S. Pu¨¦rtolas, en la Academia
Es una excelente noticia que Soledad Pu¨¦rtolas, autora de m¨¢s de 30 libros, que, como la Reina, Picasso, el poeta Jaime Gil de Biedma -ahora noticia por la pel¨ªcula basada en su biograf¨ªa, El c¨®nsul de Sodoma-, Rafael Azcona o Maradona, naci¨® bajo el signo de Escorpio, haya sido elegida acad¨¦mica, en tercera ronda, para ocupar el sill¨®n g de la Real Academia Espa?ola (RAE). En ?Por qu¨¦ comunicamos tan mal los espa?oles?, Manuel Campo Vidal pone el ¨ªndice en la llaga de por qu¨¦ no logramos entendernos en Espa?a y vendemos tan mal nuestros productos. Y comencemos por la propia RAE que parece que no comunica bien su logotipo. ?No es una prueba de que la RAE no lo comunica bien el que, con tanta frecuencia, se la mencione, err¨®neamente -anteayer mismo, en el diario El Mundo- como Academia de la Lengua, en lugar del logotipo correcto Real Academia Espa?ola? Es verdad que escribir Real Academia Espa?ola resulta largo para la econom¨ªa de vocabulario que se gasta en los medios de comunicaci¨®n. Pero, si nos decantamos por la econom¨ªa verbal, la forma correcta y sencilla de mencionar a la RAE es decir, o escribir, la Academia, puesto que la RAE, frente a las restantes academias tambi¨¦n reales, es la academia por antonomasia.
Durante casi tres siglos la RAE ha aplicado la m¨¢s f¨¦rrea cuota de g¨¦nero masculino
El tema de la mala comunicaci¨®n de los espa?oles, que es tan evidente que hasta nuestros fant¨¢sticos publicistas, tan premiados en el mercado internacional, acaban de reconocer que tienen que hacer "la publicidad de su publicidad" porque no la han hecho bien, sali¨® recientemente en la nueva y soberbia sede del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas, que, de su domicilio en Duque de Medinaceli, a dos pasos de la fuente de Neptuno, se ha trasladado a la calle Albasanz, all¨¢ por Garc¨ªa Noblejas. Se presentaba el volumen s¨¦ptimo del espl¨¦ndido Diccionario griego-espa?ol en un acto presidido por la Reina y, al finalizar sus intervenciones los presentadores Francisco Rodr¨ªguez Adrados, Elvira Gangutia y Juan Rodr¨ªguez Somolinos, mientras tom¨¢bamos una copa, sali¨® a la palestra el mencionado tema, en presencia de la Reina, y yo, hijo del or¨¢culo de Delfos, apunt¨¦ a una de las causas de nuestra mala comunicaci¨®n: el poco teatro que se hace en la ense?anza infantil, secundaria y universitaria. ?Por qu¨¦ los anglosajones, y especialmente los norteamericanos, comunican tan bien y son los emperadores de la industria del entretenimiento? Es obvio: porque hacen mucho teatro.
Leo la noticia de la elecci¨®n de Soledad Pu¨¦rtolas, firmada en EL PA?S (29/01/10) por M. Jos¨¦ D¨ªaz de Tuesta. El art¨ªculo comienza diciendo que a Soledad Pu¨¦rtolas le produce "perplejidad" que sea un acontecimiento que una mujer entre en la RAE. Tambi¨¦n a m¨ª me produce "perplejidad" -una bella palabra culta que no usaba desde la muerte del Caudillo, la fecha en que perd¨ª mi perplejidad- que ella, que comparte signo astrol¨®gico con Gil de Biedma, Azcona y Maradona, tres lenguas tan viperinas, se extra?e de que la elecci¨®n de una mujer para ingresar en la RAE pueda considerarse un acontecimiento. Pero la realidad es que, antes de la elecci¨®n de Soledad Pu¨¦rtolas, la proporci¨®n de hombres y mujeres en la RAE era de 10 a uno a favor de los hombres. Y, ahora, de nueve a uno.
Leo tambi¨¦n en este art¨ªculo de EL PA?S que el director de la RAE, V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha, que tan brillante estuvo, en la Academia, en la semirreciente presentaci¨®n de la Nueva gram¨¢tica de la lengua espa?ola, ha declarado que la docta casa nunca se regir¨¢ por cuotas, porque no ser¨ªa coherente. Veamos los hechos. La RAE, desde su fundaci¨®n en 1713 hasta 1978, fecha de la elecci¨®n de la primera mujer acad¨¦mica, Carmen Conde, siempre se rigi¨® por cuotas de g¨¦nero: en la Academia s¨®lo ingresaban los hombres. Durante casi tres siglos la Academia ha aplicado la m¨¢s f¨¦rrea cuota de g¨¦nero masculino a favor de los hombres. Ahora que han empezado a entrar algunas mujeres -en este momento, hay cinco mujeres acad¨¦micas-, de lo que hay que hablar es de que la cuota de g¨¦nero varonil, que todav¨ªa sigue favoreciendo al hombre de una forma tan abrumadora y tan injusta, debe ir a criar malvas al cementerio cristiano de la Almudena porque, por su injusticia social, no merece reposar en el cementerio civil de Madrid. La Academia, en su Diccionario, aunque el art¨ªculo que le dedica es largo, tiene una visi¨®n muy limitada de lo que es el g¨¦nero. En su definici¨®n de g¨¦nero la RAE demuestra que no ha le¨ªdo ni dos p¨¢ginas de las toneladas de, intelectualmente espl¨¦ndida, teor¨ªa feminista. Soledad Pu¨¦rtolas, apelando a su signo astrol¨®gico tan iconoclasta, podr¨ªa comenzar por proponer la inclusi¨®n, en el Diccionario de la Academia, de una nueva acepci¨®n de la voz g¨¦nero basada en la teor¨ªa feminista, que defiende la igualdad de derechos y deberes para hombres y mujeres.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.