El silencio de los bates
El campo de b¨¦isbol de La Elipa languidece - Un grupo de inmigrantes trata de recuperar la vieja pasi¨®n del barrio por el deporte rey de Estados Unidos
En La Elipa ya no resuena el chasquido de los bates. Un estadio de b¨¦isbol cerrado con medio siglo de historia, 2.500 asientos vac¨ªos y un terreno de juego surcado por ruedas de tractor, resultado de una obra fallida del Ayuntamiento, es lo que queda de una ¨¦poca en la que el deporte rey de Estados Unidos vivi¨® un extra?o maridaje con este humilde barrio obrero de Madrid.
Bates, guantes y pelotas de b¨¦isbol eran los juguetes de los ni?os de La Elipa en los a?os sesenta. "Nosotros no pens¨¢bamos en el f¨²tbol como los dem¨¢s; sal¨ªamos a la calle a jugar al b¨¦isbol", dice Rafael S¨¢nchez, de 50 a?os, hijo de este barrio de aluvi¨®n. Rafael hace memoria en la cafeter¨ªa del estadio, acompa?ado de su hijo Alejandro, de 18 a?os, que mam¨® la cultura del b¨¦isbol de peque?o y lleva una d¨¦cada entre bates y guantes de cuero, y de Miguel ?ngel Pariente, 44 a?os, un vecino de San Blas que se forj¨® en La Elipa, prob¨® suerte en equipos como el Sk?rnap de Estocolmo o el Milwaukee Brewers, y acab¨® liderando a la selecci¨®n espa?ola en los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona.
El estadio lleva dos meses cerrado por una obra municipal paralizada
"Necesitamos esto, lo llevamos en la sangre", dice un jugador venezolano
En la calle, bajo la tribuna del campo, pelotean un padre y su hijo de ocho a?os, el mayor con el traje de los New York Mets y el peque?o con el de los Cubs de Chicago. Son vecinos de San Blas, un distrito hasta el que se propag¨® el virus del b¨¦isbol desde La Elipa en los sesenta. El padre, Pablo L¨®pez, 42 a?os, le lanza bolas al ni?o "para quitarle el mono". Su hijo deber¨ªa estar entrenando, pero el estadio est¨¢ cerrado a cal y canto. El Ayuntamiento hizo una obra en octubre que dej¨® el terreno peor de lo que estaba, y despu¨¦s de las protestas de la Federaci¨®n Madrile?a de B¨¦isbol, opt¨® por clausurarlo provisionalmente.
La Elipa es el ¨²nico estadio de b¨¦isbol de la capital, as¨ª que los cinco equipos de la ciudad (Los Caimanes, Los Gatos, La Estrella, Los Bravos y la Escuela Municipal) se han quedado en la estacada. Hace dos meses que se cerr¨® el campo y la liga arranca en marzo. La caja de bateo tiene las mallas rotas, con huecos por los que podr¨ªan pasar como balas las pelotas de b¨¦isbol, golpeando a alguien desprevenido. En el per¨ªmetro que rodea el terreno de juego, por el que corren los jugadores, hay un abrupto escal¨®n de 25 cent¨ªmetros.
El campo se inaugur¨® en 1963 con un partido entre los Matadors de Zaragoza y los Raiders de Torrej¨®n, formados por militares de las bases a¨¦reas americanas instaladas en Espa?a, que tuvieron mucho que ver con que el evangelio del b¨¦isbol prendiese en Madrid. "En aquella Espa?a gris, todo lo que trajesen los estadounidenses era liberador", dice Jos¨¦ Luis Medina, 63 a?os, vecino de Cuatro Caminos y habitual de La Elipa en los sesenta. "Entre ellos y los inmigrantes puertorrique?os, venezolanos y cubanos exiliados tras la revoluci¨®n castrista, extendieron el juego por Madrid".
La edad de oro del b¨¦isbol en La Elipa se cort¨® en los ochenta, a medida que los peloteros de la base se volvieron a EE UU y el apego por este deporte se diluy¨® entre los j¨®venes. Pasaron los tiempos en que la televisi¨®n retransmit¨ªa encuentros y el b¨¦isbol robaba vocaciones al f¨²tbol en zonas obreras de Madrid como La Elipa, Vallecas o San Blas.
Los pocos que a¨²n calzan botas de tacos y visera son dominicanos y venezolanos. "Nosotros necesitamos esto, lo llevamos en la sangre", dice el venezolano Daniel Marrero, de 31 a?os, jugador de Los Caimanes. Quiz¨¢ est¨¦ ah¨ª la soluci¨®n al final del b¨¦isbol en La Elipa. Roger Le¨®n, de 26 a?os, lanzador de Los Caimanes, se?ala con vehemencia la salida del t¨²nel: "S¨®lo hace falta que haya facilidades para jugar. Somos miles de venezolanos, cubanos, dominicanos. Esto se llenar¨ªa cada fin de semana, y en cinco a?os, cr¨¦ame, saldr¨ªan de la cantera fen¨®menos que jugar¨ªan en Estados Unidos".
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