El Madrid salda la cuenta pendiente

Despu¨¦s de 19 a?os de desastres, el Madrid venci¨® al fin al Deportivo en Riazor. Lo hizo con piedad. Pudo devorarlo y le dio vida cuando lo ten¨ªa contra las cuerdas. Comenz¨® demoledor, como si quisiera cobrar de golpe todas las facturas pendientes, pero se llev¨® un susto final tras someter a un rival menor, agotado tras una primera vuelta extenuante, sin apenas recursos futbol¨ªsticos y econ¨®micos ni argumentos para oponerse a equipos de nivel superlativo. Le sucedi¨® en la visita del Barcelona y se repiti¨® ayer. Miguel ?ngel Lotina volvi¨® a parar a sus jugadores al borde del ¨¢rea y ah¨ª me las den todas. Y el Madrid le sacudi¨® porque a sus centrocampistas se les concedi¨® tiempo para elegir y en el f¨²tbol la suma de talento y tiempo suele acabar en gol.

Apareci¨® Guti, que dej¨® para el recuerdo un genial taconazo de gol a Benzema

Los blanquiazules concedieron demasiado tiempo a sus rivales

Siempre c¨®modos, Kak¨¢ y Guti no cesaron de intercambiar posiciones, de recibir y levantar la cabeza, pero especialmente activo estuvo Granero, que no dud¨® en pedir la pelota y cargar con el peso del Madrid, siempre listo para asociarse y con un variado repertorio, h¨¢bil en los espacios reducidos y eficaz para jugar en largo.

Fue el empuje de sus centrocampistas el que condujo al Madrid hacia la victoria, aun a costa de despreciar los costados, en los que no busc¨® el dos contra uno y se fio como de costumbre a Arbeloa y Marcelo, que pasaron de puntillas.

La respuesta del Deportivo fue tan simple que, por momentos, pareci¨® indecente para un equipo que va quinto en la Liga. Busc¨® en largo a Adri¨¢n, su ¨²nico delantero, un punta en el que Lotina ve m¨¢s condiciones de las que muestra y que tiene una inquietante capacidad para tomar malas decisiones con la pelota en los pies. Ayer bastante ten¨ªa con cazar alguna, pero, cuando lo consigui¨®, busc¨® de manera pertinaz el uno contra uno. Sus compa?eros le ahogaron con balones imposibles y ¨¦l les devolvi¨® el favor, incapaz de temporizar para darles salida. Se gener¨® as¨ª un bucle en el que el Deportivo nunca dejaba de defenderse.

Nada cambi¨® hasta el descanso. Marc¨® el Madrid bien temprano, despu¨¦s de que el cerco le brindara dos claras ocasiones para conseguirlo. Lo logr¨® Granero en un error de Laure, un probo lateral que no pudo hacer carrera en la casa blanca. Acudi¨® a despejar un bal¨®n que era de Lopo y desatendi¨® el espacio que ten¨ªa que cerrar.

Nada cambi¨®. El Madrid busc¨® la yugular del Deportivo con llegadas de hasta siete jugadores al ¨¢rea, con Xabi Alonso de ¨²nico sost¨¦n en la medular, sin las interferencias que genera el doble pivote para demostrar que, ante casi todos los rivales de este campeonato, a Manuel Pellegrini le sobra con dos pilares defensivos por delante de la defensa. Retirar la escolta a Alonso supone sumar por delante de ¨¦l y comprar papeletas para que surja el genio.

Siempre aparece en el momento m¨¢s inesperado. Ayer lo hizo cuando el Deportivo buscaba a partir de Juan Rodr¨ªguez el coraje necesario para empatar. Apareci¨® Guti, que, a estas alturas, ten¨ªa en Riazor una cuenta pendiente, una m¨¢s. Ayer la sald¨® con un detalle para el recuerdo, un taconazo que sirvi¨® para que Benzema culminara en gol un contragolpe nacido de un saque de esquina del Deportivo. Fue una obra de arte plena de talento y, sobre todo, de generosidad, propia de esa casta de futbolistas a los que llena m¨¢s un buen pase que un gol.

Derrotado, con Valer¨®n fundido y un delantero indolente, al Deportivo le quedaba el orgullo. Y ah¨ª anda sobrado. Mostr¨® las carencias de un equipo tocado al que, adem¨¢s, la lesi¨®n de Filipe ha golpeado en lo an¨ªmico, pero, al menos, tras el descanso subi¨® l¨ªneas como quiz¨¢s debi¨® haberlo intentado al principio. Apenas lleg¨® al gol, pero lo encontr¨® en un penalti forzado y anotado por Riki, el mejor delantero.

En una demostraci¨®n de fe, Riazor crey¨® en el empate y se convirti¨® en un manicomio. Fue entonces cuando el Madrid sinti¨® el p¨¢nico de jugar con una historia maldita. Pero sali¨® del letargo y tard¨® dos minutos en dejar las cosas como estaban.

Para entonces, Ra¨²l, inadvertido en su vuelta a la titularidad, ya estaba al lado de Pellegrini, pero al final pudo alzar los brazos. Tantas veces verdugos, Naybet, Djalminha o Donato, le ve¨ªan sentados en el palco.