Rebeli¨®n o apat¨ªa
No se sabe qu¨¦ es peor: que los m¨¢s de 700.000 j¨®venes espa?oles en paro se echen a la calle pidiendo trabajo o que se queden en sus casas y se sumerjan en lo que los expertos llaman "el efecto des¨¢nimo".
S¨ª. No se sabe qu¨¦ ser¨ªa peor: la rebeli¨®n o la apat¨ªa.
Los motivos para una revuelta los acaba de servir la Encuesta de Poblaci¨®n Activa (EPA): el 39% de los j¨®venes menores de 25 a?os est¨¢ en paro. Un porcentaje que Eurostat elevaba a primeros de a?o al 43,8%, el m¨¢s alto de la Uni¨®n Europea.
De los 1,2 millones de espa?oles que engordaron las listas del desempleo el a?o pasado, una tercera parte corresponde al grupo comprendido entre los 16 y los 25 a?os. Hace un a?o, eran uno de cada cinco parados. Hoy, uno de cada tres.
Son la carne de ca?¨®n del sistema. Un sistema fracasado.
A pesar de ser la generaci¨®n mejor preparada de la historia, el sistema les reserva un puesto en la precariedad y la provisionalidad. Regresemos a los datos: los contratos temporales reinan entre los j¨®venes. Tres de cada cuatro chavales entre 16 y 19 a?os tiene uno de esos contratos basura (74%). Entre el grupo de 20 a 24 a?os, la mitad (54%). Son los primeros en ir al paro: de los 1,8 millones de puestos de trabajo perdidos en los dos a?os de crisis, 1,5 eran contratos temporales.
La precariedad, adem¨¢s, "incorpora otras dimensiones que van m¨¢s all¨¢ de la alta temporalidad en el empleo", afirma el borrador de un documento que elabora el sindicato Comisiones Obreras (CCOO) sobre el paro juvenil. Es la lista de las miserias que soportan los j¨®venes que salen al mercado de trabajo: bajos salarios, infraocupaci¨®n, jornadas irregulares, abuso de los trabajadores con beca o contratos formativos... Todo ello deriva en la ausencia de expectativas profesionales que impide o retrasa la emancipaci¨®n. Tambi¨¦n se habla del riesgo de una "exclusi¨®n social". Una bomba de relojer¨ªa.
?Pueden esos centenares de miles de j¨®venes construir as¨ª su futuro? ?Pueden confiar en un sistema que les condena, en los a?os de mayor ilusi¨®n y de sue?os m¨¢s ambiciosos, a cobrar una miseria haciendo trabajos muy por debajo de su preparaci¨®n profesional?
Todo el mundo entiende que no. Todo el mundo entender¨ªa que abandonaran su actitud pasiva y ocuparan los espacios p¨²blicos exigiendo soluciones.
?Qu¨¦ piensan ellos?
He hablado con una joven andaluza llamada Mar¨ªa. Oculta sus apellidos porque: "He enviado muchos curr¨ªculos a un mont¨®n de empresas" y no desea que sus opiniones le perjudiquen.
Mar¨ªa tiene 29 a?os. Es Diplomada en Turismo desde 2003. Los ¨²ltimos a?os los ha pasado, como tantos j¨®venes, ampliando su formaci¨®n: ha hecho un m¨¢ster en Direcci¨®n Hotelera, ha estudiado ingl¨¦s en Inglaterra, ha hecho pr¨¢cticas en hoteles de aqu¨ª y de all¨¢. Busc¨® trabajo y no lo encontr¨® en el sector para que el se hab¨ªa preparado tan exhaustivamente. Acept¨® uno como administrativa que le dur¨® tres a?os. Luego, la calle. En esas condiciones, cuando lo l¨®gico ser¨ªa pensar en una vida en pareja, en una familia, Mar¨ªa ni se lo plantea. Su ¨²nica opci¨®n es seguir estudiando. Coger¨¢ las maletas y se largar¨¢ de nuevo al extranjero. Har¨¢ otro m¨¢ster o perfeccionar¨¢ su franc¨¦s. La industria hotelera andaluza habr¨¢ perdido a una joven bien preparada y en la flor de su vida profesional.
Y eso que estar¨ªa dispuesta a quedarse y aceptar un trabajo mal pagado: "Nos ofrecen los trabajos peor cualificados y peor remunerados, por debajo de los 800 euros. Se aprovechan de nuestra desesperada situaci¨®n, pero les seguimos diciendo que s¨ª".
?Triste, verdad? Tan triste como ver que la inmensa mayor¨ªa de j¨®venes en paro se hunde en "el efecto des¨¢nimo". Hasta que, a la vista de c¨®mo afrontan el problema sus mayores, alguien los saque de su letargo y se rebelen. Que ser¨ªa lo mejor.
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