Credo nacional
Sarkozy fuerza a los prefectos a tratar un tema de la ultraderecha: la definici¨®n de "ser franc¨¦s"
El presidente de la Rep¨²blica Francesa, Nicolas Sarkozy, ha cumplido una de sus promesas electorales: no dejar en manos de la ultraderecha conceptos como el de identidad nacional. Con este prop¨®sito puso en marcha un gran debate que, sirvi¨¦ndose de las instituciones del Estado, las ha utilizado, sin embargo, en funciones diferentes a las que tienen constitucionalmente asignadas. Los poderes de los prefectos son amplios, hasta el punto de que gran parte del modelo centralista reposa sobre ellos. Pero entre esos poderes no se encuentra recibir sugerencias de los ciudadanos acerca de en qu¨¦ consiste ser franc¨¦s, como han tenido que hacer en los ¨²ltimos meses. Si Sarkozy pretend¨ªa elaborar una ley sobre la identidad nacional, para eso est¨¢ la Asamblea. Y si s¨®lo trataba de realizar una macroencuesta, mejor encarg¨¢rselo a profesionales de la demoscopia.
No es un debate meramente te¨®rico: lo prueba la ¨²ltima iniciativa de recortar los derechos de los inmigrantes sin papeles. Quien no sea franc¨¦s tampoco gozar¨¢ de los mismos derechos. Es casi seguro que la iniciativa obedece a razones electorales ante los comicios regionales previstos para el mes pr¨®ximo. ?ste es un debate con el que Sarkozy ha conseguido dividir de nuevo a los dirigentes socialistas. La ultraderecha, por su parte, ha sido consciente de que pod¨ªa perder uno de sus principales banderines de enganche en un pa¨ªs donde los ciudadanos de origen extranjero rondan el 13%. Pero en lo que Sarkozy tal vez se equivoca es en que existen asuntos que no pueden arrancarse a la ultraderecha porque, sencillamente, son consustanciales a la ultraderecha. Y el de la identidad nacional es uno de ellos. Para el resto de las fuerzas democr¨¢ticas la noci¨®n relevante es la de ciudadan¨ªa, que no se compone de sentimientos colectivos, relatos m¨ªticos ni cantos patri¨®ticos, sino de derechos y deberes fijados mediante normas elaboradas y aprobadas por el poder legislativo.
El El¨ªseo esperaba obtener de esta iniciativa un marco de valores sustantivos para definir en qu¨¦ consiste ser franc¨¦s. Es decir, dotarse de un instrumento legitimado, no por la regla de las mayor¨ªas democr¨¢ticas, sino por la estad¨ªstica, para convertir la patria de los ciudadanos libres en la naci¨®n de los valores obligatorios. No es seguro que por este camino se integre a los extranjeros. Aunque cabe el riesgo de que se convierta en malos franceses, o, peor a¨²n, en antifranceses a quienes no comulguen con el nuevo credo.
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