?Goza Al Qaeda de libertad de expresi¨®n?
Un tribunal juzga en EE UU los l¨ªmites entre opini¨®n e incitaci¨®n al terrorismo
?Tiene el portavoz de Osama Bin Laden, un yemen¨ª de 39 a?os que fue uno de sus asesores m¨¢s cercanos en Afganist¨¢n, derecho a la libertad de expresi¨®n? Ese hombre, Ali al Bahlul, produjo en 2000 un v¨ªdeo en el que mostraba a uno de los terroristas del 11-S, Said al Ghamdi, disparando un misil antia¨¦reo y en el que llamaba a los musulmanes a unirse a Al Qaeda y a combatir a Estados Unidos. Si ese v¨ªdeo es una incitaci¨®n directa al terrorismo, o una mera opini¨®n, es algo que se delibera en estos d¨ªas en un tribunal militar estadounidense, en la primera apelaci¨®n formal contra un veredicto y condena de cadena perpetua a un preso por parte de las comisiones militares de Guant¨¢namo.
El portavoz de Bin Laden invoca en un recurso el derecho fundamental
En Espa?a existe el delito de enaltecimiento del terrorismo, penado con hasta dos a?os de c¨¢rcel. Semejante castigo es inconstitucional en Estados Unidos. Seg¨²n una sentencia del Tribunal Supremo de EE UU de 1969, emitida a partir de un acto de racismo de un miembro del Ku Klux Klan, los estadounidenses pueden pronunciar cualquier discurso, por radical o inflamatorio que sea, siempre que no se est¨¦ conminando a alguien a cometer un crimen inmediatamente. Adem¨¢s, para inculpar a alguien, el crimen se debe haber consumado, no basta con la intenci¨®n.
Con semejantes limitaciones, tres jueces de la comisi¨®n federal de revisiones militares deben decidir ahora, entre otras cosas, si Al Bahlul tiene derecho a la libertad de expresi¨®n como ciudadano extranjero y si su discurso fue en realidad una incitaci¨®n directa para que los terroristas del 11-S atentaran inmediatamente contra EE UU y asesinaran a casi 3.000 personas. Al Bahlul fue juzgado y condenado en 2008 a cadena perpetua por conspiraci¨®n, instigaci¨®n a cometer cr¨ªmenes de guerra y apoyo material al terrorismo.
Uno de los sumarios de los tribunales que decidieron en 2004 si los detenidos en Guant¨¢namo eran enemigos combatientes y pod¨ªan ser juzgados por comisiones militares consider¨® probado que "recibi¨® dos meses de adiestramiento avanzado en un campo de entrenamiento de Al Qaeda", "hizo un juramento de fidelidad a Osama Bin Laden", quien le "design¨® como su director de comunicaci¨®n y secretario de relaciones p¨²blicas", "comparti¨® piso con dos de los terroristas del 11-S" y "hab¨ªa manifestado que matar¨ªa americanos".
"Esto no es un simple caso de propaganda a favor del terrorismo", explica el capit¨¢n de la Marina Edward S. White, que representa al Gobierno de EE UU en la apelaci¨®n. "Es un v¨ªdeo producido para el reclutamiento de terroristas para que atenten contra ciudadanos estadounidenses, que instigaba a cometer unos cr¨ªmenes que se acabaron materializando en septiembre de 2001. Tampoco es un caso de libertad de expresi¨®n. El se?or Al Bahlul no s¨®lo expresa opiniones en ese v¨ªdeo. Su objetivo manifiesto es reclutar terroristas suscitando el odio en contra de su objetivo, EE UU. Se emit¨ªa en diversos campos de entrenamiento en Afganist¨¢n. El resultado de sus instigaciones es evidente: el 11-S".
La defensa de Al Bahlul, sin embargo, pide un nuevo juicio. Considera que el v¨ªdeo es un resorte m¨¢s en la gran maquinaria de propaganda de Al Qaeda y que no incita a cometer ning¨²n acto de violencia espec¨ªfico. "Puede que defienda la violencia, el antisemitismo o las agresiones a las mujeres, pero ninguna de esas incitaciones son concretas en tiempo, lugar o modo", dijo su abogado, Michel Paradis, en la vista del pasado martes. Adem¨¢s, argument¨® ante los jueces que condenar a Al Bahlul por su v¨ªdeo significar¨ªa lo mismo que prohibir libros como Mi lucha, la autobiograf¨ªa de Adolf Hitler, o El guardi¨¢n en el centeno, porque incitan a la violencia.
Los jueces militares deber¨¢n decidir, en las pr¨®ximas semanas, si permiten que se repita el juicio de Al Bahlul en un tribunal civil. Cinco de los terroristas acusados de perpetrar los atentados de 2001 ser¨¢n juzgados pr¨®ximamente en un tribunal federal de Nueva York. El Gobierno est¨¢ decidiendo a¨²n la ubicaci¨®n de ese juicio.
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