4.000 afectados por el amianto siguen sin recibir el apoyo prometido
La Generalitat dijo en 2007 que vigilar¨ªa a todos los trabajadores del mineral
Unas 6.000 personas corren el riesgo de sufrir enfermedades por haber trabajado en el pasado con amianto en Catalu?a. Este dato lo lanz¨® en 2007 la Generalitat, que prometi¨® crear un registro de potenciales v¨ªctimas, hacer un seguimiento de su salud y atenderlas lo m¨¢s r¨¢pido posible si desarrollan alguna de las graves secuelas asociadas al amianto (tumores, problemas respiratorios, etc¨¦tera).
Tres a?os despu¨¦s, s¨®lo un tercio de los 6.000 afectados forman parte de ese registro. "Lo elaboramos a partir de las empresas que han trabajado con amianto. Nos ponemos en contacto con ellas y deben facilitarnos la lista de trabajadores que pudieron intoxicarse", cuenta Josep Llu¨ªs Peray, coordinador para la creaci¨®n de la Agencia Catalana de Salud P¨²blica de Catalu?a y responsable del registro. El problema es que, a pesar de los esfuerzos que dice haber hecho la Administraci¨®n, s¨®lo el 30% de las empresas ha colaborado, pese a que se supone que est¨¢n obligadas a hacerlo. A partir de ahora, advierte Peray, la Generalitat ser¨¢ m¨¢s dura y exigir¨¢ la cooperaci¨®n de las empresas, a las que amenaza con sancionar si no lo hacen.
Para los afectados por este mineral -prohibido desde 2002 porque sus fibras, al inhalarse, se incrustan en los pulmones y tardan entre 10 y 40 a?os en causar las enfermedades- la culpa no es s¨®lo de las empresas. "La Administraci¨®n no se lo toma en serio. Si lo hiciera de verdad, los registros podr¨ªan hacerse cruzando datos estatales, entre el Ministerio de Trabajo, que sabe qu¨¦ empresas usaron amianto, y el de Sanidad, que podr¨ªa facilitar las altas de la seguridad social de quienes trabajaron all¨ª", razona Juan Carlos Pa¨²l, presidente de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Amianto.
La asociaci¨®n de v¨ªctimas de Cerdanyola y Ripollet (Vall¨¨s Occidental) coincide en esta cr¨ªtica. "Es por dinero. La Administraci¨®n sabe que si agiliza los tr¨¢mites, deber¨¢ haber indemnizaciones y ayudas. Y eso es mucho dinero", denuncian. Incluso el despacho progresista de abogados Colectiu Ronda avala la tesis. "Las administraciones no act¨²an porque no quieren. Esperan y esperan, y los afectados van muriendo", dice con dureza Miguel Arenas, abogado de esta organizaci¨®n, que representa legalmente desde la d¨¦cada de 1970 a trabajadores afectados. Asegura que ni siquiera ser¨ªa necesario coordinarse con el ministerio. "S¨®lo acudiendo al hospital Parc Taul¨ª, en Sabadell, conseguir¨ªan cientos de nombres", razona.
Peray insiste en que el sistema de comunicaci¨®n a las empresas es el m¨¢s eficaz y evita el laborioso ejercicio de quitar de los listados completos de trabajadores a aquellos que no trabajaron a pie de f¨¢brica.Cuando agoten la v¨ªa de exigir datos a las empresas, dice Peray, emprender¨¢n otras. Si el registro es la mejor opci¨®n, ?por qu¨¦ la Generalitat ha esperado tres a?os para ponerse dura con las empresas? Peray lo achaca a problemas de recursos. Su capacidad, se justifican, era limitada.
Tras la adscripci¨®n de las unidades de salud laboral (encargados del seguimiento de los pacientes y hasta ahora, cada una dependiente de diferentes estamentos) a la Agencia Catalana de Salud P¨²blica, dispondr¨¢n de m¨¢s dinero. "Y seremos m¨¢s eficaces", promete Peray. Tambi¨¦n abrir¨¢n la posibilidad, con la ayuda de los sindicatos, de que trabajadores que sepan que corren riesgo se apunten de manera individual, mientras consiguen obligar a las empresas.
Los sindicatos son bastante cr¨ªticos con el registro. Para empezar, s¨®lo recoge los casos de ex trabajadores y no los centenares de enfermos causados por inhalar el mineral en las calles o de las ropas de los trabajadores, como ocurri¨® en Cerdanyola (ver EL PA?S de ayer). Adem¨¢s, se?alan, reciben poca informaci¨®n desde la Generalitat. "Sabemos que hay alguna empresa que lo est¨¢ haciendo mejor, como Alstom. Pero otras no se han implicado", se?ala un responsable de salud laboral de CC OO.
Peray asegura que, despu¨¦s de casi tres a?os, ha llegado el momento de lanzar una ofensiva para que el registro se complete y los inscritos reciban seguimiento m¨¦dico. "Vamos a perseguir a las empresas que no han contestado. Les volveremos a advertir. Si no facilitan los datos, a lo largo de 2010 tomaremos represalias, porque est¨¢n obligadas por ley", advierte. Insiste en que las cifras son aproximadas. Pero reconoce que queda mucho por hacer. Y el problema es que el amianto es tremendamente peligroso, porque act¨²a en silencio. Una vez que se instala en los pulmones es como una espada de Damocles que pende sobre las v¨ªctimas durante lustros. "La asbestosis ha estado siempre, pero los casos de c¨¢ncer de pulm¨®n m¨¢s graves empiezan a aparecer m¨¢s ahora, despu¨¦s de 20 y 30 a?os", se?ala Arenas.
"Por eso es esencial encontrar a las posibles v¨ªctimas, aunque hayan cambiado de domicilio o de ciudad. Para que sigan un seguimiento m¨¦dico riguroso que permita actuar al menor s¨ªntoma", dice el representante de las v¨ªctimas, Pa¨²l. Tambi¨¦n, seg¨²n ¨¦l, se deber¨ªa crear un fondo estatal para compensar a los afectados. Y un registro de viviendas que contenga este material (en Catalu?a hay c¨¢lculos de sindicatos que hablan de hasta de 19.000 casos). De momento, esas ideas no est¨¢n sobre la mesa. Las asociaciones, aseguran, ya s¨®lo conf¨ªan en los tribunales. Y seg¨²n del juez, ni eso.
Una condena novedosa
Inmaculada L¨®pez no se atreve a cantar victoria. Un juzgado de Barcelona le ha dado la raz¨®n y Endesa deber¨¢ pagarle una indemnizaci¨®n de 55.068 euros porque su padre falleci¨® a causa del amianto de la central t¨¦rmica de Badalona, donde trabaj¨®. Seg¨²n CC OO, que la ha representado, la sentencia es vital, porque, por primera vez, no condena a un productor de amianto, m¨¢s com¨²n, sino a Endesa, que lo usaba en su maquinaria. Inmaculada sigue sin querer celebrarlo. Sabe que Endesa recurrir¨¢. Aun as¨ª, no se rinde. "Mi padre al principio no quer¨ªa denunciar. Dec¨ªa que se lo deb¨ªa todo a esa central" recuerda. Cuando ya estaba muy enfermo, dice, se dio cuenta de que lo que le deb¨ªa era la muerte.
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