S¨®lo para extreme?os
Cuando por razones profesionales he salido ¨²ltimamente por diversas regiones espa?olas y con esa actualidad que representa el mundo de la pol¨ªtica con sus presentaciones de partidos, toma de posiciones, alianzas preelectorales, ultras, izquierdas, derechas, centros, etc¨¦tera, es obligada la conversaci¨®n sobre Extremadura, comento la aparici¨®n en nuestra tierra del primer partido pol¨ªtico regionalista extreme?o, Acci¨®n Regional Extremeta (Arex), y..., una leve sonnsa inmediata surge del interlocutor.Las reflexiones sobre el tema, l¨®gicamente, son tristes, pero esperanzadoras. Sin lugar a dudas, la primera es la que como eslogan publicitario se define: ?La pol¨ªtica para Extremadura es un lujo?, cuando repasando el mosaico de regiones se contempla que en cada una ya surgieron no un partido regionalista, sino cuatro o cinco, cuando sus reivindicaciones son de tipo autonomista, idiorni¨¢tica, de banderas, nacionalista, etc¨¦tera..., ?cu¨¢les son las nuestras? Desde luego, algo menos ideol¨®gicas y bastante m¨¢s pr¨¢cticas.
Extremadura necesita tanto a los negociadores como a los pol¨ªticos pr¨¢cticos; negociaci¨®n dentro para poder hacer borr¨®n y cuenta nueva en la uni¨®n sin recelos de C¨¢ceres-Badajoz o Badajoz-C¨¢ceres, negociaci¨®n hacia afuera demostrando la fuerza de.esa uni¨®n con peticiones, exigencias, pactos. y cualquier alternativa que demuestre una validez en el desarrollo regional, rindiendo cuentas de esa gesti¨®n y solicitando de su pueblo el apoyo coercitivo si todos los canales negociadores se hubiesen agotado sin resultados satisfactorios.
Adem¨¢s, y por supuesto, evitar por todos los medios que por decreto se hagan trasvases sin compensaci¨®n, instalaciones de plantas nucleares que dejan los residuos en la zona y se llevan la energ¨ªa producida a centros que, m¨¢s inquietos en su industrializaci¨®n, la demandan, producciones tabaqueras que representan m¨¢s del 60 % del consumo nacional, con elaboraciones externas y con la ¨²ltima f¨¢brica concedida a M¨¢laga..., un sinn¨²mero de hechos que claman al cielo y que una obediente po blaci¨®n extrerri?a ha asimilado con un pataleo solitario de impotencia, poblaci¨®n con igual n¨²mero de re sidentes que de emigrantes.
Ilustres pol¨ªticos que nunca, aparecieron en Extremadura en etapas anteriores desde sus puestos de Gobierno y que ahora hacen pro selitismo sobre la bondad de sus partidos, pidiendo los votos extre menos que alg¨²n d¨ªa les har¨¢n falta para su ascenso al Poder, ?pueden tener eco en la regi¨®n? Espero que no, porque los intereses partidistas est¨¢n un tanto alejados de necesidades perentorias como las nuestras, cuya ¨²nica ideolog¨ªa est¨¢ resumida a corto, medio y largo plazo en una sola palabra: Extremadura.
Nefastas distribuciones administrativas, militares y religiosas han servido siempre para desunir las dos provincias, que nunca adquiri¨® con ello la sensaci¨®n de regi¨®n que por idiosincrasia le corresponde, difurnin¨¢ndose cu¨¢lquier acci¨®n conjunta por intereses contrapuestos, divergentes y, de vez en vez, manifiestamente enfrentados.
Pol¨ªticamente, cuando se pregunta si las decisiones y filosof¨ªa corresponder¨ªan a un encaje de centro, derecha o izquierda, pienso que seg¨²n qu¨¦ zonas habr¨ªa de tener versatilidad para proporcionar su soluci¨®n; si la protesta es de izquierdas, como hay mucho que protestar, ser¨ªa de izquierdas; en zonas en las cuales hace falta la inversi¨®n de capitales y el capitalismo es de derechas, ser¨ªa de derechas, y como los pactos parece ser que se realizar¨¢n hacia el centro, ser¨ªa muy de centro.
Por las conversaciones mantenidas con los componentes de la gesti¨®n legalizadora de Acci¨®n Regional Extreme?a (Arex), habr¨¢ que felicitarse de que el primer paso est¨¦ dado Para funcionar en pro de Extremadura, al no existir en sus ¨¢nimos intereses personal¨ªstas ni partidistas, sino unicamente el deseo, la preparaci¨®n y el ¨¢nimo de canalizar la fuerza de las urnas en esa gesti¨®n duradera, larga y dif¨ªcil que se necesita, pensando que dejar a un lado la oportunidad de constituir una presi¨®n genuinamente extremena, ser¨¢ entregar a otras manos y otras mentes aquello que a nosotros nos toca defender.
Cuando alguna empresa particular o estatal construya una autopista de peaje entre C¨¢ceres y Badajoz (como las de Gerona-Barcelona, L¨¦rida-Tarragona, Castell¨®n- Valencia, Bilbao-San Sebasti¨¢n, Vigo-La Coru?a, Sevilla-C¨¢diz, etc¨¦tera), por la rentabilidad que el intercambio de todo tipo existiera entre nuestras dos provincias, ser¨ªa entonces un buen momento para pensar que ya podr¨ªamos dedicarnos a la se?ora pol¨ªtica.
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