Dificultades para el aumento de la fuerza armada
La estructura del gasto de defensa en Espa?a, refleja las diricultades que se oponen a que las Fuerzas Armadas espa?olas jueguen un papel en la defensa de Europa occidental, que sea acorde conel peso socio-econ¨®mico de Espa?a y con la importancia estrat¨¦gica del espacio ib¨¦rico.La ley de Presupuestos del Estado, en su cap¨ªtulo de Defensa, reproduce una vez m¨¢s cifras poco optimistas, a pesar del considerable esfuerzo hecho por el Gobierno Su¨¢rez para aumentar las dotaciones de material y equipo, en 4.500 millones de pesetas sobre las previsiones de la ley 32/71, que es la matriz de la modernizaci¨®n del Ej¨¦rcito. Para que el acercamiento de Espa?a a Europa no constituya meramente una integraci¨®n de mercados, sino un objetivo pol¨ªtico pleno, parecer¨ªa aconsejable la continuaci¨®n de la reforma militar, ya emprendida en la l¨ªnea admin¨ªstrativa y de mando, hasta conseguir modificaciones fundamentales de la estructura del gasto defensivo. Esas modificaciones, sin embargo, solo pueden salir de la ¨®rbita de ideas y opciones que este Gobierno y los futuros, junto con los partidos, el Parlamento y la sociedad en general, se formen sobre el papel de la fuerza como instrumento de poder y de negociaci¨®n internacionales.
El esfuerzo defensivo espa?ol no ha podido tomar buena nota, en sus l¨ªneas principales, de las concepciones pol¨ªtico-estrat¨¦gicas actuales, y vive frenado por los resultados de las nociones pred¨®minantes durante la guerra civil y la Segunda Guerra Mundial: elevado nivel consuntivo de un elemento humano numeroso, y bajo nivel de dotaciones para las inversiones necesarias con vistas a librar un conflicto moderno. Hasta qu¨¦ punto esto ha sido el resultado de una pol¨ªtica deliberada para sacrificar al crecimiento econ¨®mico la mayor cantidad posible de recursos, es cosa que necesita mayor clarificaci¨®n hist¨®rica.
La primera funci¨®n
Para un estudio de las cifras hay que empezar por analizar el por qu¨¦ de un criterio de conveniencia adoptado por la ley de Presupuestos, que es el de no incluir las pensiones militares en el concepto ?gastos de Defensa?. Esto, hasta cierto punto no est¨¢ justificado, pues al fin y al cabo gran parte de las pensiones no son sino resultado de las previsiones defensivas del pasado; si se separan las decisiones del presente de sus proyecciones futuras, se hace imposible la planificaci¨®n y se desfigura la imagen econ¨®mica del esfuerzo en cuesti¨®n. As¨ª que es leg¨ªtimo a?adir a los 149.396 millones de pesetas que la ley. reconoce ala ?funci¨®n Defensa?, aquella parte de los 47.439 millones asignados a los 232.000 pensionistas de las Fuerzas Armadas, que las devengan a consecuencia de las necesidades creadas por la guerra civil y Ias amenazas que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Bajo este criterio, la funci¨®n educaci¨®n podr¨ªa ceder, con el 18,6% del total del presupuesto, el primer lugar a la funci¨®n Defensa.Incluso prescindiendo del factor pensiones, el elemento fuerte de la estructura del gasto defensivo sigue siendo el volumen destinado a gastos de personal. Se trata de los derechos de los 110.015 personas al servicio permanente de las FFAA. En cuanto al personal en activo, la cifra del Ej¨¦rcito de Tierra reflej¨¢ la composici¨®n dominante de ¨¦ste en las FF AA: 74.519 personas, frente a 19.080 de la Marina y19.711 de la Aviaci¨®n. Por cierto, que la incidencia del pasado en el gasto defensivo del presente queda ejemplificada en la presencia, como personal activo (por razones comprensibles), de los casi 20.000 caballeros mutilados de guerra en la n¨®mina del Ministerio del Ej¨¦rcito. De ese modo, las atenciones personales de las FF.AA, representan el 61, 11 % de la ?funci¨®n defensa? (excluyendo las pensiones) con 91.303 millones de pesetas. A esto hay que a?adir 17.581 millones para ?tropa y mariner¨ªa?, lo que deja unos 37.000 millones para inversiones militares, y 19.000 para la adquisici¨®n de servicios.
El Ej¨¦rcito de Tierra es el que sufre mayor desequilibrio en la estructura del gasto, de entre los tres ej¨¦rcitos. Ello viene explicado por el peso del elemento humano en su organizaci¨®n. As¨ª, mientras el Ej¨¦rcito dedica el 18% de su presupuesto a gastos de capital, la marina alcanza el 37,74% y el Ej¨¦rcito del Aire el 31,36%.
Como se ve, pues, el presupuesto de Defensa espa?ol deja una cifra muy reducida para el perfeccionamiento y aumento de la fuerza, que es la propia raz¨®n de ser de los ej¨¦rcitos. A esta situaci¨®n se le ve dif¨ªcil soluci¨®n a plazo medio. S¨®lo una pol¨ªtica de objetivos de fuerza muy selectivos, unida a otra de reducci¨®n de efectivos humanos (aconsejada adem¨¢s esta ¨²ltima por la necesidad de rejuvenecer los cuadros), permitirla abordar el problema, y esto a largo plazo; las obligaciones presentes necesitan muchos a?os para extinguirse. El crecimiento solo puede venir si pueblo, Parlamento y Gobierno aprecian de modo distinto, a la altura de los a?os ochenta, las exigencias d¨¦ la seguridad, por un lado, y los beneficios de contar conun instrumento pol¨ªtico internacional, como es la fuerza, por otro.
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