Juicio a las reglas de Internet
El caso contra Google en Italia cuestiona la subida libre de contenidos por los usuarios - ?D¨®nde acaba la responsabilidad de la 'web' si se delinque?
La condena a tres ejecutivos de Google a causa de un v¨ªdeo colgado en 2006 por unos usuarios italianos en sus servidores, que mostraba una serie de abusos a un menor discapacitado, ha sido vista como una amenaza seria al modelo de negocio no s¨®lo de esa empresa, sino de cualquier proveedor de servicios interactivos en Internet. Llega, adem¨¢s, en un momento en que la empresa se ve acosada por demandas de supuesto poder monopol¨ªstico, y cuando trata de definir cu¨¢l es su modelo de negocio, que debe aplicar a pa¨ªses distintos con legislaciones diferentes. Ahora le estalla otra pol¨¦mica en las manos: ?d¨®nde empieza y termina la responsabilidad de una web que aloja contenidos, y hace negocios con ellos mediante la publicidad, si estos resultan delictivos? Otro asunto puesto sobre la mesa es la diligencia de Google a la hora de interceptar contenidos ofensivos. Igual que veta con cierta eficacia los v¨ªdeos pornogr¨¢ficos, ?no tiene forma de detectar los de actos de violencia?
El buscador agita el fantasma de la censura: tendr¨ªa que supervisar todo
El fiscal apoya que "hacer negocios no prevalezca sobre los derechos humanos"
El Gobierno y la prensa de EE UU cargan contra la sentencia italiana
Otro caso abierto es la denuncia por violar la privacidad en la red Buzz
?No hay forma de detectar la violencia igual que la pornograf¨ªa?
Seg¨²n sus cr¨ªticos, la empresa traspasa l¨ªmites para ver ad¨®nde llega
La justicia italiana pone en cuesti¨®n la pr¨¢ctica sobre la que se cimienta el negocio mismo de Google: dejar libertad a los usuarios y retirar aquel contenido que viole la ley s¨®lo a posteriori, cuando sea detectado. Ahora, con su sentencia, el juez Oscar Magi acusa a Google de controlar demasiado poco. Parad¨®jicamente, una demanda presentada la semana pasada en los juzgados de California acusa a la compa?¨ªa de lo contrario, de controlar demasiada informaci¨®n, por el accidentado lanzamiento de su red social Google Buzz, a trav¨¦s de la que se difundi¨® informaci¨®n personal de una forma que muchos usuarios consideraron excesiva.
Google tiene muchos frentes abiertos. Pero,con su sentencia, el juez ha llegado m¨¢s lejos que ninguno de sus detractores: a sentar en el banquillo y condenar a David Drummond, jefe de la oficina legal de Google; a Peter Fleischer, abogado especializado en legislaci¨®n internacional sobre privacidad, y a George Reyes, que fue jefe de la oficina financiera de la compa?¨ªa y que no trabaja en ella desde 2008. Ninguno de ellos deber¨¢ ir a prisi¨®n por ser su primera condena en Italia y porque la sentencia es inferior a tres a?os.
De la decisi¨®n de Magi se desprende que la empresa proveedora de servicios de Internet es tambi¨¦n responsable ¨²ltima del contenido que se sube a sus servidores. Lo explica uno de los condenados, Peter Fleischer, en su blog: "Si a los empleados como yo se les atribuye la responsabilidad criminal de cualquier v¨ªdeo colgado en cualquier plataforma de v¨ªdeo, cuando nosotros no tuvimos absolutamente nada que ver con el v¨ªdeo en cuesti¨®n, entonces nuestra responsabilidad es ilimitada".
Hasta ahora Google se defin¨ªa como un medio de difusi¨®n. Permit¨ªa a sus usuarios que se expresaran con libertad en blogs, portales de v¨ªdeo y redes sociales. Seg¨²n el juez Magi, Google dejar¨ªa de ser una herramienta para el uso de los internautas y pasar¨ªa a ser un medio de comunicaci¨®n al uso, obligado a tener una pol¨ªtica editorial y responsable ante las legislaciones de todos y cada uno de los pa¨ªses donde hace negocios, desde EE UU a China.
La fiscal¨ªa aleg¨® en el juicio que el clip estuvo en los servidores de Google Video, al alcance de los internautas, durante dos meses, en los que logr¨® 5.500 visitas y m¨¢s de 800 comentarios de usuarios. Google explic¨® que no supo que estaba all¨ª hasta que le inform¨® de ello la polic¨ªa italiana. Al recibir la notificaci¨®n, lo retir¨® en menos de dos horas. El fiscal italiano Alfredo Robledo se declar¨® "muy satisfecho" con la condena. "Hemos defendido con fuerza que el derecho a hacer negocios no prevalezca nunca sobre los derechos humanos", dijo. "En este juicio no se juzgaba la libertad de Internet, como ha dicho alguna gente. Al contrario, por primera vez en Italia ha habido un debate sobre los derechos individuales en la sociedad actual".
La doctrina sentada en Mil¨¢n contrasta con la legislaci¨®n vigente a ambos lados del Atl¨¢ntico. En EE UU, la Ley de Decencia en las Comunicaciones, de 1996, establece que "ni el proveedor ni el usuario de un servicio inform¨¢tico interactivo ser¨¢ considerado editor o emisor de informaci¨®n alguna de la que sea autor otro proveedor de contenido e informaci¨®n". En la Uni¨®n Europea existe una directiva de 2000 sobre servicios de la sociedad de la informaci¨®n, que establece que un "prestador de servicios" online estar¨¢ exento de responsabilidad civil o criminal "cuando no tenga participaci¨®n alguna en el contenido de los datos transmitidos; esto requiere, entre otras cosas, que no modifique los datos que transmite".
Google, que ha anunciado una apelaci¨®n, ha presentado el asunto de otra forma: sus portavoces han dicho que prefieren retirarse del negocio de Internet antes que convertirse en una polic¨ªa cibern¨¦tica. En su blog corporativo, Matt Sucherman, vicepresidente de la firma defiende que "si se hace responsables a sitios como Blogger, YouTube y a cada red social y cada tabl¨®n de anuncios de cada pieza de informaci¨®n que se publica a trav¨¦s de ellos -cada texto, cada foto, cada archivo, cada v¨ªdeo- la Red, tal y como la conocemos, dejar¨¢ de existir".
Lo mismo ha defendido la inmensa mayor¨ªa de instituciones, p¨²blicas y privadas de EE UU, sede de la empresa. La Embajada estadounidense en Roma difundi¨® ayer una nota en la que critica la decisi¨®n y asegura, citando a la Secretar¨ªa de Estado, que "el principio fundamental de la libertad en Internet es vital para las democracias que valoran la libertad de expresi¨®n". El diario The Los Angeles Times, en un duro editorial, reprobaba al juez y le dec¨ªa que "la lecci¨®n adecuada habr¨ªa sido que Internet da un gran poder a la ciudadan¨ªa, y que aquellos que abusen de ¨¦l deben cargar con la responsabilidad".
"En este caso no se ha llevado a la empresa, en general, a juicio, sino a unos empleados. Y a tres de ellos se les ha condenado a c¨¢rcel. Eso es muy preocupante. De ese modo, ni una empresa como Google ni sus empleados podr¨ªan hacer negocios de forma libre en todos los pa¨ªses en los que opera. Deber¨ªa examinar minuciosamente todo el contenido de sus usuarios y aprobarlo previamente, de acuerdo con las leyes de cada pa¨ªs", explica Timothy B. Lee, analista en el Instituto Cato.
Esa condena es similar a llevar a juicio a un cartero por entregar una carta con contenido delictivo, afirma Richard Thomas, que fue comisario de Informaci¨®n independiente del Gobierno de Reino Unido entre 2002 y 2009, y que investig¨® numerosos casos de posible violaci¨®n de privacidad en Internet por parte de empresas como Google. "Considero la sentencia rid¨ªcula", explica. "?ste es un ejemplo de c¨®mo llevar demasiado lejos las leyes que protegen la privacidad de los usuarios. La privacidad no es algo absoluto, es il¨®gico aplicar la legislaci¨®n criminal de este modo, en contra de tres personas que no tuvieron nada que ver en la creaci¨®n de ese v¨ªdeo".
El frente italiano se une a una demanda colectiva en un sentido totalmente opuesto, presentada la semana pasada en EE UU por Eva Hibnick, de 24 a?os, estudiante de derecho en la Universidad de Harvard, en contra de la red social de Google Buzz. Pocas empresas guardan tanta informaci¨®n de un usuario como Google. El hecho de que usara parte de esa informaci¨®n para crear una red social al estilo de Facebook, erigida sobre el correo electr¨®nico de Gmail, le ha acarreado la demanda.
El 9 de febrero Google incluy¨® Buzz en la bandeja de entrada de Gmail. Era una red social en la que compartir pensamientos, conversaciones, im¨¢genes y dem¨¢s contenidos al estilo de Facebook y Twitter. Para muchos cr¨ªticos, al integrarla en su correo electr¨®nico, Google viol¨® la santidad de la bandeja de entrada de Gmail. Y no se detuvo ah¨ª: permiti¨® a sus usuarios crear un perfil p¨²blico en el que, sin darse cuenta, muchos incluyeron una lista de personas con las que se intercambian correos y mensajes de chat con m¨¢s frecuencia. "Sent¨ª que Google hab¨ªa penetrado en lo m¨¢s ¨ªntimo de las comunicaciones de una persona", explica Hibnick, autora de la demanda en representaci¨®n de los 31 millones de usuarios que asegura que tiene Gmail en Estados Unidos.
"El problema es que se lanz¨® una aplicaci¨®n, incrustada en Gmail, con un interfaz dif¨ªcil de comprender. Aparte de las graves implicaciones legales que conlleva publicar esas listas de seguidores. Si el usuario es un m¨¦dico, se puede revelar qui¨¦nes son sus pacientes. Si es un periodista, sus fuentes. Es peligroso", dice Kurt Opsahl, abogado en la Fundaci¨®n Frontera Electr¨®nica de California.
Google ya ha presentado dos grandes rondas de modificaciones a Buzz, que han solucionado el problema de la publicaci¨®n involuntaria de las listas de contactos m¨¢s frecuentes. "El problema es que, involuntariamente, algunos usuarios configuraron las listas de seguidores y personas a las que segu¨ªan y aceptaron publicarlas, por lo que reconocemos que no lo hicimos del todo bien en el primer momento, algo que ya hemos solucionado de acuerdo con las peticiones de los usuarios", explica Victoria Katsarou, portavoz de Google. "Nuestra intenci¨®n es mejorar el producto al m¨¢ximo y utilizamos los comentarios de los usuarios para ello".
El problema, sin embargo, para muchos cr¨ªticos de Google es que la compa?¨ªa es experta, precisamente, en eso: en lanzar un producto de forma apresurada y modificarlo de modo que se adapte a las quejas de los usuarios. "Lo hacen de modo que el da?o, desde el principio, ya est¨¢ hecho. Han ganado un gran terreno y luego s¨®lo tienen que ceder un poco, no mucho", afirma Scott Cleland, analista y autor del blog cr¨ªtico GoogleMonitor. "Suelen traspasar los l¨ªmites para ver hasta d¨®nde se puede llegar".
Jane Horvath, asesora legal sobre privacidad del consejo de administraci¨®n de Google, lo niega: "Absolutamente, no. Uno de los principales cometidos de Google es mejorar y poner en marcha productos de forma r¨¢pida, y creemos en que los productos se lancen de forma r¨¢pida, para a?adir m¨¢s opciones de acuerdo con los comentarios de nuestros usuarios. La transparencia y el control por parte del usuario son prioritarios para nosotros".
Google naci¨® en 1998 para indexar la Red. Revolucion¨® el medio. A lo largo de los a?os ha ido creciendo, se ha diversificado, ha tocado la telefon¨ªa, el v¨ªdeo y el correo electr¨®nico. Ha llegado a todas las partes del globo y ha intentado funcionar con las imposiciones de censura de reg¨ªmenes como el chino, pero ha desistido pronto. En este proceso de expansi¨®n debe definir qu¨¦ tipo de empresa es y hasta qu¨¦ punto deja libertad de operaci¨®n a sus propios usuarios.
El gigante, en cuesti¨®n
- Un juez de Nueva York est¨¢ analizando si el pacto de Google con las editoriales de EE UU le ofrecer¨ªa una posici¨®n monopol¨ªstica en el mercado. La vista comenz¨® el pasado jueves.
- La estudiante Eva Hibnick present¨® la semana pasada una demanda colectiva contra Google por supuesta violaci¨®n de las leyes de privacidad de EE UU con su nueva red social, Buzz.
- La Uni¨®n Europea revel¨® el mi¨¦rcoles que ha recibido tres demandas de otras tantas compa?¨ªas de Internet en contra de Google por c¨®mo prioriza unas p¨¢ginas sobre otras en los resultados de su buscador. Ha pedido explicaciones a la firma.
- El Gobierno de EE UU comenz¨® en 2009 una investigaci¨®n formal sobre el pacto de Google con los editores de EE UU.
- Una pareja de Pensilvania llev¨® a Google a juicio en 2008 porque las c¨¢maras de Google Street View entraron en su propiedad. La semana pasada, el juez desestim¨® su demanda.
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