Vueltas al pasado
Pienso que no podemos negar que nos hemos ido transformando en un Estado en el que el derecho a la igualdad, el rechazo a cualquier forma de discriminaci¨®n, la reinserci¨®n de los delincuentes o la reinserci¨®n de menores que hayan cometido delitos, han ido avanzando. La mujer, que hist¨®rica y culturalmente ha sido tutelada por el hombre, ocupa un espacio que hace 30 a?os era impensable. Ha sido necesario no s¨®lo que la Constituci¨®n declare y proh¨ªba la discriminaci¨®n por raz¨®n de sexo, sino que adem¨¢s desarrolle leyes que la hagan posible. Leyes de igualdad en todos los ¨¢mbitos. Desde el pol¨ªtico para que se superara lo que se ha dado en llamar techo de cristal, hasta en el penal como tambi¨¦n todo un desembarco de leyes estatales y auton¨®micas, en las que Andaluc¨ªa ha sido un ejemplo. Se trataba de evitar que, a pretexto de la declaraci¨®n program¨¢tica constitucional, se mantuviera el sistema tutelado anterior. Aparecieron voces que, dando por supuesto la realidad program¨¢tica, se negaban a estas leyes de igualdad o que consideraban que las leyes de protecci¨®n penal, en cuanto a la violencia de g¨¦nero, no eran necesarias. Estaba dicho. Olvidaban el machismo como elemento desencadenante e ignoraban que en las empresas, en la pol¨ªtica y en cualquier ¨¢mbito de la sociedad -polic¨ªa, ej¨¦rcito, aviaci¨®n o incluso en las hermandades sevillanas- todo era cosa de hombres.
La situaci¨®n ha cambiado. Las voces empiezan a ser m¨¢s menos escuchadas. La igualdad es m¨¢s real. La nostalgia del pasado, disfrazada de razones, empieza a formar parte de la historia. No se trataban de seudoprogresismos. Se trataba y se trata de avances sociales reales. La mujer ten¨ªa y tiene derecho a ser igual.
Pues bien, otro tanto est¨¢ ocurriendo en el tratamiento de las penas a los delincuentes y su valoraci¨®n. M¨¢s de lo mismo en el tratamiento de los menores, en los intentos de rebajar la edad penal o en el cumplimiento de las penas que les son impuestas en centros penitenciarios de adultos cuando alcanzan la mayor¨ªa de edad. El reciente aniversario del asesinato de Marta del Castillo o la actuaci¨®n de un tal y depravado Rafita, autor de asesinato de Sandra Palo y sus tratamientos medi¨¢ticos por algunas cadenas de televisi¨®n, han dado lugar a que se quiera plantear el debate sobre la cadena perpetua, la reinserci¨®n, la disminuci¨®n de la edad penal o el cumplimiento de las penas por menores.
Con estos debates se intenta decir que si la edad penal se rebajara; si las penas s¨®lo se dictaran para dar ejemplo y pasara a un segundo plano la reinserci¨®n tendr¨ªamos una sociedad m¨¢s segura. Tendr¨ªamos menos rafitas, menos asesinatos y menos violaciones de menores. Es una mirada falsa y con af¨¢n de instrumentalizaci¨®n. Falsa por cuanto las leyes nacen y se dan con vocaci¨®n de generalidad. No regulan ni puede regular casos aislados como si ya hubieran sucedido. Los casos aislados y la depravaci¨®n de unos delincuentes no pueden determinar ni condicionar la actuaci¨®n de la sociedad. Tampoco pueden hacer perder la perspectiva de los principios que la informan. Si esta sociedad se ha dado como valores la reinserci¨®n del delincuente y ha expulsado de su ordenamiento jur¨ªdico las penas infamantes -pena de muerte y cadena perpetua- no deben retomarse estos planteamientos de nuevo por casos singulares. No conducir¨ªan a la mejora de la sociedad. No traer¨ªan mayor seguridad. Es una sociedad que deja atr¨¢s por at¨¢vica la ley del Tali¨®n.
Pero tambi¨¦n este uso es una instrumentalizaci¨®n. Y lo es porque ignora los valores constitucionales para hacer que los ciudadanos vuelvan sus miradas hacia el Gobierno y le hagan responsable de una inseguridad y una falta de castigo a medida de los sentimientos. Esconden estas miradas que las leyes no las dicta el Gobierno. Las dicta el Parlamento en el que todos los grupos pol¨ªticos est¨¢n y en su d¨ªa votaron estas mismas leyes. Las vueltas al pasado. A la nostalgia, desandar lo ya andado en avances sociales, no traer¨ªan m¨¢s seguridad. Tampoco justicia. S¨ª, en cambio, un retroceso constitucional. Los casos singulares no pueden ser usados para legislar con car¨¢cter general y con criterios como si cualquier tiempo pasado fuera mejor. No lo fue.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.