Una sola voz en Kosovo
Hoy, 17 de febrero, se cumplen dos a?os de la declaraci¨®n unilateral de independencia de la antigua provincia serbia de Kosovo. Dos a?os despu¨¦s, Espa?a sigue en sus trece y se niega a reconocer esa independencia, contra el parecer de 22 Estados miembros de la Uni¨®n Europea, incluidos Alemania, Francia, Italia y Reino Unido.
La diferencia respecto a 2008 es que ahora Espa?a ostenta la presidencia semestral de la Uni¨®n, justo cuando el Tratado de Lisboa, como recordaba la baronesa Ashton en su examen ante el Parlamento Europeo, nos brinda la oportunidad de darle una voz "m¨¢s unificada".
El pasado mes de diciembre, el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, prometi¨® "neutralidad" en la cuesti¨®n de Kosovo durante la presidencia espa?ola. Se tratar¨ªa de no hacer ostentaci¨®n del reconocimiento denegado al mismo tiempo que se participa de un modo inequ¨ªvoco en las tareas de state-building de Kosovo.
Espa?a se ha significado contra la independencia de Kosovo de forma tan gratuita como in¨²til
La prometida neutralidad contrasta con la beligerancia exhibida por Espa?a desde su apoyo entusiasta a la petici¨®n de Serbia para que el Tribunal Internacional de Justicia se pronuncie sobre la conformidad de la declaraci¨®n unilateral de Kosovo con el Derecho Internacional. No contenta con este sonoro apoyo, en abril Espa?a decidi¨® dirigirse al Tribunal para secundar la posici¨®n serbia. Por si eso fuera poco, en el mes de julio Espa?a volvi¨® a la carga en una segunda ronda de opiniones, esta vez para replicar a los argumentos favorables a la secesi¨®n expuestos por Estados Unidos.
El escrito enviado en abril al Tribunal Internacional de Justicia es un s¨®lido documento de m¨¢s de 50 p¨¢ginas, redactado (o m¨¢s bien traducido) en un bello ingl¨¦s, en el que se opone con sospechosa vehemencia el principio de soberan¨ªa e integridad territorial de los Estados (en este caso, Serbia) al posible derecho de secesi¨®n unilateral de una parte de un Estado (en este caso, Kosovo).
Como documento jur¨ªdico, el escrito que firma Concepci¨®n Escobar Hern¨¢ndez es brillante; como documento pol¨ªtico, produce una cierta verg¨¹enza. Posiblemente, el Derecho Internacional no abona inequ¨ªvocamente la declaraci¨®n de independencia de Kosovo, pero hay ocasiones en que la realidad pol¨ªtica desborda los cauces del derecho vigente.
En su empe?o por ignorar la realidad pol¨ªtica, el documento no puede evitar el sesgo. Por ejemplo, silencia cuidadosamente que la propuesta final para el estatus definitivo de Kosovo de Marti Ahtisaari, enviado especial del secretario general de la ONU, no fue otra que la "independencia supervisada internacionalmente". En esta l¨ªnea de miop¨ªa pol¨ªtica, el documento se afana en recordar que en 2005 el Grupo de Contacto para la soluci¨®n del estatus de Kosovo manifest¨® que "cualquier soluci¨®n unilateral ser¨ªa inaceptable", pero se olvida de se?alar que en 2008 cinco de los seis miembros del Grupo reconocieron la independencia unilateral de Kosovo.
Sostener que el proceso sobre el estatus final de Kosovo "todav¨ªa est¨¢ abierto" indica el poco sentido de la realidad de la diplomacia espa?ola. Pero lo peor del caso es que, con sus escritos al Tribunal Internacional de Justicia, Espa?a se ha significado contra la independencia de Kosovo de una manera tan gratuita como in¨²til.
Para empezar, lo que la Asamblea General de la ONU pide al Tribunal no es una sentencia vinculante sino una opini¨®n. En segundo lugar, aunque en esta opini¨®n el Tribunal se?alara de modo tajante que la declaraci¨®n de independencia de Kosovo se opone al Derecho Internacional, sin ning¨²n resquicio para las pretensiones kosovares, eso no cambiar¨ªa los hechos consumados.
Pero ni siquiera es probable que el Tribunal se pronuncie de ese modo tajante. Lo esperable es que el Tribunal Internacional de Justicia emita una opini¨®n parecida a la sentencia que emiti¨® el Tribunal Supremo de Canad¨¢ sobre la secesi¨®n de Quebec, que satisfizo a los unos y a los otros y, sobre todo, dej¨® intacto el statu quo. En esta sentencia se estableci¨® que ni la Constituci¨®n canadiense ni el Derecho Internacional abonan el derecho a la secesi¨®n unilateral de Quebec. Ahora bien, si una mayor¨ªa clara de quebequeses respondiera afirmativamente una pregunta clara a favor de la secesi¨®n, surgir¨ªa la obligaci¨®n de negociar. ?Y si la negociaci¨®n no conduce a ning¨²n acuerdo? Aqu¨ª el Tribunal Supremo expresa un pensamiento prof¨¦tico: el ¨¦xito ¨²ltimo de una secesi¨®n no pactada depender¨ªa de su reconocimiento por parte de la comunidad internacional.
Lo que para el Tribunal Supremo canadiense vale para una futurible secesi¨®n unilateral de Quebec tambi¨¦n puede valer para la independencia de Kosovo, y acaso tambi¨¦n para otras posibles secesiones que no respondan a actos de agitprop dominguero, sino a mayor¨ªas que cumplan el criterio de la doble claridad. Afeando la posici¨®n de Espa?a, es lo que dice Estados Unidos en su escrito al Tribunal Internacional de Justicia: "Principles Of Territorial Integrity Do Not Preclude The Emergence Of New States On The Territory Of Existing States" (Los principios de la integridad territorial no excluyen la aparici¨®n de nuevos Estados en el territorio de Estados existentes).
Albert Branchadell es profesor de la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.