Huevos de serpiente
Las fiestas de Carnaval vienen siendo una especie de term¨®metro para medir la temperatura ideol¨®gica del PNV. En 2009, la proximidad de una consulta electoral desfavorable aconsej¨® recrear el show de Star Trek, con Ibarretxe/Spock avisando sobre la amenaza de invasi¨®n desde extra?as galaxias. El mito sabiniano renac¨ªa. Lo ha hecho con m¨¢s fuerza a¨²n este a?o, al ser Patxi L¨®pez representado como Pacus-el-Pez, proc¨®nsul de los hispaniones, que trata de difundir la "fiebre Hispaniae", con la "piel rojigualda" como s¨ªntoma, cambiando la txapela por el tricornium en ese nuevo reducto a lo Asterix que es el "Pa¨ªs Baskonorum". No importa: "La aldea baska" se mantendr¨¢ frente a "las legiones espa?olas", bajo cuya cobertura el virus trae "pereza y vagancia". Racismo puro y duro. Sabino Arana no lo hubiera expresado mejor y ning¨²n borrokalari piensa de otro modo. No hay que ir m¨¢s lejos para entender de d¨®nde surgi¨® y por qu¨¦ sobrevive ETA.
La actitud de la derecha contra Garz¨®n tiene mucho de esfuerzo para llevarle a una hoguera nada simb¨®lica
Advertencia: las ideas y las mentalidades del pasado no se reflejan de modo inmediato en las actuales, pero ¨¦stas resultan incomprensibles sin tales antecedentes. Recordemos las huellas del siniestro seminario georgiano o el impacto del imperialismo zarista sobre la personalidad de Stalin, el peso del corporativismo militar surgido del Desastre sobre Franco, la atm¨®sfera del populismo antisemita vien¨¦s envolviendo al joven Hitler. Cuando Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao nos revela que en el yihadismo y en Ahmadineyad "ha empezado a calar" el antisemitismo, conviene volver la vista atr¨¢s.
Los monstruos no nacen por generaci¨®n espont¨¢nea. Nos lo recuerda Michael Haneke, director de La cinta blanca: "Aquellos que aplican los principios de manera absoluta se convierten en verdaderos monstruos". En el caso alem¨¢n, abordado por la pel¨ªcula, semejante papel es desempe?ado por el sentido luterano de la autoridad (Obrigkeit), con su correspondiente carga de cinismo e irresponsabilidad en quien como el pastor del filme ejerce un poder absoluto avalado por Dios. A ese esp¨ªritu se unir¨¢n el militarismo y el racismo para dar el precipitado nazi. La autoridad deviene se?or¨ªo ilimitado sobre el otro.
Ciertamente, en el orden pol¨ªtico, la derrota y la educaci¨®n democr¨¢tica acabaron con la Alemania de Hitler, pero no siempre con esa mentalidad subyacente. De ah¨ª que a veces aparezcan residuos, como aquel personaje de Billy Wilder en Un, dos, tres que inevitablemente daba un taconazo al saludar. De forma m¨¢s expl¨ªcita, otro excelente filme La ola ofrec¨ªa un relato donde el est¨ªmulo de la violencia juvenil iba a parar a un comportamiento estrictamente nazi. El profesor alem¨¢n autoritario no era una excepci¨®n. Al ver La ola record¨¦ a aquel zapatero que un d¨ªa se disfraz¨® de capit¨¢n y a favor del militarismo ambiente tom¨® sin dificultad el distrito berlin¨¦s de K?penick "en nombre de Guillermo II", deponiendo a las autoridades legales. El emperador le indult¨® y se convirti¨® en un h¨¦roe popular. Una estatua recuerda all¨ª al patri¨®tico "capit¨¢n Von K?penick". Hitler tuvo extra?os precursores y dej¨® alguna huella.
Hay, sin embargo, una continuidad mucho m¨¢s relevante hoy, la mantenida por la acerada mentalidad autoritaria rusa, desde el zarismo hasta Putin, pasando por la experiencia sovi¨¦tica. La gosudarstvo que critica Bakunin en mucho m¨¢s que poder estatal.
En cualquier dependiente de la Administraci¨®n rusa actual, a todos los niveles, puede encontrarse el esp¨ªritu autocr¨¢tico del funcionario que describiera el ilustrado Radishev en su Viaje de San Petersburgo a Mosc¨².
En Espa?a tampoco hay que ir muy lejos para descubrir una mentalidad autoritaria, represiva, arraigada en la tradici¨®n de un catolicismo nacional con la Inquisici¨®n al fondo, acentuada durante el franquismo. ?ltimo ejemplo: la actitud de la derecha y el comportamiento de los magistrados en la querella contra Garz¨®n tiene mucho de esfuerzo para llevar al discutido juez a una hoguera nada simb¨®lica. Otros preferir¨ªan lincharle. El auto del juez instructor merece ser le¨ªdo. No importa que la cuesti¨®n central -la prescripci¨®n por la Amnist¨ªa del 77- sea discutible para cr¨ªmenes de lesa humanidad.
De la descripci¨®n de los actos de Garz¨®n como un museo de errores deliberados se pasa a la pre-condena de quien ha exhibido un insufrible individualismo frente a la corporaci¨®n judicial, la cual, seg¨²n el instructor, mostr¨® "una encomiable sensibilidad" hacia las violaciones de derechos del franquismo "antes y despu¨¦s de la Constituci¨®n". En el TOP, ?verdad?
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