De mal ag¨¹ero

Al hilo del discurso sobre el estado de la Uni¨®n pronunciado el mi¨¦rcoles por Barack Obama, estoy comprobando que empieza a ponerse de moda la cr¨ªtica furibunda a su gesti¨®n. Hace ya unos meses, tras su alocuci¨®n en la Universidad de El Cairo, tambi¨¦n hubo gente que enseguida salt¨® sobre ¨¦l para subrayar que pod¨ªa haber dicho mucho m¨¢s de lo que dijo all¨ª. Ahora pregonan que el globo de la obamaman¨ªa se va desinflando, que de lo que prometi¨® poco ha cumplido, que no va a completar su proyecto. Qu¨¦ curioso. Cuando se habla de pol¨ªtica, a todos se nos llena la boca sentenciando que lo que falta aqu¨ª es voluntad pol¨ªtica para resolver los problemas. Y resulta que lo que tiene Obama, precisamente, es voluntad pol¨ªtica. Si no ha podido llegar donde quer¨ªa llegar es porque la econom¨ªa y las finanzas est¨¢n en manos de impresentables, no porque al presidente le falten ganas. Tambi¨¦n tiene voluntad para implantar un sistema sanitario p¨²blico, una decisi¨®n hist¨®rica que parad¨®jicamente no acaba de convencer a amplios sectores sociales de Estados Unidos. Entiendo que los conservadores se metan con Obama. Lo que no entiendo es que se le critique injustamente desde la izquierda. ?Prefieren la maravillosa gesti¨®n de George W. Bush.