Le Cl¨¦zio, en busca de otros mundos
Un volumen de relatos protagonizados por ni?os muestra la condici¨®n del Nobel franc¨¦s como aventurero de la literatura. Se trata de su libro m¨¢s vendido desde su publicaci¨®n en 1978 y se edita por primera vez en Espa?a
Cuando en 1963 se publica en Francia El atestado, nadie hubiera podido imaginar el rumbo que tomar¨ªa la carrera literaria de Jean-Marie Gustave Le Cl¨¦zio. Sus tres primeras novelas estaban en la onda del experimentalismo iniciado por los representantes de la "escuela de la mirada" y Le Cl¨¦zio aparec¨ªa como un ep¨ªgono de aquel grupo, con especial referencia a Michel Butor. Sin embargo, tras El diluvio (primera novela suya publicada en Espa?a, de la mano de Carlos Barral) y La fiebre cambi¨® la direcci¨®n del viento. Hasta entonces su escritura estaba ce?ida al mundo urbano-tecnol¨®gico y su peso sobre el hombre contempor¨¢neo. La objetivizaci¨®n del punto de vista practicado por aquel grupo parec¨ªa un aliado perfecto para expresar esa sociedad, que Le Cl¨¦zio detestaba, con la ayuda de elementos a?adidos a la escritura, desde la tipograf¨ªa hasta la fragmentaci¨®n (que, por cierto, hoy se presenta en Espa?a como de la gran invenci¨®n del momento) e, incluso, la utilizaci¨®n del collage, otra t¨¦cnica bien experimentada ya en las vanguardias de comienzos del siglo XX.
J.-M. G. Le Cl¨¦zio Mondo y otras historias
Mondo y otras historias
J.-M. G. Le Cl¨¦zio
Traducci¨®n de Vera Waksman
Tusquets. Barcelona, 2010
302 p¨¢ginas. 18 euros
La direcci¨®n del viento cambi¨® para Le Cl¨¦zio en 1969, cuando decide huir de esa civilizaci¨®n en busca de horizontes m¨¢s puros. La veleta que marca el nuevo rumbo es El libro de las huidas. Nuestro autor se convierte en un errabundo que viaja de un continente a otro en busca de otros espacios y otras formas de vida, lo que le llevar¨¢ por un camino que podr¨ªamos definir como inici¨¢tico hacia una b¨²squeda de sabidur¨ªa c¨®smica, un encuentro del hombre con su exterioridad a trav¨¦s de la Naturaleza que lo devuelva a s¨ª mismo, a su esencia. En cierto modo, una especie de misticismo pante¨ªsta que puede incluso llevarle a planteamientos cercanos a la utop¨ªa. Todo ello, sin concesiones a la simpleza que amenaza a menudo a estos planteamientos: las fuerzas de la Naturaleza con las que trata son hermosas, vitales, pero tambi¨¦n terribles.
Mondo y otras historias re¨²ne una serie de relatos que tienen por com¨²n denominador el que sus protagonistas sean ni?os. Los ni?os, como los animales o las tormentas, pertenecen simb¨®licamente a la Naturaleza en la medida que est¨¢n apenas contaminados por el proceso de civilizaci¨®n. Los de estos cuentos pertenecen a su vez a espacios abiertos o ciudades de otro tiempo. Los lugares donde transcurren las historias son abiertos y elementales, descarnados, con preferencia por el desierto, que es una constante en su obra. De hecho, Le Cl¨¦zio es mauriciano y aunque criado en buena parte en Francia, el relato El africano, donde habla de su padre y su vivencia africana, deja bien a las claras el origen de sus preferencias por el paisaje selv¨¢tico, des¨¦rtico o de la sabana.
Aunque no vienen fechados, deduzco que todos los cuentos son posteriores a la aparici¨®n de uno de ellos, 'Lullaby', de 1970. De hecho, la comparaci¨®n entre ¨¦ste y 'Mondo' da la t¨®nica del volumen, irregular, pero que contiene al menos tres relatos magistrales. Digo irregular porque el riesgo que corre permanentemente el autor con estos textos es el de idealizar el mundo de los ni?os. En 'Mondo', por ejemplo, el ni?o que aparece como por arte de magia en un poblado vive en la calle y es un dechado de pureza, resulta finalmente tan candoroso como cargado de buenas intenciones el autor. En cambio, Lullaby, Alia o Peque?a Cruz son personajes mucho m¨¢s interesantes. De hecho, Le Cl¨¦zio los utiliza para saltar del mundo real al mundo imaginario, y esta doble visi¨®n a veces puede resultar un tanto forzada. Cuando el personaje soporta el salto, el relato brilla a gran altura, como es el caso del espl¨¦ndido 'Lullaby' o de la historia de Daniel Simbad, cuyo acierto soberbio es el de encerrarla entre dos momentos de realidad: los de los compa?eros del colegio que se preguntar¨¢n siempre por ¨¦l, tanto al comienzo como al final, creando un contraste expresivo excelente. Este sistema de inserci¨®n de un n¨²cleo en otro lo repite en 'Hazar¨¢n', con la historia de Tr¨¦bol dentro del relato de Alia.
La presencia de la Naturaleza es constante y su descripci¨®n, tanto en la realidad como en lo imaginario y en la enso?aci¨®n, est¨¢ cargada de color, de rudeza, de austeridad y de sensualidad, de accidentes geogr¨¢ficos, colores y sensaciones que, salvo en los casos en que la idealizaci¨®n de los mundos so?ados o intuidos los dirige hacia la abstracci¨®n, muestran una presencia poderos¨ªsima. Ejemplo de poder¨ªo es el relato ¨²ltimo, 'Los pastores', una verdadera obra maestra en la que se resume lo mejor de esta segunda etapa literaria del escritor errante y viajero en busca de otros mundos, otras culturas, otros espacios de vida que oponer al modo de conocimiento obligado por la civilizaci¨®n occidental. Pero todos estos relatos tienen otro punto en com¨²n, a¨²n m¨¢s interesante: el deseo primordial del autor de captar el mundo con ese golpe de asombro con que el ni?o abre los ojos a lo que le rodea.
De resultas de su actitud, puede pensarse que Le Cl¨¦zio es un autor titubeante que acaba por no definir su campo de acci¨®n. Craso error: Le Cl¨¦zio es un buscador y un aventurero de la literatura. Su diversificaci¨®n es producto del deseo de saber, el m¨¢s poderoso est¨ªmulo de un escritor; desde la itinerancia (Viaje a Rodr¨ªguez) a lo biogr¨¢fico (La m¨²sica del hambre, El africano), desde la fascinaci¨®n por las culturas perdidas u olvidadas (Desierto) al relato ut¨®pico (Urano), Le Cl¨¦zio nunca ha dejado de ser fiel a s¨ª mismo a trav¨¦s de la diversidad.
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