¨ªas!!
El extra?o fen¨®meno podr¨ªa haberlo recogido, por su naturaleza inesperada y casi sobrenatural, el peri¨®dico sensacionalista americano Noticias del Mundo (Weekly World News): tras una largu¨ªsima tradici¨®n asentada en el realismo —y a veces devaluada en forma de costumbrismo sentimental modelo Cu¨¦ntame—, la literatura escrita en castellano ha generado cuatro anomal¨ªas que abordan sin prejuicios el tema del Apocalipsis y sus variantes, que asimilan influencias mutantes, bastardas e incluso inconscientes —de Philip K. Dick a Rod Serling, pasando por J. G. Ballard, la ret¨®rica tabloide o los ecos estructurales de series como Perdidos— y, lo m¨¢s extra?o de todo el asunto, que han venido a coincidir en los estantes de novedades sin que pueda hablarse de generaci¨®n, movimiento o grupo literario cohesionado. Vale, es cierto, una de las obras —El fondo del cielo, de Rodrigo Fres¨¢n— viene firmada por un autor procedente de otro planeta literario: esa tradici¨®n argentina que tiene en figuras como Borges, Bioy Casares, Roberto Arlt, Macedonio Fern¨¢ndez, C¨¦sar Aira, Marcelo Cohen o el dramaturgo Javier Daulte a sus propios embajadores de lo irracional. "Me cuesta ver todo esto como rareza, cuando la gran tradici¨®n de la literatura argentina asume lo fant¨¢stico sin problemas, sin pedir perd¨®n", apunta Fres¨¢n, que a?ade: "Se corre el peligro de privilegiar la novedad frente a la preocupaci¨®n por el estilo". El resto s¨®lo puede interpretarse como reacci¨®n sintom¨¢tica o inesperado cambio de paradigma: ah¨ª est¨¢n Providence, de Juan Francisco Ferr¨¦ —finalista del premio Herralde de novela, que combina pornograf¨ªa, videojuegos, ecos de Lynch y Tarantino, rastros del 11-S y Darth Vader y cameos de Lovecraft en un complejo laberinto narrativo de filiaci¨®n posmoderna—, Fin, de David Monteagudo —un sleeper que relata un Apocalipsis en t¨¦rminos cotidianos, con un uso eficaz del golpe de efecto casi on¨ªrico y una mirada despojada de todo afecto por sus personajes: casi una revisi¨®n de El Jarama para el fin de la historia— y UltraBrutal, de Mike Ib¨¢?ez, debut en la ficci¨®n del brillante ensayista de culto de lo posindustrial, novela tabloide que atiza al lector con violentos recursos de compaginaci¨®n, mientras desgrana un imaginario provocador recorrido por el logo de Nike, entendido como imagen corporativa de lo maligno.
"Era hora de que la literatura de aqu¨ª evitara la caspa 'progre' y el puto costumbrismo"
David Monteagudo confiesa no abrigar prop¨®sito alguno de romper con ninguna tradici¨®n precedente, pero considera sintom¨¢tica la coincidencia de temas, obsesiones y tonos entre estas cuatro novelas de autores que ni siquiera se conocen entre s¨ª: "Los individuos —incluso cuando son creadores, y por muy originales e independientes que se crean— est¨¢n transidos e influenciados por las preocupaciones y las corrientes del subconsciente colectivo de su mundo y su generaci¨®n". Ib¨¢?ez a?ade que "no tenemos nada en com¨²n. No somos generaci¨®n, sino degeneraci¨®n, pero ya era hora de que la literatura de aqu¨ª evitara la caspa progre y el puto costumbrismo de los cojones, conceptos que no s¨¦ si invitan tanto a leer como a golpearse la cabeza contra un sem¨¢foro".
La idea de Apocalipsis, la intoxicaci¨®n multigen¨¦rica, los ecos de la ciencia-ficci¨®n y la sombra del 11-S son algunos de los puntos de contacto, pero novelas como Providence y El fondo del cielo tambi¨¦n se relacionan a trav¨¦s de otros detalles: en las dos figura el escritor H. P. Lovecraft como personaje esencial del conjunto y sendos ¨¦mulos de Darth Vader hacen su aparici¨®n en momentos clim¨¢ticos. Recorramos, ahora, los nervios comunes de este cuarteto prodigioso.
11-S. La ca¨ªda de las Torres Gemelas es el tel¨®n de fondo de un giro decisivo en la trama de El fondo del cielo y es revisada como parodia a escala en el tramo final de Providence. Con las psicopatolog¨ªas alentadas por la tragedia, Mike Ib¨¢?ez levanta EvilLand, una disneylandia del mal rollo, y Fin incluye impactante escena con avi¨®n accidentado y ausencia de cad¨¢veres. Seg¨²n Juan Francisco Ferr¨¦, "el 11-S supuso el descubrimiento de que la historia se escrib¨ªa para y desde las pantallas de televisi¨®n. Con lo que es imposible entender nada de lo que viene despu¨¦s sin tomar nota de esta mutaci¨®n radical en nuestra concepci¨®n del tiempo, la historia y la vida social (a¨²n no hemos visto casi nada)".
CIENCIA-FICCI?N. "Al igual que mucha literatura de g¨¦nero, como la novela negra o la de terror, la ciencia-ficci¨®n suele ser m¨¢s esclarecedora que el realismo a la hora de retratar la condici¨®n humana", subraya Fres¨¢n, que menciona entre sus referentes a La invenci¨®n de Morel, de Bioy Casares —"el sentimiento amoroso imponi¨¦ndose a la ciencia"— o el concepto de literatura tralfamadoriana —es decir, extraterrestre— que Kurt Vonnegut formul¨® en su novela Matadero 5: "No hay principio, ni centro, ni final, ni suspenso, ni moraleja, ni causa, ni efectos". En los otros tres libros, el g¨¦nero se deconstruye (Providence), hiperboliza (UltraBrutal) o desarticula (Fin) con sorprendentes resultados.
APOCALIPSIS. "Somos una especie masoquista. Desde que en Hiroshima se revel¨® que el hombre ha pasado a ser el verdadero amo de la creaci¨®n, porque tiene el poder de destruir el planeta, los miedos apocal¨ªpticos nos acompa?an. Consumimos malas noticias constantemente a trav¨¦s de los informativos o del tremendismo ful de Al Gore y esos fantasmas nos llevan a este tipo de pensamiento terminal", afirma Ib¨¢?ez, que, en su novela, representa el fin del mundo como sucesi¨®n de titulares sensacionalistas: "Un Apocalipsis divertido con risas enlatadas". Las novelas de Fres¨¢n, Ferr¨¦ y Monteagudo conciben, respectivamente, el t¨¦rmino como fin del amor, el sentido o la emoci¨®n.
INTOXICACIONES. Ferr¨¦ ha concebido Providence como "un artefacto narrativo donde cabe integrarlo todo, desde los videojuegos, los deportes masivos, YouTube, Tibur¨®n o E.T., hasta iconos del mal como Vader, ese Bin Laden gal¨¢ctico, pero proporcionando versiones ins¨®litas y perversas de todo ello con el fin de contrariar las interpretaciones tradicionales". Ib¨¢?ez rinde homenaje a Weekly World News que, para ¨¦l, es "el semanario m¨¢s fiable del mundo", y lamenta su incapacidad para escribir "libros terap¨¦uticos, curativos como los de Jorge Bucay, Paulo Coelho o Isabel Allende". Monteagudo ha concebido la figura del narrador como "una c¨¢mara que se limita a grabar a los personajes, algo que no es m¨¢s que un artefacto ¨®ptico". Y Fres¨¢n samplea con libertad a Lynch, Theodore Sturgeon y Franco Battiato, entre muchos otros.
Los cuatro fant¨¢sticos
Coinciden en varios aspectos, pero no se puede hablar de generaci¨®n, a lo sumo, en palabras de uno de ellos, Mike Ib¨¢?ez, podr¨ªa hablarse de degeneraci¨®n. A continuaci¨®n, un repaso a sus obras.
'EL FONDO DEL CIELO'
Rodrigo Fres¨¢n (Mondadori)
"Quise afrontar el desaf¨ªo de escribir una novela de ciencia-ficci¨®n nost¨¢lgica, porque el g¨¦nero hace comulgar la preocupaci¨®n por el futuro con la preocupaci¨®n por el pasado. Es una carta de amor a la ciencia-ficci¨®n que me gusta y un hate-mail a la que detesto", afirma el autor de esta especie de Jules et Jim del Universo Paralelo, un tri¨¢ngulo amoroso entre escritores de g¨¦nero, puntuado por agujeros negros, que contiene la posibilidad de diversos finales del mundo. Enloquecer¨¢ a quienes tengan entre sus referentes el cancionero de Parade y/o las obras completas de Ballard y Philip K. Dick, aunque no es indispensable conocer sus claves para disfrutar de su intensidad emocional, su estilazo y su inteligencia. Para quien quiera m¨¢s, otra bomba H de Fres¨¢n: Mantra, viaje alucinante a los avernos mexicanos.
los cuatro fant¨¢sticos
'FIN'
David Monteagudo (El Acantilado)
La gran sorpresa literaria de la temporada ha sido la obra de este escritor que tiene a gala no llevar una vida de escritor ¡ªtrabaja en una f¨¢brica de cartones¡ª, aunque guarda en el caj¨®n un buen n¨²mero de manuscritos que ver¨¢n la luz tras el ¨¦xito de esta, en sus palabras, "novela realista, psicol¨®gica pero tambi¨¦n costumbrista, en la que aparece un elemento m¨¢gico o irracional que la convierte en un libro de aventuras con ribetes de angustia metaf¨ªsica". En Fin, un grupo de amigos reunido tras 25 a?os de desconexi¨®n asiste a un Apocalipsis que quiz¨¢s sea global o puramente subjetivo en un juego que combina exigencia conceptual con una carpinter¨ªa narrativa con toques Rod Serling. Quien vea en Fin ecos de la serie Perdidos deber¨ªa saber que Monteagudo no tiene tele. Ni la necesita.
ULTRABRUTAL
Mike Ib¨¢?ez (Gl¨¦nat)
"No tengo ni puta idea de lo que es UltraBrutal. Espero que alg¨²n lector me lo diga. Es una alucinaci¨®n cultural. Si Bataille dijo que se acercaba a la poes¨ªa para ofenderla, yo me acerco a la novela con la misma intenci¨®n, para darle un tantarant¨¢n. Nuestra cabeza es un vertedero mental: se nos acumula tanta basura ah¨ª que yo he decidido darle salida a trav¨¦s de la ficci¨®n", explica Mike Ib¨¢?ez, que fue autor de ensayos de culto tan celebrados como ?ZAP! o pOp cOntrOl. Su primera obra narrativa parece asumir como ¨²nicas tradiciones La exhibici¨®n de atrocidades, de J. G. Ballard, y la prensa tabloide americana, y contiene snuff, parques tem¨¢ticos malignos, sectas, transexuales y porno-v¨ªrgenes anor¨¦xicas. Dani Barbero, responsable del dise?o del libro, act¨²a en sus p¨¢ginas como diab¨®lico terrorista gr¨¢fico. n
'PROVIDENCE'
Juan Francisco Ferr¨¦(Anagrama)
"Es una novela compuesta de m¨²ltiples niveles de realidad y ficci¨®n que no se sabe con exactitud si es la base de una pel¨ªcula, o la pel¨ªcula misma, o un videojuego basado en ¨¦sta, etc¨¦tera. Todo esto es algo que el lector debe descubrir por s¨ª mismo. Es un juego virtual cuyas reglas s¨®lo se aprenden jugando", explica el finalista del ¨²ltimo premio Herralde de novela en el empe?o de definir lo indefinible: un laberinto procaz y culterano que reformula mitolog¨ªas populares con muy mala idea y descubre, detr¨¢s del Sue?o Americano, el hedor mef¨ªtico de un mundo g¨®tico y puritano con urgente necesidad de ventilaci¨®n. Hija mutante de la literatura de Pynchon y Foster Wallace, la novela parece obra de un mat¨®n intelectual con ganas de pelea (ideol¨®gica). En su anterior trabajo, La fiesta del asno, met¨ªa en una batidora irreverente a un terrorista de ETA.
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