Sonroj
Los efectos de Xynthia fueron leves en la capital guipuzcoana. Creo que debemos agradec¨¦rselo a nuestro diputado general, Markel Olano. Ver¨¢n por qu¨¦. Pese a la proliferaci¨®n ¨²ltima de las concepciones animistas, he estado siempre convencido de que la naturaleza carece de conciencia y de que los fen¨®menos naturales, aunque no desprovistos de causas, s¨ª lo est¨¢n de intencionalidad. As¨ª lo he cre¨ªdo, pero desde el pasado s¨¢bado he empezado a dudarlo. ?Se apiad¨® Xynthia de nosotros? ?Sinti¨® acaso verg¨¹enza ajena por lo que pudo llegar a sus o¨ªdos entre las r¨¢fagas que la preced¨ªan? ?Ser¨ªa tal vez espa?olista la tormenta perfecta? Si Xynthia ten¨ªa conciencia, bien pudo saber que en nuestro palacio foral iba a izarse la bandera espa?ola y que nuestro diputado general iba a colocar una placa de lo m¨¢s txirene, sazonado todo ello con un bonito discurso. Pudo pensar que bastante castigo ten¨ªamos como para a?adir el suyo, o bien, y ¨¦sta es la otra posibilidad, pudo sentirse orgullosa de nuestra gallard¨ªa y lanzarse con ruido y furia a castigar al infiel. Si el demon de Xynthia albergaba esta segunda intenci¨®n, yo les propongo a los franceses que, lejos de conformarse con la tricolor, se pertrechen de banderas para la pr¨®xima ciclog¨¦nesis y llenen los tejados de ense?as, sin olvidarse de ninguna, incluida la de Mickey Mouse.
Fuera abertzale o fuera espa?olista, la verdad es que me resulta dif¨ªcil ponerme en el lugar de Xynthia. Como humano, mi visi¨®n es de corto alcance y mi mente no llega a abarcar en un soplo tan vastas extensiones. De ah¨ª que el lenguaje xynthiano se me escape y tal vez sea preciso conocerlo para apreciar en su justo valor las palabras de Olano y las de la placa. Desde mi humilde castellazo, todo me pareci¨® lo que me parece el viento, un totum revolutum, o para expresarme mejor, una sarta de tonter¨ªas indignas de quien me representa. Para qu¨¦ repetirlas aqu¨ª. Un pa¨ªs es un pa¨ªs, dice la placa, y un s¨ªmbolo es un s¨ªmbolo. Podr¨ªamos a?adir que una patata es una patata. Todo es igual a s¨ª mismo, una tautolog¨ªa, menos, ay, cuando se convierte en ikurri?a. Entonces, hasta una patata es una ikurri?a, o sea, "un activador de sentimientos propios de identidad". ?Para cu¨¢ntos s¨²bditos del se?or Olano -ya que las banderas crean s¨²bditos al tratar de imponernos un ¨²nico color- es la bandera espa?ola un activador de sentimientos propios de identidad? ?Por qu¨¦ trata de excluirlos de todo el banderaje y de todo el color¨ªo a que estamos acostumbrados?
Y queda una ¨²ltima tautolog¨ªa, que tal vez no funcione en xynthiano, pero que en castellazo se entiende a la perfecci¨®n: un diputado general es un diputado general. Si esa bandera es una imposici¨®n, nos la ha impuesto ¨¦l, cuya autoridad emana de la misma legalidad que la de aqu¨¦lla. Si no quer¨ªa hacerlo, le quedaban dos recursos: resistirse a ello, arrostrando las consecuencias, o dimitir. Claro que esto s¨ª que no funciona en xynthiano.
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