"La rigidez laboral y la moneda com¨²n son incompatibles"
Cada vez que un premio Nobel se dispone a hablar, Espa?a tiembla. La guerra fr¨ªa entre el academicismo anglosaj¨®n representado por eminencias como Paul Krugman o algunos rotativos financieros y naciones mediterr¨¢neas como Espa?a, ya termin¨®. Ahora es un bombardeo arrollador de cr¨ªticas y de ya os lo dijimos. Tanto, que da cosa sacar la cabeza. Por ello, las reflexiones del escoc¨¦s James A. Mirlees, que logr¨® el galard¨®n sueco en 1996, permiten darse un respiro: Espa?a no va a quebrar, su integraci¨®n en el euro sigue siendo positiva y no hay que alarmarse tanto por las deudas p¨²blicas elevadas. Mirlees, que visita Madrid para participar en unos talleres del Instituto Complutense de Estudios Internacionales (ICEI), se guarda, sin embargo, algunos matices y un peque?o repertorio de puyas.
"Nadie cree que Espa?a est¨¦ cerca de representar un problema"
"La recuperaci¨®n llegar¨¢ si a los pa¨ªses no les entra miedo por sus altos d¨¦ficit"
"Salirse del euro s¨®lo provocar¨ªa un creciente grado de incertidumbre"
"No hay que grabar las transacciones, sino prohibir cierto tipo de derivados"
Pregunta. ?Se est¨¢ siendo injusto con Espa?a?
Respuesta. El nivel de desempleo es muy alto. La gente tiene serias dudas sobre si Espa?a ser¨¢ capaz de alcanzar sus obligaciones. Pero es injusto. No creo que nadie piense que Espa?a est¨¢ cercana a ser un problema. Y particularmente si el Gobierno no retira sus paquetes de est¨ªmulo este a?o. Me preocup¨® cuando Espa?a dijo que lo har¨ªa. Si no lo hace, creo que saldr¨¢ de la crisis bastante r¨¢pido.
P. Pues el Ejecutivo subir¨¢ los impuestos este a?o.
R. No me gusta que se suban los impuestos, porque supone una retirada de los est¨ªmulos. Es todo una cuesti¨®n de tiempo. Algunos economistas quer¨ªan un recorte del gasto este a?o, pero est¨¢n equivocados. El cr¨¦dito est¨¢ todav¨ªa muy d¨¦bil y va a suponer un gran obst¨¢culo para la recuperaci¨®n. ?sta ha venido casi enteramente por los paquetes gubernamentales. Uno esperar¨ªa que la gente fuera optimista, que decidiera invertir de nuevo, comprar casas y coches. Pero la posici¨®n de los bancos no acompa?a. Los Gobiernos deben esperar al menos hasta 2011. La recuperaci¨®n ser¨¢ constante si los Gobiernos no se asustan con sus d¨¦ficits. Pero veo muchas pistas de que van a retirar los est¨ªmulos bruscamente el a?o que viene, y esto tendr¨¢ un efecto desincentivador en los mercados.
P. ?C¨®mo va a pagar Espa?a su deuda cuando los tipos de inter¨¦s suban?
R. Pues durante mucho tiempo. Un 70% de deuda p¨²blica [con respecto al PIB] es bastante, pero es el equivalente b¨¢sicamente a los ahorros de los ciudadanos. Existe un l¨ªmite para ella que es precisamente lo que la gente quiera ahorrar. Crecer¨¢ r¨¢pido hasta que la gente decida invertir de nuevo. El deber de los bancos es canalizar ese ahorro. Algunas veces, la gente que tiene empleo y ahorros no posee el capital para invertir, y el Gobierno lo sustituye con su deuda. Y eso est¨¢ bien, y puede que dure a?os, o siglos. Quiz¨¢ eso es lo que ocurra esta vez.
P. El d¨¦ficit representa tambi¨¦n un gran problema para pa¨ªses como Reino Unido o EE UU.
R. Me gustar¨ªa que no se viera como un problema tan grave. Los n¨²meros parecen horribles. Un 14% del PIB. Pero casi la mitad de ello es por la compra de acciones en bancos, que pueden ser vendidas. Reino Unido ense?a al menos de d¨®nde ha sacado este d¨¦ficit, y no es por haberlo dedicado a inversiones.
P. ?Habr¨¢ una Europa de dos velocidades despu¨¦s de la crisis?
R. En el corto plazo ya lo estamos viendo. Es el problema que supone una moneda ¨²nica. Depende de cu¨¢n inflexibles sean los mercados laborales de los diferentes pa¨ªses mediterr¨¢neos. El alto grado de desempleo m¨¢s bien indica que son bastante r¨ªgidos. As¨ª, la ¨²nica forma para conseguir la flexibilidad econ¨®mica es cambiando los tipos. Si usted tiene un mercado de trabajo r¨ªgido no deber¨ªa tener una moneda com¨²n. Pero, por supuesto, salirse de ella es un paso enorme.
P. ?Les ir¨ªa mejor a algunos pa¨ªses fuera del euro?
R. Esta crisis ha marcado un punto de inflexi¨®n para muchos. Vamos a ver algunos Estados ech¨¢ndose atr¨¢s en sus procesos de integraci¨®n. Con el euro se ha eliminado parte de la flexibilidad de la pol¨ªtica monetaria. Pero no hay ninguna posibilidad de que eso ocurra por el valor pol¨ªtico del euro. Ahora piensan seriamente si cometieron un error entrando en el euro. Pero ello nos llevar¨ªa a un creciente grado de incertidumbre a la hora de tratar con pa¨ªses como Grecia o Espa?a en el largo plazo. Hubo buenos motivos para hacer un solo sistema monetario, porque eliminaba muchas incertidumbres en las transacciones entre pa¨ªses. Debe haber un equilibrio entre todos. Todav¨ªa hay algo que ganar manteni¨¦ndose en la moneda ¨²nica.
P. ?Habr¨ªa usted aprobado la entrada en el euro si hubiera sido presidente de Espa?a?
R. El debate estaba en si deb¨ªan aplicarse los mismos tipos de inter¨¦s. Nadie era demasiado cr¨ªtico al respecto. Nadie se planteaba entonces si hubiera funcionado mejor con tipos diferentes. El tema central deb¨ªa haber sido la falta de flexibilidad para eliminar alguna pol¨ªtica en concreto, lo que habr¨ªa resultado ahora bastante ¨²til. Por ejemplo, con el tope del 2% de inflaci¨®n se permite muy poca flexibilidad para el desarrollo de los tipos.
P. Otro debate resurgido es la ampliaci¨®n de la edad de jubilaci¨®n. Espa?a se lo piensa.
R. Los sistemas de los pa¨ªses m¨¢s poderosos de la Europa continental han topado con este problema. Una soluci¨®n pasa por flexibilizar las cuentas individuales de las pensiones, que variar¨ªan seg¨²n el estado de la econom¨ªa. Cu¨¢nta flexibilidad se desea en las pensiones, depende de la confianza que se deposite en los Gobiernos para que no abusen de esta flexibilidad. Otra soluci¨®n pasa por incentivar a la gente para que trabaje m¨¢s a?os, pero no esperar que lo vaya a hacer.
P. Hace unos meses parec¨ªa prioritario reformar el sistema financiero para evitar futuras crisis. Esa presi¨®n parece ahora m¨¢s apagada. ?Estamos perdiendo la oportunidad de regularlo?
R. No parece que estemos en la direcci¨®n adecuada. Deber¨ªan esencialmente prohibir muchos tipos de derivados. No es cuesti¨®n de los bancos minoristas, tambi¨¦n lo es de otras instituciones financieras. Lo que el Gobierno estadounidense propone es la regulaci¨®n de los principales bancos, pero no es suficiente. Pero todav¨ªa hay tiempo para hacerlo. De todos modos, Europa est¨¢ siendo bastante lenta al respecto.
P. ?Le parece bien recuperar el argumento de la Tasa Tobin?
R. Puede generar algunos beneficios pero, si se incluye, puede reducir la frecuencia de las transacciones. Por ello no se va a conseguir los ingresos que algunas han estimado. De todas formas, aunque se lograra un 10% de lo que han estimado, podr¨ªa ser bastante productivo. Como muchos economistas, me posiciono instintivamente contra las tasas sobre transacciones, que m¨¢s bien tienen efectos artificiales, porque desincentivan las compras frecuentes. Ocurre lo mismo con una tasa sobre la compra de las casas: detiene a la gente sin ning¨²n buen motivo. -
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