La ara?a y su tela
Manuel Castells conserva intacta su fe en las posibilidades emancipatorias de Internet. En su nuevo libro analiza las relaciones de poder y la crisis de la democracia en la sociedad-red
Son escasos los soci¨®logos espa?oles que han conseguido acceder a la cumbre de la ¨¦lite acad¨¦mica internacional, y Juan Jos¨¦ Linz es el decano de todos ellos. Pero en la generaci¨®n siguiente destaca Manuel Castells (Hell¨ªn, 1942): quiz¨¢s el cient¨ªfico social hispanohablante (aunque escriba sus libros en ingl¨¦s) m¨¢s citado de la ¨²ltima d¨¦cada. Pr¨®fugo de la dictadura, aprendi¨® sociolog¨ªa con Alain Touraine en La Sorbona, tomando parte activa en la revuelta de Mayo del 68. Enseguida se convirti¨® en una figura del gauchismo parisiense de los setenta, especializado en sociolog¨ªa urbana. Y como a tantos izquierdistas de su generaci¨®n, la ca¨ªda del marxismo le condujo a convertirse no al neoliberalismo pero s¨ª al determinismo de la high tech: las nuevas tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y comunicaci¨®n, hoy llamadas TIC.
Comunicaci¨®n y poder
Comunicaci¨®n y poder
Manuel Castells
Traducci¨®n de Mar¨ªa Hern¨¢ndez
Alianza. Madrid, 2009
679 p¨¢ginas. 30 euros
Poderes y contrapoderes se enfrentan en la com¨²n arena de juego que son las redes virtuales y medi¨¢ticas
As¨ª fue como, tras recalar en La Moncloa como asesor del presidente Gonz¨¢lez, acab¨® en la Universidad de California, donde compuso su c¨¦lebre trilog¨ªa sobre la Era de la Informaci¨®n, cuyo primer volumen, La sociedad-red (Alianza, 1997) habr¨ªa de granjearle fama internacional tras ser ensalzado por autoridades como Giddens. All¨ª propon¨ªa un nuevo modelo de sociedad posindustrial, estructurada no por las relaciones jer¨¢rquicas de clase sino por la conexi¨®n m¨²ltiple a redes interactivas, cuyo paradigma es Internet. Y aquella ciberutop¨ªa de esp¨ªritu entre ¨¢crata y tecn¨®crata, cuyos gur¨²s eran los grandes patrones del capitalismo digital (los nuevos Edison, como Steve Jobs y Bill Gates), encandil¨® a multitud de profesionales urbanos. Eran los tiempos de la fiebre del oro especulativo que domin¨® la presidencia de Clinton, con el auge burs¨¢til de las empresas punto.com.
Pero nada m¨¢s producirse el cambio de siglo, la burbuja tecnol¨®gica estall¨®, refutando el mito digital de la nueva econom¨ªa de la informaci¨®n. Entonces se produjo el 11-S, cuando otra clase de redes sociales, esta vez fan¨¢ticas y asesinas, derrib¨® tambi¨¦n el mito de la invulnerabilidad occidental. Y enseguida lleg¨® la reacci¨®n neocon de Bush y compa?¨ªa, que con el paranoico aplauso del pueblo estadounidense emprendi¨® una criminal venganza de alta tecnolog¨ªa (una cruzada virtual, retransmitida en directo por Internet) contra los eslabones m¨¢s d¨¦biles del islam. Todo lo cual refutaba el panglosiano dise?o de la virtuosa sociedad del conocimiento. De ah¨ª que Castells se viese obligado no a rectificar pero s¨ª a redise?ar su modelo de sociedad-red, dando lugar a este nuevo libro como resultado.
Un libro cuya novedad m¨¢s importante, como reza su t¨ªtulo, es que junto a las redes de comunicaci¨®n, que contin¨²an estructurando la realidad social, aparece un nuevo factor causal: las relaciones de poder. Con ello vuelve al segundo volumen de su citada trilog¨ªa, El poder de la identidad (Alianza, 1998), donde ya aparec¨ªan tanto el poder del Estado y la llamada "pol¨ªtica informacional" como los movimientos insurgentes de resistencia y transformaci¨®n social, pues unos y otros poderes y contrapoderes se enfrentan en la com¨²n arena de juego que son las redes virtuales y medi¨¢ticas. Pero lo que en aquel texto se ventilaba en unas pocas p¨¢ginas, aqu¨ª se extiende a lo largo de 550 (el resto son ap¨¦ndices y anexos), a fin de incluir los ¨²ltimos desarrollos en materia de cognici¨®n emocional (Damasio, Lakoff) y comunicaci¨®n pol¨ªtica (Hallin y Mancini, McCombs, Thompson).
El libro comienza por un repaso de las teor¨ªas del poder, qued¨¢ndose con la que m¨¢s le conviene: la de Michael Mann y su reticular modelo EIMP (econ¨®mico, informacional, militar y pol¨ªtico). Prosigue despu¨¦s resumiendo su propio paradigma comunicativo, que desarrolla para incluir su interpretaci¨®n de la web 2.0, a la que llama "autocomunicaci¨®n de masas". Y se centra por fin en el an¨¢lisis propiamente dicho de las relaciones de poder, hoy fundadas en la dominaci¨®n medi¨¢tica (o simb¨®lica como dir¨ªa Bourdieu, a quien no cita), que hace posible una generalizaci¨®n del enga?o como arma de persuasi¨®n masiva para dar lugar a la crisis de la democracia, identificada por Putnam con el declive del capital social. Todo ello ilustrado con ejemplos como la guerra medi¨¢tica de Bush, el mot¨ªn de los m¨®viles contra Aznar el 13-M o la exitosa campa?a electoral de Obama.
Parafraseando el vocabulario marxista de su juventud, cabr¨ªa decir que en este libro Castells expone la contradicci¨®n entre las nuevas fuerzas productivas, ahora comunicacionales, y las emergentes relaciones de producci¨®n, hoy dominadas por el poder informacional. Lo cual supone reconocer que la sociedad-red es en realidad una tela de ara?a: una estructura de dominaci¨®n donde el poder de la ara?a depende de la capacidad de la red para encadenar a los dominados, as¨ª como de la habilidad de ¨¦stos para desencadenar su resistencia. De ah¨ª que se plantee como siempre la misma pregunta sin respuesta: ?qui¨¦n puede m¨¢s, la tela o la ara?a? Para ser fiel a s¨ª mismo, Castells apuesta por la red, conservando intacta su fe en las posibilidades emancipatorias de Internet. Pero esto se contradice con su realista retrato de la pol¨ªtica informacional como enga?o masivo, lo que hace sospechar que el destino de Internet es servir de virtual opio del pueblo como nuevo panem et circenses devaluador del capital social. O sea que al final, por mucho que la red reprograme la tela, la ara?a siempre gana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.