De Le Pen a Obama
Desde su secci¨®n fija 'Bloc de notas' el fil¨®sofo analiza la actualidad: las frases infamantes de Jean-Marie Le Pen, la obra de Patrick Klugman o la ca¨ªda de popularidad del presidente de EE UU
Para qu¨¦ sirve un bloc de notas? Para no dejar pasar esas peque?as frases que a veces encierran grandes infamias. As¨ª, el recalcitrante Jean-Marie Le Pen, primero durante un mitin, el domingo pasado en Marsella y, luego, mientras respond¨ªa a las preguntas que un entrevistador complaciente le hac¨ªa sobre su campa?a, mencion¨® de pasada el nacimiento del nieto del presidente de la Rep¨²blica y el hecho de que sus padres hayan decidido llamarlo Solal. Este delicado personaje lamentaba que los franceses hayan adoptado la deplorable costumbre de llamar a sus hijos "de cualquier manera". Y se?alaba que si "Abdelkader" se llamase simplemente "Albert", "tendr¨ªa menos problemas". A continuaci¨®n, enlazaba con el caso del peque?o Solal Sarkozy para afirmar (entrevista Dailymotion) que le han puesto ese nombre para "cuadrar" su futuro destino con los "or¨ªgenes jud¨ªos de la se?ora Sebaoun" y que esa elecci¨®n (mitin propiamente dicho) "no es producto, precisamente, de una inequ¨ªvoca asimilaci¨®n a la sociedad francesa". Esta frase, a su vez, y hay que decirlo, es producto de la inequ¨ªvoca vulgaridad de su autor. Esta frase, su frase, a?adida a otra en la que este ignaro -que s¨®lo merced a un uso inmoderado del imperfecto de subjuntivo ha conseguido hacer creer a algunos ingenuos que es hombre de algunas luces, como se dec¨ªa antes- se permite calificar al personaje ep¨®nimo de Albert Cohen, al protagonista de Bella del Se?or, de "Rastignac poco simp¨¢tico", esta frase, dec¨ªa, es producto de la m¨¢s completa necedad, de una estupidez may¨²scula, as¨ª como de una sordera definitiva hacia todo aquello que constituye la grandeza de la cultura francesa. Y, para terminar, por esta frase, por esta frasecita con la que se permite cuestionar de nuevo la pertenencia a la naci¨®n de dos personas que, hace un a?o, ya fueron objeto de injurias de la misma ¨ªndole por parte de un tal Sin¨¦, su autor merecer¨ªa verse ante un tribunal -pero es cierto que tal vez sea eso lo que espera este viejo y maltrecho antisemita-. As¨ª que, por nuestra parte, vamos a limitarnos a un caluroso homenaje al gran escritor suizo, honra de Francia y de su lengua, que, en efecto, cre¨® a Solal.
Cualquiera, y a menudo sin motivo, puede pasar por la penosa experiencia de la detenci¨®n prevent-7da9e523012cContent-Disposition: form-data; name="datos[destacados][][destacado]""Nunca antes un presidente (Obama) ha ca¨ªdo tan bajo en tan poco tiempo", afirma 'The New York Times'
"Nunca antes un presidente (Obama) ha ca¨ªdo tan bajo en tan poco tiempo", afirma 'The New York Times'
?Para qu¨¦ sirve un bloc de notas? Para celebrar la pr¨®xima aparici¨®n (el 4 de febrero, en Nova Press) de un importante librito firmado por un joven autor que es adem¨¢s un brillante abogado y se llama Patrick Klugman. Su obra: El libro negro de la detenci¨®n preventiva. Y lo que descubrimos en ¨¦l es, a grandes rasgos, que todos nosotros, realmente todos, por cualquier motivo, y a menudo sin ninguno, o sin conocerlo, podemos pasar por la extra?a, penosa y, a veces, degradante experiencia de la detenci¨®n preventiva. ?se fue el caso de Pascal T., seropositivo, detenido por ebriedad, que muri¨® en comisar¨ªa porque los agentes ten¨ªan miedo a contagiarse. ?se fue tambi¨¦n el caso de una mujer de 54 a?os a la que un personal del que no se sabe muy bien qu¨¦ lo mov¨ªa m¨¢s aquel d¨ªa, si la ligereza, la mala idea o, simplemente, la crueldad le impidi¨® ir a los lavabos. Y de ese ni?o de 9 a?os. Y de esa pareja de 70 a la que cachearon en cueros. Y hay m¨¢s casos, muchos otros; todo el abanico de lo posible; todo un espectro de situaciones: unas veces las m¨¢s escandalosas, otras, las m¨¢s extravagantes. ?Acaso la consigna no es alcanzar una cifra, siempre la cifra, tanto en el caso de las expulsiones de inmigrantes, en el de los investigadores del CNRS o en el de todos esos procedimientos evaluativos que constituyen una de las enfermedades de nuestra ¨¦poca y tantas veces he criticado? Michel Foucault habr¨ªa apreciado esta selecci¨®n de casos concretos, de "concreciones del presente", como ¨¦l dec¨ªa, que apuntala una verdadera reflexi¨®n te¨®rica sobre el estado de nuestra justicia. Seg¨²n me dicen, la cosa comenz¨® a instigaci¨®n sobre todo de Christian Charri¨¨re-Bournazel, decano del colegio de abogados, y para agitar un medio judicial que parec¨ªa desesperar de ver alg¨²n d¨ªa el fin de este atentado permanente contra las libertades. Y me parece comprender que la ministra de Justicia en persona anunciar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas el principio de una reforma en la que muchos de sus predecesores pensaron sin atreverse -al leer a Klugman se comprende mejor por qu¨¦- a pagar el precio pol¨ªtico y, tal vez, sindical. A ella le recomiendo tambi¨¦n, encarecidamente, la lectura de este peque?o manual de supervivencia en los tiempos de la detenci¨®n preventiva.
?Para qu¨¦ sirve un bloc de notas? Para decirles que, por primera vez desde Navidad, estoy de regreso en Nueva York y que estas pocas semanas -?qu¨¦ digo? estos pocos d¨ªas- han bastado para encontrarme un ambiente casi completamente nuevo. ?Habr¨¢n sido las elecciones perdidas en Massachusetts, la semana pasada? ?Dejar escapar el hist¨®rico esca?o de los Kennedy ten¨ªa tanta importancia, no s¨®lo simb¨®lica, sino pol¨ªtica? ?O habr¨¢ sido por haberse enfrentado a los bancos, por haber planteado la cuesti¨®n de las bonificaciones y la de las pr¨¢cticas especulativas m¨¢s chocantes? ?O por haber enunciado unas reglas de sentido com¨²n que se esperaban desde el estallido de la crisis financiera, que cristaliz¨® el descontento e hizo estallar esa burbuja de confianza que era como una aureola sobre la cabeza de Barack Obama? Es un hecho: el estado de gracia termin¨®. Nunca antes un presidente, dice The New York Times, hab¨ªa ca¨ªdo tan bajo en tan poco tiempo. Y sin embargo... S¨ª, y sin embargo algo me dice que, evidentemente, el hombre no ha dicho su ¨²ltima palabra. En todo caso, yo no consigo hacer el duelo por el sue?o Obama.
Traducci¨®n de Jos¨¦ Luis S¨¢nchez-Silva
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