Polola, menso, trucho, rumbear...
El espa?ol de Am¨¦rica protagoniza el Congreso de la Lengua. Durante el encuentro, que re¨²ne a 22 academias, se presentar¨¢ el Diccionario de americanismos, un recorrido por la historia del castellano en Latinoam¨¦rica que muestra la diversidad del idioma
Una F y una Y de color verde fueron las dos primeras letras del castellano que vieron los nativos de unas tierras de ultramar llamadas Indias.
Ondeaban en el palo con el que Crist¨®bal Col¨®n desembarc¨® en la playa antillana, reci¨¦n empezado el viernes 12 de octubre de 1492. Fue la primera vez. En Guanahani. Luego vendr¨ªan otras playas y otros hombres con la misma bandera donde las iniciales de los reyes Fernando e Ysabel escoltaban una cruz verde en el centro.
Ssssttt... ?Escuchar! Imaginar el sonido de aquellas primeras palabras de Col¨®n y de los nativos. Abismados ambos ante los sonidos ajenos y luego esos mismos sonidos estrenados en sus propias bocas. Porque el primer mestizaje de los dos mundos fue sonoro.
Polic¨¦ntrico y polif¨®nico. Son dos caracter¨ªsticas de un idioma hablado por 450 millones de personas
Quinientos diecisiete a?os despu¨¦s, 350 millones de americanos, m¨¢s los 46 millones de espa?oles, han convertido ese idioma en la segunda lengua global m¨¢s hablada del mundo, la tercera m¨¢s usada en Internet, la cuarta del planeta y la de mayor difusi¨®n de las lenguas romances. El principal y m¨¢s extraordinario petate que lleg¨® a las llamadas Indias.
Desde entonces palabras nacidas en Espa?a y en el continente reci¨¦n descubierto no han dejado de mezclarse. De reinventarse y de crearles nuevos significados. Una lengua que encontr¨® en Am¨¦rica un gran relicario porque buena parte del l¨¦xico suele tener all¨ª una vida m¨¢s activa y larga que en la Espa?a que lo cre¨®, al tiempo que es un semillero de nuevas voces...
Ch¨¦vere, trucho, sirifico, guagua, operia, chingada, yapa, ababachado, bivir¨ª, menso, pibe, polola, acupear, catizumbada, puspu, escuincle, guaricha, chimichurri...
Y m¨¢s de setenta mil voces, lexemas complejos, frases y alocuciones recogidas ahora en el Diccionario de americanismos elaborado por la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola, bajo la coordinaci¨®n de su secretario general, Humberto L¨®pez Morales, nacido en Cuba, acad¨¦mico de Puerto Rico y habitante de Madrid desde 1994. Y sus palabras sirven de gu¨ªa para desandar la historia del espa?ol en Am¨¦rica a trav¨¦s de cinco hechos clave. "All¨¢ se tiene asumida y m¨¢s interiorizada la diversidad de la lengua, que nunca se ve mal ni choca, como, a veces, ocurre en Espa?a".
Polic¨¦ntrico y polif¨®nico. ?sas son dos caracter¨ªsticas de un idioma llamado castellano o espa?ol. Pero con una unidad envidiable porque sus hablantes comparten un 80% de su vocabulario. "Su diversidad es enorme, ya que 20 pa¨ªses lo tienen como lengua oficial", dice L¨®pez Morales. "Todo el mundo te entiende y t¨² entiendes por el contexto, con lo cual no hay posibilidad de que una conversaci¨®n quede interrumpida, como sucede con otras lenguas".
Pero no siempre fue as¨ª. Y hace dos siglos, lo que pudo ser una crisis deriv¨® en una grandeza.
III NO HAY MAL QUE POR
BIEN NO VENGA
A principios del siglo XIX el mundo estaba alebrestado y el imperio m¨¢s grande que ha tenido la Tierra empez¨® a caer como fichas de domin¨®. Pero como no hay mal que por bien no venga ocurri¨® el tercer hecho clave en la historia del castellano que habr¨ªa de asegurarle el futuro. Para entonces, la lengua ya era mestiza y hab¨ªa incorporado muchos americanismos, entre los que destacaban comestibles que revolucionaron la cocina, adem¨¢s de nombres de animales, prendas de vestir y mil cosas m¨¢s:
Chocolate, patata, tomate, ma¨ªz, aguacate, tabaco, enagua, canoa, colibr¨ª, hurac¨¢n, can¨ªbal, c¨®ndor, sabana, hule, caribe...
Cuando en 1810 empezaron las independencias hispanoamericanas s¨®lo una de cada ocho personas hablaba castellano, tres millones, aproximadamente. "?Nada! Comparado con el resto de la poblaci¨®n, que sobrepasaba los veinte millones", recuerda el secretario de las Academias. "Los sacerdotes y misioneros hab¨ªan cristianizado muy bien, pero no necesariamente en espa?ol. Entonces, para ganarse la confianza de los nativos, aprendieron sus lenguas o dialectos, y as¨ª salieron ganando lenguas nativas como el quechua o el nahua".
Creadas las j¨®venes rep¨²blicas, apareci¨® uno de los usos pol¨ªticos del idioma m¨¢s eficaces al buscar la consolidaci¨®n y cohesi¨®n de sus pa¨ªses, Estados y gobiernos alrededor de la promoci¨®n y fomento del castellano. Una labor intensa, pues b¨¢sicamente lo hablaban los espa?oles y algunos criollos.
Esa paradoja de que fueran las ex colonias, tras aquel revol¨² de entre 1810 y 1830 de las independencias, las que vivificaran el idioma y lo encarrilaran hacia el futuro es una de las principales fuerzas de la Am¨¦rica hispana. De aquellos tiempos procede parte de los modales y formas de hablar de los hispanoamericanos. Despachada la Corona espa?ola a la Pen¨ªnsula, quienes se quedaron y lo hablaban pertenec¨ªan a familias que ostentaban buena parte del poder pol¨ªtico, econ¨®mico, social y cultural. Eso obligaba que la gente a su alrededor (sirvientes, obreros, campesinos o empleados) deb¨ªa hablarles en un castellano respetuoso, amable, suave, correcto y, en muchos casos, pidiendo permiso. Mestizos, mulatos, ind¨ªgenas o negros sol¨ªan depender de ellos en muchos aspectos; mientras unos y otros dejaban sus lenguas maternas en la puerta de la iglesia para atender la misa en lat¨ªn.
...Y despu¨¦s en el atrio todo eran intentos de correcci¨®n ling¨¹¨ªstica cuya fuerza y cohesi¨®n idiom¨¢tica hab¨ªa empezado, en una especie de vaticinio, tres siglos atr¨¢s.
II NADIE SE MUERE
LA V?SPERA
Unos dos meses antes del Descubrimiento de Am¨¦rica, el fil¨®logo Elio Antonio de Nebrija present¨® a la reina Ysabel la Cat¨®lica la primera Gram¨¢tica de la Lengua Castellana. El segundo hecho clave en el destino del castellano. Cuando todo era incertidumbre en Castilla y estaban a punto de comprobar que nadie se muere la v¨ªspera
Una chiripa cambi¨® la historia de la humanidad gracias al extrav¨ªo de las carabelas, la Ni?a, la Pinta y la Santa Mar¨ªa, al mando del almirante Crist¨®bal Col¨®n, patrocinado por la misma reina que acababa de tener en sus manos la Gram¨¢tica. Al caer la noche del 11 de octubre de 1492, un marinero de la m¨¢s velera de las carabelas, la Pinta, grit¨® las primeras palabras que llev¨® el viento caribe?o hasta el nuevo mundo:
"?Tierra! ?Tierra!".
"Luego vieron gente desnuda, y el Almirante sali¨® a tierra en la barca armada, y Mart¨ªn Alonso Pinz¨®n y Vicente Y¨¢nez, su hermano, que era capit¨¢n de la Ni?a. Sac¨® el Almirante la bandera y los capitanes con dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el Almirante en todos los nav¨ªos por se?a, con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo de la cruz y otra de otro. Puestos en tierra vieron ¨¢rboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras", seg¨²n el Diario de Col¨®n en transcripci¨®n de Fray Bartolom¨¦ de Las Casas.
Fue la primera vez que Am¨¦rica se hizo palabra y voz. Luego se har¨ªa de cr¨®nicas, leyendas, utop¨ªas, mitos y versos.
"Sal¨ªan a mirar nuestros nav¨ªos
Volv¨ªan a los bosques espantados,
Hu¨ªan en canoas por los r¨ªos,
No saben que hacerse de turbados".
Es la visi¨®n de Juan de Castellanos (1522-1607) en Las eleg¨ªas de varones ilustres de Indias, el poema m¨¢s largo del espa?ol donde en 113.609 versos repasa el descubrimiento y la conquista. El primer poema realmente americano en lengua castellana y escrito por un sevillano que viv¨ªa en Am¨¦rica. Lengua de ida y vuelta y de regreso y vuelta. La primera gran muestra de la polinizaci¨®n del castellano.
"?l es el mejor ejemplo que Espa?a puede mostrar de que su labor en Am¨¦rica no fue un mero saqueo, un exterminio y un acto de depredaci¨®n", ha dicho el escritor colombiano William Ospina, autor de la biograf¨ªa del poeta, Las auroras de sangre (Belacqua), a trav¨¦s del gran poema del sevillano. "Espa?a merec¨ªa saber todo eso: abandonar un poco la fascinaci¨®n por el costado ¨¦pico de su conquista y ver la magnitud de su di¨¢logo con otro mundo, su capacidad de arraigar en ¨¦l, la explicaci¨®n de por qu¨¦ un continente habla la lengua castellana. No fue por las espadas ahogadas en sangre, sino porque esta lengua fue capaz de amar a Am¨¦rica y de cantarla".
"Pues porque nuestro mundo poseyese
Un mundo tan remoto y escondido,
Y el sumo Hacedor se conociese
En mundo donde no fue conocido,
Levant¨® Dios un hombre que lo diese
A rey que lo ten¨ªa merecido,
Y ans¨ª los dos y sus distantes gentes
Vinieron a ser deudos y parientes".
I EL MAL PASO HAY QUE
DARLO R?PIDO
Dos a?os antes de morir Juan de Castellanos, en 1607 en Colombia, donde vivi¨® sus ¨²ltimos treinta a?os, apareci¨® la primera parte de Don Quijote de La Mancha, de Miguel de Cervantes. La historia del hidalgo que ha trascendido los siglos y hecho m¨¢s universal una lengua nacida entre finales del siglo X y comienzos del XI. De esa ¨¦poca proceden los textos bautismales (Glosas Emilianenses) escritos en lengua romance y que est¨¢n en el Monasterio de Yuso, en San Mill¨¢n de la Cogolla en La Rioja (Espa?a).
Surge de la decantaci¨®n de doce o trece siglos del lat¨ªn vulgar del imperio romano, propagado por la Pen¨ªnsula desde el siglo III antes de Cristo, que se fue imponiendo en la regi¨®n. La misma historia que repetir¨ªa el castellano en Am¨¦rica. Recogida hacia el norte de la Pen¨ªnsula, tras la invasi¨®n musulmana, el espa?ol se afianzar¨¢ durante el reinado de Alfonso X el Sabio (1252-1284) que acepta la escritura de obras importantes en esa lengua desde?ada hasta entonces.
IV MAMANDO GALLO
Mil a?os despu¨¦s de su origen, y de meandros miles, el espa?ol parec¨ªa sestear ante el mundo. Hasta que ha despertado como el Parangaricutirimicuaro de M¨¦xico que un d¨ªa de 1943 liber¨® todo su fuego guardado durante milenios. Precisamente en un pa¨ªs, afirma el secretario general de las Academias, "cuya labor de difusi¨®n del castellano en el siglo XX ha sido destacable porque las campa?as iban encaminadas a tenerla como segunda lengua, despu¨¦s de la ind¨ªgena respectiva de cada regi¨®n que tambi¨¦n se reforzaba. La idea fue sumar y no restar".
S¨®lo que los otros 18 pa¨ªses no tuvieron la misma suerte. En esa expansi¨®n del castellano, propiciada por espa?oles y americanos, se ha eliminado o eclipsado la diversidad idiom¨¢tica de un continente que pudo llegar a tener m¨¢s de 120 familias de lenguas, varias de las cuales se derivan en otros tantos centenares de lenguas o dialectos.
Pero los americanos han hecho del castellano su El Dorado y pasaron de conquistados a conquistadores. Le ha tomado del pelo y mamado gallo a todo el mundo. Tras su irrupci¨®n a finales del siglo XX se ha embalado en el XXI aumentando su influencia internacional ya no s¨®lo por el n¨²mero de hispanohablantes sino tambi¨¦n por las escuelas de espa?ol y el Instituto Cervantes en todos los continentes.
Es una alegre bullaranga donde nueve de cada diez personas que lo hablan proceden de Am¨¦rica o son de origen hispanoamericano. ?sa es la cuarta clave que le garantiza su porvenir. Se calcula que en el a?o 2050 lo hablar¨¢ una de cada diez personas en el mundo, y Estados Unidos pasar¨ªa a ser el primer pa¨ªs con m¨¢s hispanohablantes desbancando a M¨¦xico.
Es un espa?ol frondoso que revive palabras y juega con ellas sin miedo. Hay dos tipos de fen¨®menos, aclara L¨®pez Morales: "Las palabras que han desaparecido casi o totalmente en Espa?a y que siguen vivas en Am¨¦rica con el mismo sentido de siempre y otras que se usan pero con un sentido diferente. Palabras como friolero que en regiones de Am¨¦rica ha pasado a ser friolento. Las que han desaparecido mucho en Espa?a son las de origen marinero pero que en Am¨¦rica siguen vivas. La diferencia es que en el uso del espa?ol hay diferencias de nivel. En Hispanoam¨¦rica no tienes que ser un profesor o estudiante universitario para hablar correcta y adecuadamente, e incluso con una cierta elegancia, lo que no siempre sucede en Espa?a".
V LA EDUCACI?N NO PELEA
CON NADIE
De aquellas F e Y reales que custodiaban una cruz verde s¨®lo queda el ritmo ondeante que les daba la brisa caribe?a. Son muchas circunstancias f¨ªsicas, geogr¨¢ficas, ps¨ªquicas y creativas funcionando y que vivifican el idioma.
"En Am¨¦rica la fantas¨ªa e imaginer¨ªa popular y las met¨¢foras son sorprendentes. Se producen sin¨®nimos que a veces son dif¨ªciles de interpretar pero donde siempre hay un por qu¨¦", explica el acad¨¦mico. Como en todos los idiomas, lo escatol¨®gico y lo sexual reinan en la sinonimia para evitar, por ejemplo, llamar por su nombre a los genitales. Pero, claro, a?ade L¨®pez, "llega un momento en que ¨¦stos tambi¨¦n se tabuizan y no pueden ser utilizados. Tambi¨¦n hay casos de destabuizaci¨®n, sobre todo en los j¨®venes.
Ese pudor y deshinibici¨®n a la hora de hablar es una de las diferencias a ambos lados del Atl¨¢ntico. En Am¨¦rica existe un mayor grado de pudor ling¨¹¨ªstico debido a la tradici¨®n, a la educaci¨®n y a la influencia religiosa. Si a alguien se le escapa en p¨²blico un "co?o" es una cosa escandalosa. Una ofensa. Por no hablar de si se dice en un peri¨®dico, en la televisi¨®n o en la radio. "Es muy mal visto, vulgar y una falta de respeto. Si se puede decir bien para que lo dices mal. No es mojigater¨ªa. Es respeto al otro y saber estar". O como dir¨ªan abuelas y profesores latinoamericanos: La educaci¨®n no pelea con nadie.
Pero s¨ª rumbea. Y su mejor pareja son las palabras. El espa?ol empez¨® a seducir al resto del mundo aliado con la m¨²sica. Palabra, sentimientos e historias hechas m¨²sica y baile. Un romance que empez¨® hace cien a?os con el llanto del bande¨®n acompa?ando letras de tango:
"Sus ojos se cerraron
Y el mundo sigue andando,
Su boca que era m¨ªa
Ya no me besa m¨¢s.
Se apagaron los ecos
De su re¨ªr sonoro
Y es cruel este silencio
Que me hace tanto mal..."
Y al tango como carta de presentaci¨®n universal le seguir¨ªan las ilusiones y desamores del bolero y la ranchera, el swing de las grandes orquestas tropicales, y a ¨¦stas el sabor de la salsa, y a ¨¦sta otros ritmos m¨¢s jacarandosos. Y, en mitad de la rumba, el ¨¦xito planetario de su literatura con sus nuevos mundos nuevos, ya antes renovadas por Rub¨¦n Dar¨ªo, y, claro, las telenovelas. Lo que convierte su cultura en el quinto hecho clave de la historia del espa?ol y esencial para su porvenir. Porque, dice Humberto L¨®pez, "vale lo mismo el espa?ol de Honduras que el de Espa?a o el de Argentina".
Atr¨¢s, a 517 a?os, queda la Am¨¦rica nacida como puerto de llegada para convertirse en un gran puerto de embarque hacia todos los destinos del mundo.
Am¨¦rica descodificada
El Diccionario de americanismos es fundamentalmente un diccionario descodificador, explica el Secretario General de la Asociaci¨®n de Academias de la Lengua Espa?ola, Humberto L¨®pez. El objetivo es que la gente conozca una palabra o expresi¨®n de Am¨¦rica y se sit¨²e. As¨ª todos los textos escritos all¨¢ pueden ser entendidos en el mundo. Es un diccionario, seg¨²n L¨®pez, que "viene a llenar un vac¨ªo. Hasta ahora si alguien quer¨ªa conocer alg¨²n americanismo ten¨ªa que comprar o leer el diccionario de Morinigo que lleva treinta y tantos a?os".
Se trata de una idea centenaria, y puesta en marcha en 1998 con el trabajo de las 22 academias. Cada una propuso, envi¨®, revis¨® y aprob¨® las palabras y definiciones coordinadas en Madrid. El diccionario, el m¨¢s completo del l¨¦xico americano, tiene 2.500 p¨¢ginas, m¨¢s de 70.000 entradas, unas 120.000 acepciones, sin¨®nimos y variantes en la mayor¨ªa de las voces, etimolog¨ªa o procedencia de las palabras en la mayor¨ªa de casos. "Es un aire fresco que entra sobre todo para el p¨²blico espa?ol. Un trabajo rompedor desde la lexicograf¨ªa en general", y concluye L¨®pez: "Se lo deb¨ªamos a los hispanoamericanos".
Diccionario de americanismos. Asociaci¨®n de Academias de la Lengua. Santillana. Madrid, 2010. 2.500 p¨¢ginas. 75 euros.
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