Nueva exhibici¨®n de incapacidad del Madrid
Ante el Celta, el Madrid ofreci¨® otra triste exhibici¨®n de impotencia. Sujuego fue discreto a r¨¢fagas, pero pobre en el remate, y sus mejores oportunidades se estrellaron en Fertoy, un excelente portero, aunque diera aisladas muestras de inseguridad. El Celta es un equipo negado para el gol, pero estuvo a punto de ganar. Por dos veces sus disparos tocaron la madera de Miguel Angel.Sin suerte, sin juego y con floja condici¨®n f¨ªsica, el Madrid se arrastra ya por el campeonato y ofrece cada d¨ªa una imagen penosa. Ante el Celta sali¨® a jugar con un decidido prop¨®sito de enmienda e hizo unos primeros veinte minutos aceptables, bien movido por Brieitner y con algunos intentos de Jensen. Pero el hecho de que transcurriesen los minutos y de que sus mejores ocasiones de gol fuesen desbaratadas por Fenoy, llev¨® al equIpo de Miljanic a perder la fe en s¨ª mismo, y a ofrecer de nuevo uno de esos tristes partidos a los que ya se va acostumbrando el p¨²blico.
El Celta es un equipo muyjustito de fuerzas y de juego, que no mostr¨® en Chamart¨ªn nada mejor de lo que se esperaba de ¨¦l. Se encerr¨® en su ¨¢rea, y no fue m¨¢s que un colaborador del torpe equipo madridista en la tarea de evitar que sobre el cuidado c¨¦sped del Chamart¨ªn se desarrollase un espect¨¢culo. S¨®lo los ademanes de Fenoy, su acusada personalidad bajo los palos y sus rasgos de inseguridad contribuyeron durante gran parte del partido a darle cierto picante al partido que, por lo dem¨¢s, tuvo bastante poco que contar. Dos equipos jugando el cuatro-tres-tres cl¨¢sico, uno mucho m¨¢s cerrado que otro, y mucha incapacidad en el que contaba con el dominio territorial. La t¨®nica no vari¨® casi nunca.
Hubo, ya queda dicho, altibajos en el juego del Madrid. Los primeros veinte minutos fueron aceptables, pero el Madrid, tan corto de moral como de juego, se vino abajo cuando vio que el gol no llegaba, y
cedi¨® un poco en su batallar. El Celta aprovech¨® entonces para lanzar sus contraataques con algo m¨¢s de frecuencia, y un penalty impune de Benito evit¨® que se adelantara en el marcador. Durante la segunda parte, el Madrid se descompuso m¨¢s y m¨¢s, y el Celta se fue haciendo el due?o de la situaci¨®n. Por fortuna para el Madrid, es un equipo negado para el gol y apenas si supo crear ocasiones ante una defensa cuya inseguridad es mayor cada domingo. Sin embargo, estuvo cerca del triunfo. F¨¦lix, un juvenil de much¨ªsimas posibilidades, le hizo un precioso quiebro a Benito y remat¨® con un tremendo disparo al palo. Aquello promovi¨® una lluvia de protestas contra el palco que Bernab¨¦u aguant¨® impert¨¦rrito. M¨¢s tarde, cuanto el Celta llev¨® de nuevo el bal¨®n a la madera, no quedaban fuerzas para protestar.En los ¨²ltimos minutos, el Madrid trat¨® de crecerse de nuevo, impulsado tal vez por un sentimiento de rid¨ªculo, pero fue incapaz de merecer el gol. El partido finaliz¨® entre pitos y la alegr¨ªa del Celta, que borra uno de sus negativos. En cuanto al Madrid, s¨®lo cabe decir que va de mal en peor. Sus jugadores andan lejos de la mejor condici¨®n f¨ªsica y hace tiempo que han perdido la fe en su entrenador y en sus posibilidades como equipo. Los extremos -S¨¢nchez Barrios, Aguilar, Macan¨¢s y Guerini- y otros jugadores como Roberto, Ur¨ªa y Rubi?¨¢n ya est¨¢n mareados a fuerza de tanto entrar y salir del equipo, a fuerza de tanto recibir confianza y perderla sin motivo que lo justifique -exceptuamos de esto ¨²ltimo a Guerini-. En cuanto a Vel¨¢zquez, nadie pue de entender que no tenga cabida en el equipo, que haya llegado a no contar ni para el banquillo de un once tan vulgar y tan falto de ta lento como es el Madrid actual. Miljanic, hay que decirlo de nuevo, comete errores de bulto en cada partido.
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