80 millones
Tras abrirnos paso a machetazos por el interior de una selva de palabras a la que no llegaba ni la luz del sol, nos ha parecido entender que la soluci¨®n a la crisis pasa por hacer recuento de cuanto poseemos (nuestro salario, nuestro paro, nuestra jubilaci¨®n, nuestro piso, nuestro coche, nuestra Seguridad Social, nuestros ahorros), para valorarlo a la baja. Como no es posible devaluar la moneda, ser¨¢ preciso devaluar todo lo dem¨¢s, incluida la autoestima. Donde cre¨ªamos que ten¨ªamos cien, deberemos aceptar que tenemos setenta. Quienes med¨ªan 1,80, tendr¨¢n que conformarse con 1,50. Quienes com¨ªan en restaurantes de cuarenta lo har¨¢n hasta nueva orden en tascas de diez. Y as¨ª de forma sucesiva hasta regresar al tama?o anterior, del que quiz¨¢, como de nuestro pueblo, no deber¨ªamos haber salido. Pero no todo disminuir¨¢. Si usted deb¨ªa mil m¨¢s los intereses, continuar¨¢ debiendo mil m¨¢s los intereses (deuda a la que tendr¨¢ que a?adir los intereses de los intereses). Parecer¨ªa l¨®gico que si su piso vale ahora un 20% menos que cuando lo compr¨®, la hipoteca se redujera en un porcentaje similar. Pero no intente usted introducir la l¨®gica donde impera la explotaci¨®n.
No nos enga?emos, pues. Debajo de todos esos discursos enmara?ados s¨®lo late una pregunta: ?a qui¨¦n empobrecer para recuperar nuestro tama?o verdadero? ?A qui¨¦n recortar las piernas, los salarios, las pensiones, las medicinas, la ense?anza? Se trata, como ven, y por muchas palabras que se coloquen sobre el asunto, de una decisi¨®n ideol¨®gica. En este pa¨ªs hay mucho, much¨ªsimo dinero, ya que la acumulaci¨®n de capital fue obscena durante los a?os de la burbuja. Pero est¨¢ concentrado en unas pocas manos. D¨¦jense de discursos y digan cu¨¢nto van a poner de su bolsillo, en este duro regreso a la realidad, esos se?ores que se jubilan con 80 millones de euros.
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