Medio mill¨®n de europeas, en riesgo de ablaci¨®n
Khady Koita viste de colores, es alta y envuelve su valent¨ªa en un car¨¢cter amable y sonriente. Esta senegalesa ha hecho bandera de su tortura -sufri¨® la ablaci¨®n cuando ten¨ªa siete a?os- y ahora preside la Red Europea de Lucha contra la Mutilaci¨®n Genital Femenina, que trabaja para prevenir y erradicar un drama con el que conviven unos 150 millones de ni?as y mujeres y al que se suman tres millones m¨¢s cada a?o. Koita pudo emigrar a Europa y ahora reside en Bruselas. Tiene el Premio a la Tolerancia 2007 por su lucha contra la ablaci¨®n y ha estado esta semana en C¨¢diz en el Foro Europeo de Mujeres Pek¨ªn+15. Coincidiendo con el d¨ªa internacional contra la ablaci¨®n, que se celebra hoy, aprovecha para recordar a los gobiernos que ¨¦ste es un asunto que Europa debe tomar en cuenta. "Tenemos a muchos voluntarios parados, que no pueden avanzar porque no hay recursos econ¨®micos".
La mutilaci¨®n genital femenina era pr¨¢cticamente desconocida en Europa hasta hace una d¨¦cada. "La mentalidad est¨¢ cambiando, pero a¨²n hay muchas personas que no saben nada sobre la ablaci¨®n y que miran a las mujeres africanas como si fueran b¨¢rbaras". La red que preside Koita se dedica a explicar, tanto en Europa como en ?frica, los da?os que supone para la salud de las mujeres y ni?as una pr¨¢ctica que muchos fundamentan, de forma err¨®nea, en la religi¨®n. "Muchas de las culturas que la practican creen que es parte de la religi¨®n, pero no es as¨ª. Ahora sabemos que es un rito que proviene del Egipto de los faraones", asegura Koita.
Tambi¨¦n en Europa, 500.000 personas la han sufrido o est¨¢n en riesgo de padecerla, afirma la activista. La llegada de inmigrantes de origen africano ha aumentado estas cifras. "Antes aqu¨ª se cerraban los ojos y se hac¨ªan estas pr¨¢cticas; ahora, muchos inmigrantes lo hacen cuando vuelven a sus pa¨ªses de vacaciones".
El trabajo de la red para evitar un rito que acaba con la "integridad y dignidad de las ni?as", funciona m¨¢s con el convencimiento que con la prohibici¨®n. "La ley es muy buena tenerla y ayuda a las ONG, pero la ley sin prevenci¨®n no es nada", dice Koita.
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