La oculta verdad de la verdad
Los gobiernos -sin importar su tendencia, ni su inteligencia, ni su edad- suelen atribuir el malestar ciudadano ante algunas de sus medidas pol¨ªticas no a que ¨¦stas sean err¨®neas o inoportunas, sino a que no supieron explicarlas bien.
?ste es el caso, no ya asombroso sino revolucionario, que se ha producido esta semana con la visita de la vicepresidenta Elena Salgado al Financial Times. Ha resultado as¨ª que incluso un medio tan prestigioso como ¨¦ste no hab¨ªa entendido el comportamiento del Gobierno espa?ol y, ante su incomprensi¨®n, una comitiva en la que figuraba tanto la titular como su secretario de Estado se han personado en la redacci¨®n para exponerles el aut¨¦ntico significado.
Si el 'Financial Times' cambia su editorial sobre Espa?a, ?qu¨¦ pensar de todo lo dem¨¢s?
Del secretario de Estado se ha alabado su perfecto ingl¨¦s, indispensable para exponer las cosas con la m¨¢xima claridad, y de la ministra no har¨¢ falta subrayar sus dotes y portes de maestra. As¨ª, gracias a la labia de uno y la pedagog¨ªa de su superior, el asunto ha quedado debidamente expuesto y la calificaci¨®n crediticia espa?ola ha vuelto a subir.
Durante muchos a?os, a lo largo del siglo XX y del XXI, se ha constatado la ascendente importancia de los medios de comunicaci¨®n que, seg¨²n Ignacio Ramonet en Le Monde Diplomatique, han pasado de ser el cuarto hasta el segundo poder. E incluso, en estos momentos, puede que ya ocupen el primer puesto.
Como correlato, los pol¨ªticos no deber¨ªan tomar decisi¨®n alguna ni mantener la ya emprendida si, antes, no obtienen el pertinente entendimiento de los medios unido a la esperanza de que se han sabido explicar. ?Consecuencias?
Obama convoca a representantes del partido dem¨®crata y republicano para discutir ante las c¨¢maras de televisi¨®n los puntos de su mal entendida reforma sanitaria. No es ya la C¨¢mara de Representantes frente a la que se debate y resuelve el problema, sino ante las c¨¢maras de la televisi¨®n.
Lejos de los paparazzi que corren detr¨¢s de los famosos, los personajes pol¨ªticos llaman a los plat¨®s y a las redacciones para gobernar mejor. Es decir, no ya para gobernar a su antojo, sino teniendo en cuenta el ojo comunicador.
Puede parecer un suceso espectacular, quiz¨¢s hist¨®rico, la aparatosa excursi¨®n de una cohorte ministerial espa?ola hasta la sede de una publicaci¨®n privada para salvar de una grave coyuntura, especulativa o no, a todo un pa¨ªs pero as¨ª -m¨¢s o menos- ha venido a ser.
La patol¨®gica atenci¨®n de los gobernantes al apoyo medi¨¢tico, la confusi¨®n entre el calado de sus medidas y la calidad de la comunicaci¨®n ha situado en manos de la prensa casi todo lo que son, o no son. ?C¨®mo no iban a trabajar para controlar, comprar, sobornar, presionar o intervenir en los media? Si el mismo Financial Times da un vuelco de 180 grados a su editorial tras la presencia de la comitiva espa?ola, ?qu¨¦ pensar de todo lo dem¨¢s?
"Antes estaban equivocadas algunas agencias -se dir¨¢- y ahora, gracias a la comunicaci¨®n correcta, Moody's actuar¨¢ de acuerdo con la verdad". Pero ?qu¨¦ verdad? ?La versi¨®n de la realidad que hab¨ªan obtenido de sus investigaciones y consultas o de la proped¨¦utica que vino a inculcarles la fuente gubernamental?
Si antes estaban desacertados, siendo su negocio la garant¨ªa de la verdad, ?c¨®mo saber que ahora se hallan en la verdad siendo su proceder desacertado? Un silencio se abate sobre la temible velocidad de la especulaci¨®n. Par¨¢lisis o muerte: paro salvaje o cacer¨ªa en el Financial Times.
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