El calentamiento existe
No siempre, y no todos los cient¨ªficos proceden con el debido rigor a la hora de obtener o procesar datos experimentales. Ni tampoco los modelos o teor¨ªas cient¨ªficas que son consideradas correctas suelen estar libres de carencias a la hora de explicar este o aquel dato concreto; se perfeccionan a lo largo de un proceso en el que normalmente participa mucha gente y que puede llevar mucho tiempo. La ciencia, adem¨¢s, posee instrumentos que permiten desmontar fraudes o equivocaciones con notable eficacia.
La reciente controversia a prop¨®sito de los mensajes intercambiados entre cient¨ªficos del clima en la Universidad de East Anglia, en el Reino Unido, o de las incorrectas afirmaciones del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Clim¨¢tico (IPCC) acerca de los glaciares del Himalaya, son una desgraciada combinaci¨®n de ambos fen¨®menos.
Ahora bien, las repercusiones de hechos como los descritos es distinta seg¨²n el campo de que se trate. La existencia del bos¨®n de Higgs es una cuesti¨®n vital para una minor¨ªa de cient¨ªficos pero no tiene repercusi¨®n alguna sobre la vida de los ciudadanos ni sobre la prosperidad de las naciones. Sin embargo, el Cambio Clim¨¢tico es algo que puede suponer, de grado o por fuerza, modificaciones profundas en el modo de vida y la econom¨ªa del planeta; o, dicho de otra forma, afecta a los intereses de muchas personas y corporaciones. De ah¨ª que una discusi¨®n sobre la aparente mala fe en el an¨¢lisis de los datos o las predicciones err¨®neas de unos pocos cient¨ªficos del clima derive en la puesta en cuesti¨®n de lo que se considera, de forma casi un¨¢nime, la evidencia de la interferencia humana con el clima en las ¨²ltimas d¨¦cadas, debida sobre todo a las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la utilizaci¨®n de los combustibles s¨®lidos como fuente de energ¨ªa.
Pero la evidencia es s¨®lida, se basa en multitud de datos contrastados y resiste perfectamente a los manejos poco escrupulosos de unos pocos. Quien examine el gr¨¢fico de la concentraci¨®n de CO2 en la atm¨®sfera terrestre en el ¨²ltimo medio mill¨®n de a?os se dar¨¢ cuenta de que en unas pocas d¨¦cadas se ha superado de lejos el m¨¢ximo hist¨®rico registrado a lo largo de ese periodo de cientos de miles de a?os. Y si se pone en correlaci¨®n ese gr¨¢fico con el de las fluctuaciones de temperatura media planetaria, quedan pocas dudas de que algo importante, que s¨®lo puede ser la utilizaci¨®n intensiva de petr¨®leo y carb¨®n en el ¨²ltimo siglo, est¨¢ ocurriendo.
Las predicciones sobre el tiempo en que se alcanzar¨¢ tal o cual temperatura, o en que se derretir¨¢ tal o cual masa de hielo, o en las inundaciones o sequ¨ªas en tal o cual regi¨®n, son discutibles y est¨¢n sujetas a la incertidumbre propia de un sistema tan complejo como el clima. Y se equivocan quienes insisten sobre predicciones concretas a 50 o 100 a?os vista, seguramente para enfatizar los peligros potenciales del cambio clim¨¢tico, porque no es probable que sean precisas. Pero que, de seguir con nuestros h¨¢bitos de consumo de energ¨ªa, perturbaremos gravemente el balance energ¨¦tico sobre la superficie terrestre y, por tanto, el clima, es una afirmaci¨®n sobre la que quedan ya pocas dudas.
Cayetano L¨®pez es director general del Centro de Investigaciones Energ¨¦ticas, Medioambientales y Tecnol¨®gicas, CIEMAT.
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