El trueque del siglo XXI

Necesita aprender ingl¨¦s, pero la reducci¨®n de sueldo no le permite pagar clases? No es un impedimento si es buen cocinero o posee alguna otra habilidad que ofrecer. ?Quiere ampliar los servicios de su empresa, pero carece de liquidez para contratarlos? Es irrelevante si tiene una profesi¨®n, producto o servicio que intercambiar. La necesidad agudiza el ingenio. Gur¨²s de las inversiones y la moda (Karl Lagerfeld lo mantuvo en su ¨²ltimo desfile para Chanel), restauradores, empresarios y quienes ense?an a conseguir la paz interior, todos pregonan al un¨ªsono: es necesario volver a lo b¨¢sico. Retornar a lo que somos, a lo que conocemos, a lo que naturalmente hacemos bien.

En tiempos de crisis no hay tiempo ni recursos para devaneos. Hay que ir al grano, maximizar esfuerzos y confiar. Es necesario volver a sistemas y pilares b¨¢sicos, muchas veces eclipsados por otros aparentemente m¨¢s atractivos. Tal y como explica el psic¨®logo Miquel Casas, del Instituto de Psicolog¨ªa de Barcelona, "el ser humano utiliza el mecanismo de cambio de valores y creencias para adaptarse al estr¨¦s y para aprender a vivir nuevas situaciones dif¨ªciles. En momentos como ¨¦ste, el cambio es forzado". Apuesta por desacelerar el ritmo y recuperar los valores no materiales, aquellos que en ¨¦pocas m¨¢s boyantes d¨¢bamos por supuestos. "Se tiende a disfrutar m¨¢s de las peque?as cosas; de la salud, la familia, la amistad, el apoyo o la necesidad de confianza".

Cuando la empresa de mantenimiento t¨¦cnico Robotronix Tecnolog¨ªa SLU se dio cuenta de que sus clientes necesitaban servicios que ellos no pod¨ªan ofrecer por falta de medios ten¨ªa dos opciones: cerrar o crecer. La imposibilidad de expansi¨®n, por falta de liquidez y de concesi¨®n de cr¨¦ditos de los bancos, les oblig¨® a recuperar uno de los sistemas m¨¢s antiguos: el trueque. Dieron con otra empresa especializada en creaci¨®n, dise?o y alojamiento de webs y les ofrecieron, a cambio de sus servicios, mantenimiento inform¨¢tico. El beneficio fue mutuo: una aument¨® su abanico de servicios; la otra consigui¨® un distribuidor y colaborador, adem¨¢s de obtener el soporte t¨¦cnico que precisaba. Y todo de manera gratuita.

La escasez ha desenterrado sistemas de intercambio de ¨¦pocas pasadas. Cartuchos de tinta a cambio de logotipos, traducciones por p¨¢ginas web, atenci¨®n psicol¨®gica a cambio de alquiler. Cualquier f¨®rmula es viable siempre que el intercambio se valore de manera equiparable y la confianza entre las partes sea total.

Intercambio de servicios y ocio, bancos de tiempo, iniciativas comunitarias o cooperativas son algunas de las iniciativas que proliferan entre empresas, vecinos, grupos de amigos y portales de la Red para, sin desembolsar un euro, mantener la calma y, en muchos casos, el trabajo. Seg¨²n datos de la plataforma de trueque empresarial a trav¨¦s de Internet Acambiode.com, en 2009, el n¨²mero de intercambios mediante este portal ha sido 1.831.000, un 64% m¨¢s que el a?o anterior. La inestabilidad econ¨®mica y, en especial, la falta de liquidez aumentan el inter¨¦s por este sistema, apunta Jaime Mart¨ªnez, director general de la plataforma, que cuenta con 233.700 empresas registradas.

En un d¨ªa a d¨ªa en el que se gasta menos no se tiene por qu¨¦ renunciar al crecimiento personal y laboral, el ocio o la cultura. S¨®lo se han de encontrar nuevas formas de hacerlo. Muchas apuntan a la generosidad. Los miembros de Bookcrossing (intercambio de libros) ponen a disposici¨®n sus ejemplares con el deseo de que otros los lean y la confianza de que volver¨¢n a sus due?os.

El dinero no es el ¨²nico que abre las puertas para obtener lo que necesitamos. As¨ª lo aseguran los creadores del portal Truequi.com, cuyos usuarios intercambian todo tipo de objetos. La plataforma ha pasado de 50 a 1.300 accesos diarios en el ¨²ltimo a?o, y posibilit¨® que un usuario due?o de un clip consiguiera una casa tras 14 intercambios. Los bancos de tiempo tambi¨¦n ofrecen oportunidades: intercambiar dedicaci¨®n y disponibilidad entre desconocidos obteniendo, en vez de euros, otras habilidades, o la disponibilidad del tiempo y los servicios de otros. El sistema refuerza las virtudes de cada persona.

En el terreno personal se redescubren h¨¢bitos de anta?o. Aprovechar, cultivar o compartir m¨¢s que nunca, desde la cesta de la compra hasta cualquier actividad cotidiana. El bolsillo no est¨¢ para cambios de lavadora, coche o pares de zapatos: se compra menos y se repara m¨¢s. Se impone el reciclaje, el aprovechamiento y la esencia de las cosas. As¨ª lo anuncia, entre otros, Michael Pollan, experto en alimentaci¨®n. En su libro In defense of food critica c¨®mo el exceso de Occidente ha afectado a la manera de alimentarnos; de la comida real a "sustancias comestibles" y productos cient¨ªficos. Defiende volver a la comida de verdad: m¨¢s potaje y menos precocinados; alimentos m¨¢s consistentes y econ¨®micos, con menos aditivos. Tambi¨¦n desaprueba c¨®mo comemos: deprisa, trabajando o en el coche; h¨¢bitos nocivos para nuestra salud f¨ªsica y mental. Pollan propone comer en la mesa con tiempo, como hac¨ªan nuestros padres y abuelos.

En ese camino de retorno a la esencia, habitantes de ciudades como Madrid, Barcelona o Londres se han lanzado a cultivar huertos urbanos en terrazas, peque?os parterres, patios o comunidades de vecinos, hartos de pagar sobreprecios por productos de mala calidad. Cualquier espacio al que lleguen unos rayos de sol y agua es v¨¢lido para plantar lechugas, tomates o cebollas con menos qu¨ªmicos y un mayor nivel nutritivo. Movimientos como el slow, el dowshifting o take back your time lo dejan claro; tras un periodo de prisas, excesos y recursos inagotables parece que no queda otra alternativa: es necesario volver a lo b¨¢sico, relajarse y disfrutar.