Ellos
D¨¦jenme situarme hoy entre la ecuanimidad y la querencia. Si les soy sincero, y aqu¨ª va la querencia, vivo mejor sin Batasuna que con ella. Es una percepci¨®n que seguramente compartir¨¢n conmigo muchos ciudadanos vascos. Y hoy vivimos casi sin Batasuna, lo que nos permite valorar la diferencia. Pr¨¢cticamente diluida en su existencia p¨²blica, dada su desaparici¨®n de nuestras principales instituciones, y a causa tambi¨¦n, y de manera no menor, de la decidida acci¨®n pol¨ªtica de nuestro actual Gobierno, el silencio de Batasuna nos est¨¢ permitiendo afrontar la realidad de manera menos obsesiva, menos fan¨¢tica, y vivimos la vida cotidiana sin el sobresalto al que nos ten¨ªan acostumbrados, sin la omnipresente agon¨ªa de un discurso obligado que se alejaba de nuestras preocupaciones reales. Lecho de subsistencia del terror, adem¨¢s de ese consentimiento y apoyo de la barbarie, resultaban tambi¨¦n cansinas en ellos las palabras. Cansinas y envolventes, ya que por aversi¨®n a la sangre derramada, nos obligaban a permanecer en su registro. Hasta aqu¨ª mi querencia. Tratar¨¦ ahora de ser ecu¨¢nime.
He le¨ªdo, con harto sacrificio, todo hay que decirlo, la entrevista a Rufi Etxeberria. La izquierda abertzale -y es en nombre de ¨¦sta como habla- necesita convertirse en agente pol¨ªtico, objetivo para el que es imprescindible ser una fuerza legal Para ello no se puede esperar a que el Estado espa?ol cambie de actitud. Etxeberria es categ¨®rico a este respecto: la actitud del Estado no va a cambiar, por lo que son ellos quienes tienen que hacerlo. No voy a insistir aqu¨ª en los reconocimientos impl¨ªcitos en esta actitud. Tienen que cambiar y el cambio se articula en lo que ¨¦l define como proceso democr¨¢tico: legalizaci¨®n, configuraci¨®n de un bloque independentista, negociaci¨®n pol¨ªtica y reconocimiento y ejercicio del derecho de autodeterminaci¨®n. Un maravilloso caramelo, perfectamente alcanzable en su opini¨®n si, y s¨®lo si... Y aqu¨ª viene lo esencial.: el proceso democr¨¢tico se realizar¨¢ en ausencia de violencia. ?C¨®mo se garantiza esto? La respuesta es un sofisma. Si ¨¦sta es la decisi¨®n ¨²ltima de la izquierda abertzale, y ETA forma parte de ¨¦sta, y ETA ha dado su visto bueno a la resoluci¨®n, va de s¨ª que aceptar¨¢ sus disposiciones. Pero lo cierto es que no va de s¨ª, pese al caramelo.
No tengo ninguna duda de la buena intenci¨®n de Batasuna ni del lastre que en estos momentos le est¨¢ suponiendo ETA, pero ¨¦se es su problema, no el de la sociedad vasca. Tampoco Batasuna es nuestro problema, o no lo ser¨ªa sin su estrecha dependencia de la organizaci¨®n armada. Nuestro problema es ETA, y su desaparici¨®n no la resuelve un sofisma; s¨®lo la resuelve una declaraci¨®n unilateral de cese definitivo. De otra forma, caemos en lo de siempre. Puede que las ¨²ltimas resoluciones de Batasuna sean un intento en esa direcci¨®n. Le queda una ¨²ltima si no lo logra: desvincularse. La sociedad vasca lo aplaudir¨ªa, pese a lo cansinas que nos vayan a resultar sus monsergas.
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