La "cumbre" eurocomunista, un claro apoyo la legalizacion del PCE
?Estoy muy emocionado. Hasta ahora era yo el que ten¨ªa que ser recibido por Berlinguer y Marchais, en Roma o Par¨ªs, y ahora soy yo el que puede recibirles a ellos en Madrid.? Con estas palalabras salud¨® ayer a los periodistas el secretario, general del Partido Comunista de Espa?a (PCE), Santiago Carrillo, al hacer su aparici¨®n en el aeropuerto de Barajas, para recibir personalmente a Georges Marchais y Enrico Berlinguer. Uno y otro intercambiaron largos abrazos con Santiago Carrillo, y los tres lograron salvar su integridad f¨ªsica en medio de la oleada de per¨ªodistas, que les rode¨® en todo momento.
Minutos antes de las diez de la ma?ana, Georges March¨¢is, secretario general del Partido Comunista Franc¨¦s, cruz¨® el control de pasaportes de la aduana de Barajas. Dos decenas de informadores, debidamente acreditados con las tarjetas de acceso a las dependencias del aeropuerto, le recibieron junto a la aduana; el resto -unos 150 m¨¢s- aguardaban en la sala de espera, fuera del recinto aduanero, junto a Santiago Carrillo.Al franquear la puerta de salida, March¨¢is y Carrillo se fundieron en un emocionado abrazo. Un centenar de informadores gr¨¢ficos y c¨¢maras de televisi¨®n -extranjeros, en su mayor¨ªa- captaron el momento; otro medio centenar, desesperados ante la imposibilidad de captar la escena, protagonizaron una serie de carreras y saltos para lograr un hueco en el que introducir sus objetivos, enred¨¢ndose con los cables de dos docenas de micr¨®fonos. El servicio de seguridad del PCE se vio completamente desbordado, entre el asombro del resto de las personas -guardias civiles de la aduana, otros viajeros y diversos curiosos- que se encontraban en aquel lugar.
A duras penas, los secretarios generales de los partidos comunistas franc¨¦s y espa?ol fueron conducidos hasta la caravana de autom¨®viles que les aguardaba. Junto al coche, March¨¢is efectu¨® una declaraci¨®n, en la que expres¨® su satisfacci¨®n por encontrarse ?bajo el sol espa?ol y junto a mi amigo, Santiago Carrillo?.
Marchais pide libertad de expresi¨®n
?Se ha dicho que ¨¦ste es un encuentro hist¨®rico. Muchas veces se ha aplicado este calificativo a distintas reuniones, pero en este caso bien puede decirse que constituye un acontecimiento de much¨ªsima importancia para los espa?oles, para nuestros partidos y, sin ninguna duda, por las decisiones que tendremos que tomar.?
?El deseo que formulo -continu¨®- es que podamos expresarnos p¨²blicamente. Tengo en mi cartera el texto de un discurso para un mitin p¨²blico; desear¨ªa que el Gobierno espa?ol autorizase este mitin, y estoy seguro de que constituir¨ªa un gran ¨¦xito, y nos permitir¨ªa decir a los tres lo que tenemos que decir sobre la situaci¨®n en nuestros pa¨ªses y sobre ciertos aspectos de la situaci¨®n internacional. En todo caso, tengo una declaraci¨®n preliminar para la conferencia de prensa.. ?
Volvi¨¦ndose despu¨¦s hacia Carrillo, agreg¨®: ?Querido Santiago: estoy muy satisfecho, y deseo que el Gobierno espa?ol nos permita expresarnos p¨²blicamente, simplemente porque creo que Espa?a, ahora, se ha desembarazado del franquismo, pero queda por construir la democracia. Y, en nuestra opini¨®n -aunque no que remos injerirnos en los asuntos internos de los espa?oles-, queda excluido hablar de una verdadera democracia sin la legalizaci¨®n del Partido Comunista Espa?ol.? Acab¨® sus palabras expresando su plena solidaridad con el PCE, y dijo: ?No veo c¨®mo Espa?a podr¨ªa avanzar en la v¨ªa del progreso social, de la democracia y de la independencia, sin el partido que representa la opini¨®n de los trabajadores de su pa¨ªs. ?
Carrillo conf¨ªa en el Supremo
Al terminar sus palabras, y tras una ¨²ltima ronda de fotograf¨ªas, March¨¢is abandon¨® el aeropuerto. Carrillo, tras despedirse de ¨¦l, subi¨® a su autom¨®vil -ayer estren¨® un Cadillac de 1948, blindado, matr¨ªcula 02142-B, regalo de Nicolae Ceaucescu-, y se retir¨® tambi¨¦n. Regres¨® hora y media m¨¢s tarde, para recibir a Enrico Berlinguer, cuyo avi¨®n ten¨ªa anunciada su llegada a las 12,05 de la ma?ana.
Al hacer nuevamente su aparici¨®n en la sala de espera, Carrillo se vio rodeado por los periodistas, todav¨ªa m¨¢s numerosos que en la llegada de March¨¢is. Junto a unas cuantas preguntas y respuestas habituales, el secretario general del PCE tuvo inter¨¦s en precisar que la reuni¨®n de los tres l¨ªderes comunistas en Madrid no constituye un intento de presi¨®n sobre la Administraci¨®n de Justicia. ??Por qu¨¦ vamos a pensar -dijo Carrilloqu¨¦ la decisi¨®n del Tribunal Supremo ser¨¢ negativa? No me planteo tal posibilidad, porque tengo plena confianza en el criterio de justicia de los componentes del Tribunal Supremo.? Asimismo manifest¨® que el PCE busca su apoyo en el pueblo espa?ol, y desmintio que vaya a recibir ayudas de los otros dos Partidos
Mientras Carrillo conversaba con los periodistas, Enrico Berlinguer pasaba el control de pasaportes y se encaminaba hacia la salida. El secretario general del Partido Comunista Italiano se mostr¨® m¨¢s circunspecto que su colega franc¨¦s, y trat¨® de buscar la salida con rapidez, especialmente ante los en¨¦rgicos requerimientos que personal del aeropuerto hizo en este caso -en contraste con la llegada enterior- para abandonar sus dependencias.
Volvieron a repetirse las mismas escenas anteriores, al abrazarse
Carrillo y Berlinguer, s¨®lo que con m¨¢s informadores y muchos m¨¢s viajeros de otros vuelos, dado que pasaban ya de las doce de la ma?a na. En este caso, eI servicio de orden del PCE, y los propios acompa?antes de Berlinguer actuaron con m¨¢s energ¨ªa para formar un cord¨®n de protecci¨®n y conducir al visitante hacia el autom¨®vil de Carrillo. En el breve trayecto se produjeron las habituales carreras; una torre humana de tres fot¨®grafos se vino al suelo en medio de una notable confusi¨®n, y corrieron serio peligro las propias cristaleras de la sala de espera.
Bertinguer: profundizar en nuestra convergencia
La ¨²nica declaraci¨®n de Berlin-guer en Barajas fue que ?la fe en una Espa?a democr¨¢tica es un punto importante para la construcci¨®n de una nueva Europa?, y agreg¨®: ?Las l¨ªneas de conducta de nuestros tres partidos son convergentes y tengo la impresi¨®n de que tras nuestra reuni¨®n de Madrid, esta convergencia ser¨¢ a¨²n m¨¢s profunda. La reuni¨®n ser¨¢ un ¨¦xito para nuestros partidos y nuestros pueblos. ?
En cuanto a la reuni¨®n propiamente dicha, comenz¨® a las cuatro y media, y se desarroll¨® a lo largo de toda la tarde, a puerta cerrada. Junto con Carrillo, March¨¢is y Berlinguer asistieron tambi¨¦n Sergio Segre, Mauro Tazo y Ana Azzioline, por el Partido Comunista Italiana; Jean Kanapa y Jacques Denis, por el Partido Comunista Franc¨¦s; y Manuel Azc¨¢rate y Leonor Bornau, por el Partido Comunista Espa?ol, as¨ª como miembros del servicio de orden.
Solamente los informadores gr¨¢ficos tuvieron acceso, en varios turnos, al interior de la sala, antes del comienzo de la reuni¨®n. Fuerzas de orden p¨²blico y miembros del Cuerpo General de Polic¨ªa -junto con medio centenar de militantes del PCE- vigilaron el hotel donde se desarrolla esta cumbre: Junto a la reuni¨®n de las tres delegaciones y a la cena de anoche con representantes de otras fuerzas pol¨ªticas, el ¨²nico acto p¨²blico autorizado es una rueda de prensa a mediod¨ªa de hoy.
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