El eurocomunismo es un caballo de Troya para los dos bloques
Horas antes de que se iniciara en Madrid la llamada ?cumbre eurocomunista? el diario Pravda, ¨®rgano oficial del Partido Comunista de la Uni¨®n Sovi¨¦tica escribe: ?Es imposible llegar al socialismo desde la democracia burguesa?. Pod¨ªa ser, desde luego, una advertencia a los tres secretarios generales de los partidos eurocomunistas que van a encontrarse en Madrid, pero adem¨¢s de eso, lo que Pravda describe es, m¨¢s que nada, la s¨ªntesis de una estrategia global y perenne de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, desde que las experiencias, frentepopulistas de los a?os treinta condujeron a la guerra y no al socialismo.Curiosamente la advertencia de Pravda coincide con lo que a diario y desde todas las geograf¨ªas repiten las fuerzas conservadoras: ?No hay comunismo pluralista. En los pa¨ªses donde los comunistas alcanzaron el poder ha sido suprimido el libre juego democr¨¢tico?. 0 que, ?los comunistas no est¨¢n a la derecha ni a la izquierda, sino en el Este ?. Para Pravda el libre juego democr¨¢tico es homologable a la ?democracia burguesa ?.
Hoy se reunir¨¢n en Madrid los dirigentes de tres partidos comunistas para desmentir, al menos te¨®ricamente, la opini¨®n sovi¨¦tica. En Berl¨ªn, cuando se concentraron todos los dirigentes de los partidos comunistas europeos, el se?or Brejnev aguant¨® a pie firme las veleidades eurocomunistas y hasta las cr¨ªtica a la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. All¨ª Brejnev cape¨® el temporal, ofreciendo cierta imagen de tolerancia. El ?concilio rojo? de Berl¨ªn se cancel¨® en tablas. Pero todo el mundo sab¨ªa que los sovi¨¦ticos no iban a permitir que la herej¨ªa eurocomunista avanzara.
En estos momentos el mundo comunista reacciona con violencia contra la marea ascendente de disidentes y heterodoxos. Culpan los sovi¨¦ticos y sus aliados a la propaganda occidental de haber provocado esta guerra de ?marginales?. Pero por muy poderosa que sea la propaganda occidental como hipot¨¦tico bloque homog¨¦neo, mal podr¨ªa desencadenar esta tempestad que no es superficial, sino de fondo.
El eurocomunismo debe enfrentarse a dos adversarios considerables. Por un lado, a los centrocomunistas sovi¨¦ticos, por otro, a los dem¨®cratas ?burgueses? que desconf¨ªan de su ?camino de Damasco?. Quedan tambi¨¦n las suspicacias de socialistas y socialdem¨®cratas, para quienes este comunismo liberal usurpa su espacio pol¨ªtico. Y las reticencias de los propios, militantes comunistas, algunos de los cuales vivieron y compartieron las tesis de la guerra fr¨ªa. El actual cam bio de rumbo no ha sido avalado por ning¨²n XX Congreso y, por el momento, no hay a la vista ning¨²n Norte o Vaticano al que recurrir en caso de duda.
Alguien ha dicho que esta herej¨ªa meridional no pod¨ªa ser tolerada ni por el Este ni por el Oeste, entre otras razones, porque rompe los principios de la coexistencia, revoluciona el esp¨ªritu homog¨¦neo de los bloques y, en ¨²ltimo t¨¦rmino, podr¨ªa servir de caballo de Troya a los dos mundos antag¨®nicos. En algo, al fin parecen estar de acuerdo Carter y Brejnev. El sacrificio de los eurocomunistas podr¨ªa hacerse en aras de la paz y el statu quo.
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