Mariss Jansons o la forja de un mito de la batuta
Llega a Espa?a, al frente del Concertgebouw, una de las grandes leyendas de la direcci¨®n musical
Las dos orquestas de las que es titular, la del Concertgebouw de Amsterdam y la de la Radio de Baviera, figuran en el top ten del panorama sinf¨®nico mundial, seg¨²n la prestigiosa lista anual de la revista Gramophone. Y Simon Rattle no ha dudado en calificarle como el n¨²mero uno: un juicio que no conviene infravalorar cuando quien lo pronuncia es el responsable de la Filarm¨®nica de Berl¨ªn. Mariss Jansons (Riga, Letonia, 1943) inicia esta noche en Murcia una gira al frente de la formaci¨®n holandesa que en los pr¨®ximos d¨ªas le llevar¨¢ a Valencia (8 de febrero), Madrid (9 y 10) y Zaragoza (12) con un doble programa que incluye el Concierto para viol¨ªn de Sibelius (con Janine Jansen como solista), la Cuarta de Brahms, la Segunda de Rachmaninov y la Tercera de Mahler. De esta ¨²ltima obra, en la que intervendr¨¢n la Escolan¨ªa del Sagrado Coraz¨®n de Rosales y el Orfe¨®n Donostiarra, se ofrecer¨¢ una ¨²nica audici¨®n en Madrid.
Simon Rattle no ha dudado en calificarle como el n¨²mero uno
En abril de 1996 se desplom¨® en el podio a causa de un infarto
Su vibrante manera de dirigir recuerda mucho a la de Karajan
Desde que, a mitad de los setenta, Jansons irrumpi¨® en el panorama concert¨ªstico europeo su figura art¨ªstica no ha dejado de crecer. Formado en el conservatorio de San Petersburgo, entonces Leningrado, su fulminante ascensi¨®n estuvo marcada por la pol¨ªtica de bloques que a la saz¨®n divid¨ªa Europa. En 1971 obtuvo el segundo premio en el concurso Karajan de Berl¨ªn y Der Gott le llam¨® para que fuera su asistente en la filarm¨®nica, pero las autoridades sovi¨¦ticas le ten¨ªan reservado otro destino: ser director asociado de la Filarm¨®nica de Leningrado, cuya titularidad estaba en manos del incombustible Evgeni Mravinski (la mantuvo hasta su muerte, en el a?o 1988).
Pero en 1979 Jansons fue nombrado responsable de la Filarm¨®nica de Oslo y ah¨ª empez¨® su gran carrera internacional. Los viajes en coche del director de San Petersburgo a la capital noruega podr¨ªan formar parte del gui¨®n de la pel¨ªcula Good bye Lenin: iba cargado hasta los topes de v¨ªveres para poder subsistir all¨¢ donde los rublos dejaban de estar vigentes.
El mito Jansons es sin embargo de fecha m¨¢s reciente. En abril de 1996 se hallaba dirigiendo en Oslo los ¨²ltimos compases de La boh¨¨me cuando se desplom¨® en el podio a causa de un infarto. Vivi¨® para contarlo y su relato es estremecedor: la euforia de la m¨²sica, el fuerte dolor en el brazo izquierdo, luego la oscuridad. Los m¨²sicos que le asistieron dijeron que segu¨ªa dirigiendo con los dedos cuando ya no reaccionaba a ning¨²n est¨ªmulo. Se daba adem¨¢s la dram¨¢tica circunstancia de que su padre hab¨ªa muerto empu?ando la batuta.
El desfibrilador que el director let¨®n lleva implantado desde entonces le ha permitido proseguir su intens¨ªsima tarea, dedicada con especial devoci¨®n al repertorio posrom¨¢ntico centroeuropeo y ruso. Su vibrante manera de dirigir recuerda mucho a la de Karajan: la amplia apertura de brazos para desplegar los arcos, el gesto seco de la mu?eca de abajo arriba para impulsar el ataque, la posici¨®n avanzada del cuerpo, el arrobo de la expresi¨®n facial. A veces deja los brazos inertes, como si dimitiera de la conducci¨®n. En realidad ha esperado a que el sonido fluyera libremente durante unos momentos para volver a embridar con explosiva energ¨ªa unos compases m¨¢s all¨¢. Las clasificaciones son siempre comprometidas, y muchas veces absurdas, pero no hay duda de que Jansons est¨¢ hoy en la c¨²pula de la direcci¨®n orquestal contempor¨¢nea.
Babelia
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