Ricky conduce un 'ferrari'
El Bar?a apabulla a un entregado Madrid y pone fin a todos los debates sobre la hegemon¨ªa en el baloncesto espa?ol
A mayor desaf¨ªo, mejor respuesta de un Barcelona antol¨®gico que se elev¨® al pedestal de la Copa ante el reconocimiento un¨¢nime al que s¨®lo pueden hacerse acreedores los equipos grandes de verdad. Aplaud¨ªan los seguidores del Baskonia, los del Bilbao, los del Valencia y, por supuesto, los del Bar?a. Ricky Rubio es un jugador sensacional, que enamora y que, adem¨¢s, conduce todo un ferrari. Frente a eso, el Real Madrid se qued¨® tirado en la cuneta, hecho trizas ya en el descanso, vencido y desenga?ado. La hegemon¨ªa es del Bar?a, que diluy¨® toda posibilidad de revivir legendarias pugnas en el baloncesto como ingenuamente, visto lo sucedido, se hab¨ªa anticipado. Todo le funcion¨® al Barcelona y mucho camino le queda por recorrer al Madrid, que sigue hundido en una competici¨®n en la que su dominio ya no lo recuerdan casi ni los viejos del lugar porque sus 22 t¨ªtulos, ahora s¨®lo uno m¨¢s que el Bar?a, son de antes de 1993, de aquella ¨²ltima final que gan¨® al Joventut cuando en sus filas todav¨ªa estaban Sabonis, Romay, Biriukov, Simpson y compa?¨ªa.
BARCELONA 80 - REAL MADRID 61
1? CUARTO 19-16
2? CUARTO - 21-9
3? CUARTO - 24-12
4? CUARTO - 16-24
La batalla t¨¢ctica inicial entre Pascual y Messina lleg¨® a resultar insufrible
Ricky peg¨® un primer aceler¨®n, se incorpor¨® un V¨¢zquez colosal y el Madrid cedi¨®
El partido ya estaba decantado en el descanso y la ventaja lleg¨® a 26 puntos
La Copa, vista la devastadora actuaci¨®n azulgrana, s¨®lo parece un pelda?o m¨¢s
Jugadores con capacidad para desbordar en el uno contra uno, para leer la defensa y entrar en la cueva en el momento preciso, surtido de tiradores de tres y una defensa impenetrable que desquicia al m¨¢s pintado. Todo eso exhibi¨® el Barcelona, que ven¨ªa de dos partidos dif¨ªciles en los que, err¨®neamente, hizo pensar que no estaba tan fino. Lo pag¨® el Madrid, que fue enred¨¢ndose en la madeja a medida que transcurr¨ªan los minutos.
La batalla t¨¢ctica inicial lleg¨® a resultar insufrible y la ¨¦pica se aparc¨® por momentos para dar paso a un intercambio de movimientos ajedrec¨ªsticos entre Ettore Messina y Xavi Pascual. Hasta 16 cambios se contaron en el primer cuarto. Que si yo juego con dos cuatros, que si te pongo a Sada cuando saques a Llull, que si te cambio de marcador a Jaric... Algunos jugadores viajaban como estrellas fugaces: un par de minutos Sada, otro tanto Grimau, ni siquiera eso Velickovic en su primer relevo... El Madrid vivi¨® de los primeros desbordes por piernas de Jaric frente a Mickeal, de los tiros libres que propici¨® la correosa defensa del Barcelona y de no mucho m¨¢s. Durante cuatro minutos s¨®lo hubo dos triples y una sucesi¨®n inacabable de tiros libres. Nadie abr¨ªa el mel¨®n. Nadie lograba ventajas a base de movimientos ofensivos. Hasta que Ricky peg¨® un primer aceler¨®n y, con la incorporaci¨®n de un V¨¢zquez colosal, empez¨® a ceder el muro madridista.
Messina puso en juego a sus torres menos altas, Velickovic y Felipe Reyes, pero sus aproximaciones al aro se estrellaban con los brazos de Lorbek y Morris. El Madrid no anotaba desde el exterior, no mov¨ªa el bal¨®n con la suficiente velocidad y sincron¨ªa de movimientos para agrietar la defensa del Barcelona.
Lavrinovic es un p¨ªvot con muy buena mano, pero no es capaz de dominar dentro cuando tiene delante a Fran V¨¢zquez, Lorbek o N'Dong. Velickovic estuvo fuera de foco, sometido por un Morris que hac¨ªa tiempo que no sacaba un repertorio tan extenso y atosigante para sus rivales. Prigioni no pudo con Ricky, a Llull le cost¨® bregar con Sada y Jaric fue apag¨¢ndose con los sucesivos marcajes de Basile, Grimau y de nuevo Mickeal, que se rehizo de su flojo inicio y se a?adi¨® a la fiesta.
El partido estaba m¨¢s que decantado ya en el descanso. El Barcelona, cada vez m¨¢s a gusto, disfrut¨® y ampli¨® su ventaja hasta los 26 puntos. El Madrid viv¨ªa la peor de sus pesadillas. Perd¨ªa balones a chorro, se dejaba hacer definitivamente abrumado por la energ¨ªa de Ricky Rubio, el tes¨®n y la contundencia de Fran V¨¢zquez, los sutiles movimientos de Lorbek dentro de la zona, la piller¨ªa de Navarro, el estupendo juego colectivo azulgrana con aportaciones puntuales de todos y cada uno de sus jugadores, incluido Trias. El triunfo de un grupo con maravillosas individualidades, pero, al fin y al cabo, en el que prevalece el equipo. El t¨®pico hecho realidad para un Barcelona que gan¨® la Liga, que derrot¨® esta temporada al Madrid en la Supercopa y para el que la Copa del Rey, vista su devastadora actuaci¨®n, no parece sino un pelda?o m¨¢s.
Pitada a los Reyes
Ante 14.814 espectadores, la mayor asistencia a un partido de la Copa de baloncesto, los Reyes de Espa?a fueron recibidos con una pitada durante la interpretaci¨®n del himno nacional antes del encuentro y algunos gritos de "fuera". Una situaci¨®n similar a la que vivieron durante la pasada final de la Copa del Rey de f¨²tbol, entre el Athletic y el Barcelona, jugada en el estadio de Mestalla, en Valencia.
Los Reyes, acompa?ados por el secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky; por el lehendakari, Patxi L¨®pez, y por los presidentes del Bar?a y el Madrid, Joan Laporta y Florentino P¨¦rez, llegaron al pabell¨®n seis minutos antes del partido entre fuertes medidas de seguridad. Los aficionados, por ejemplo, no pudieron entrar al recinto hasta una hora antes del encuentro. Cuando faltaban unos 30 minutos para que arrancara la final, se produjeron enfrentamientos verbales entre aficionados del Bilbao Basket y del Madrid, ¨¦stos con banderas espa?olas. Durante el descanso, los agentes de seguridad tuvieron que sacar de la pista a uno del Madrid que participaba en un concurso de lanzamientos y que realiz¨® gestos obscenos a la grada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.