Especulaci¨®n, s¨ª; conspiraci¨®n, no
Mientras la vicepresidenta econ¨®mica desembarcaba ayer en la redacci¨®n del Financial Times para tratar de ganarse el favor de sus l¨ªderes de opini¨®n, el blog m¨¢s destacado de la publicaci¨®n brit¨¢nica llamaba al Gobierno espa?ol, y m¨¢s concretamente al ministro de Fomento, "paranoico". El blog Alphaville se hac¨ªa eco de las declaraciones de Blanco a la Cadena SER de ayer por la ma?ana, en que denunciaba una especie de conspiraci¨®n internacional contra el euro, al que atacaban por los flancos m¨¢s d¨¦biles.
"Nada de lo que est¨¢ ocurriendo en el mundo, incluidos los editoriales de peri¨®dicos extranjeros, es casual o inocente", dijo Blanco, seg¨²n el cual ese "ataque al euro" es fruto de "maniobras un tanto turbias" por parte de los "especuladores financieros", los mismos que "originaron la crisis" que, "ahora que estamos saliendo de la crisis, no quieren que se regulen los mercados para as¨ª poder volver a hacer de las suyas".
Quiz¨¢ Blanco lo expusiese con m¨¢s crudeza (o con m¨¢s torpeza) que otros miembros del Gobierno, pero son varios los ministros que comparten esa idea y -en cierto grado- el propio presidente la abona.
Que hay especulaci¨®n es un hecho, y eso es inherente a los mercados financieros. Los datos de contratos de opciones y futuros del mercado de Chicago muestran que las apuestas contra el euro han alcanzado niveles r¨¦cord. Pero frente a esa realidad, hay dos posibles respuestas.
Una es la que abraza Blanco, la teor¨ªa de la conspiraci¨®n. Algunos subrayan en privado incluso el hecho de que el ex presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, sea consejero de News Corporation, el conglomerado de Rupert Murdoch que edita The Wall Street Journal, la publicaci¨®n econ¨®mica de mayor tirada. Por m¨¢s que ese medio y muchos otros, Financial Times incluido, cometan en ocasiones errores de bulto que puedan perjudicar a un pa¨ªs (que se lo digan a Grecia, con el reciente episodio sobre las supuestas negociaciones para colocar deuda p¨²blica al Gobierno chino), ese camino es err¨®neo. Resulta casi rid¨ªculo tratar de ver una conjura mundial de los inversores, los economistas (Krugman, tan querido por el Gobierno, incluido) y los peri¨®dicos para tumbar el euro atacando a Espa?a. Incluso aunque los mercados est¨¦n equivocados, esa forma de negaci¨®n de la realidad no hace m¨¢s que restar credibilidad.
La otra forma de combatir es la que protagoniz¨® ayer el secretario de Estado de econom¨ªa, Jos¨¦ Manuel Campa. Quienes le escucharon aseguran que estuvo brillante, se expres¨® en perfecto ingl¨¦s, reconoci¨® las debilidades de la econom¨ªa espa?ola y prometi¨® remedio a los problemas. Expuso cifras, datos, argumentos y comparaciones. Nadie le oy¨® hablar de conspiraci¨®n. Le preguntaron por los mercados, s¨ª, pero su respuesta fue m¨¢s suave y, a la vez, m¨¢s inteligente. Los mercados con frecuencia reaccionan con exageraci¨®n en el corto plazo, pero a medio y largo plazo reencuentran el equilibrio, argument¨®. La deuda espa?ola no va a seguir siendo castigada con dureza si se generaliza la impresi¨®n de que no hay motivo para ello. Pero para lograrlo de poco sirve denunciar conspiraciones. Valen m¨¢s los hechos y los argumentos.
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