La inflaci¨®n se desboca en Argentina
El Gobierno cifra el IPC de 2009 en el 7,7% pero los analistas lo triplican
"Nadie puede negar la inflaci¨®n. Es como si estuviera lloviendo y dicen: no est¨¢ lloviendo, es una nube pasajera". La frase, pronunciada esta misma semana, no procede de ning¨²n opositor al Gobierno de Cristina Kirchner, sino de su principal aliado, el todopoderoso l¨ªder sindical Hugo Moyano, que controla a unos 200.000 camioneros y aglutina a importantes bases del movimiento peronista. Era la semana de la explosi¨®n del precio de la carne (un 70% en dos meses), de la leche, de algunas verduras.
Diversas consultoras privadas ofrec¨ªan un crecimiento entre el 1,9% y el 2,3% del ¨ªndice de precios al consumo (IPC) en el mes de enero, muy por encima del 1% que pronostica el Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Censos (Indec), criticado masivamente desde hace a?os por la presunta manipulaci¨®n de las estad¨ªsticas oficiales, que recogen sistem¨¢ticamente una inflaci¨®n dos o tres veces menor a la detectada por organismos e institutos privados. La diferencia es apabullante: para el Gobierno la inflaci¨®n de 2009 fue del 7,7% mientras que para un grupo de economistas independientes super¨® el 22%.
Los sindicatos usan datos no oficiales para negociar el alza de los sueldos
"No veo un proceso inflacionario en marcha", dice el titular de Econom¨ªa
"No veo un proceso inflacionario en la Argentina. Hay un reacomodamiento de precios", consideraba mientras el Gobierno por boca del ministro de Econom¨ªa, Amado Boudou.
Moyano, alarmado por la repercusi¨®n de sus palabras, se retract¨® y afirm¨®, no sin desparpajo, que "la inflaci¨®n, como se est¨¢ controlando, no es para preocuparse, no le hace mal a nadie". Sin embargo, el diario La Naci¨®n informaba el pasado jueves de que los diferentes sindicatos gremiales del pa¨ªs pedir¨¢n alzas salariales de entre el 20% y el 25% en la negociaci¨®n colectiva que se avecina con el Ejecutivo: una cifra acorde con la inflaci¨®n real que manejan, sin excepci¨®n, la oposici¨®n y los operadores privados. Mientras tanto, la oposici¨®n, que desde diciembre es mayor¨ªa en el Congreso, se prepara esta semana para lanzar un proyecto de reforma del organismo estad¨ªstico.
Este peri¨®dico intent¨® sin ¨¦xito hablar con alg¨²n dirigente del Indec. En cambio, Agust¨ªn Rossi, presidente del bloque oficialista en el Parlamento (que hoy cuenta entre sus filas con el diputado N¨¦stor Kirchner), tuvo a bien afirmar que "defienden las cifras oficiales del Indec" por tener "una mejor base de datos" que cualquier otro instituto de medici¨®n, y responsabiliz¨® del aumento del precio de la carne a un factor estacional y a la "l¨®gica" voluntad de los productores por aprovechar las lluvias recientes para engordar su ganado y retrasar un poco su salida al mercado, en l¨ªnea con las declaraciones de la presidenta Kirchner hace unos d¨ªas.
El hecho incuestionable es que son millones las conversaciones privadas que d¨ªa tras d¨ªa abordan en Argentina el aumento de precios, al haberse normalizado la incredulidad en los datos oficiales y convertirse en un elemento m¨¢s del paisaje cotidiano la existencia de dos cifras de inflaci¨®n: la del indek (apelativo ir¨®nico que hace referencia a su presunto control por el matrimonio Kirchner) y la real. "El pueblo argentino valida ese tipo de cosas", dec¨ªa ayer el economista Jos¨¦ Luis Espert, que se atrevi¨® a pronosticar que en el futuro, "si les dejan, los Kirchner acabar¨¢n apropi¨¢ndose tambi¨¦n de los datos del Banco Central", en alusi¨®n a la reciente destituci¨®n de Mart¨ªn Redrado y su sustituci¨®n por Mercedes Marc¨® del Pont, economista m¨¢s alineada con los principios econ¨®micos del kirchnerismo. Ayer por la tarde, la Asociaci¨®n de Trabajadores del Estado (ATE), movimientos sociales y agrupaciones de izquierda realizaban su ya tradicional "abrazo simb¨®lico" ante la sede del INDEC, en pleno microcentro de Buenos Aires.
Mientras tanto, en la plaza del municipio mendocino de Maipu, en plena zona vitivin¨ªcola andina, una hoja pegada a la carta de un restaurante y escrita a mano informaba de que pod¨ªan producirse aumentos inesperados en los precios de determinados platos debido al "constante aumento" de la carne.
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