"Un infierno de llamas y calor"
"Era un infierno de llamas y calor. Me estaba asfixiando y baj¨¦ a la primera planta, cuando sent¨ª los gemidos de dolor de los ancianos que se estaban quemando. Volv¨ª pero no se ve¨ªa absolutamente nada". Salvador Fern¨¢ndez sinti¨® rabia e impotencia cuando la noche del pasado lunes acudi¨® al rescate de los seis ancianos que fallecieron por el incendio en la residencia privada Aurora de Sevilla. S¨®lo pudo trasladar a un hombre impedido antes de que los agentes y los bomberos intentaran controlar el caos desatado de humo y llamas.
Fern¨¢ndez observ¨® alarmado desde la calle las primeras llamas y llam¨® de inmediato a la puerta del asilo. Tan pronto entr¨® en el edificio se dirigi¨® hacia la segunda planta, donde se hab¨ªa originado el incendio, pero al finalizar las escaleras el humo le fren¨® en seco. "Me asfixiaba y no ve¨ªa nada. Decid¨ª volver a la primera planta sin humos", relataba ayer.
"Me asfixiaba y no ve¨ªa nada. Decid¨ª volver a la primera planta sin humos"
Cuando bajaba por las escaleras oy¨® los gritos de los ancianos mientras inhalaban el humo que lo inundaba todo, y decidi¨® subir de nuevo para volverlo a intentar. Pero el humo se hab¨ªa extendido a¨²n m¨¢s y la visibilidad era nula. Fern¨¢ndez desisti¨® y regres¨® a la primera planta, donde socorri¨® a un anciano que estaba postrado en una cama, mientras que su mujer pudo abandonar la planta por s¨ª misma. En ese momento en el que Fern¨¢ndez trasladaba al anciano, llegaron los primeros agentes de la polic¨ªa local e instantes despu¨¦s los bomberos. "El anciano se despert¨® pero no dec¨ªa nada. S¨®lo abri¨® los ojos con cara de espanto".
El testigo directo del incendio hab¨ªa dejado en la calle un taxi que estaba a punto de coger en la puerta del asilo, cuando presenci¨® la escena de las primeras llamas y entr¨® sin dudarlo. "Empec¨¦ a oler a quemado y a o¨ªr crujidos. Vi una ventana ardiendo y una vez que entr¨¦, cog¨ª con la enfermera un trapo mojado para subir al infierno de calor", explicaba. Al entrar en el asilo se encontr¨® una enfermera de unos 20 a?os presa de un ataque de nervios y otra de unos 30 a?os sentada en una oficina, probablemente intentando avisar por tel¨¦fono a los servicios de emergencia.
Fern¨¢ndez calcula que desde que entr¨® en el edificio en llamas hasta que los bomberos culminaron las operaciones de rescate de las v¨ªctimas, pudieron pasar unos diez minutos. Tras el rescate y entre varias ambulancias, Fern¨¢ndez descubri¨® que su madre pens¨® que hab¨ªa fallecido en el incendio. "Cuando acab¨® todo sent¨ª una soledad y una desolaci¨®n terribles. Me sent¨ª muy solo", concluy¨®.
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