Ese actor, ese hombre

En ese espect¨¢culo y enso?aci¨®n llamado cine cuyo alimento primordial jam¨¢s podr¨¢n ser esas cosas tan incomibles e imbebibles en t¨¦rminos art¨ªsticos de la honestidad y del rigor, sino la magia pura y dura, existen desde su nacimiento, en el mudo y en el sonoro, actores y actrices cuya presencia justifica el precio de la entrada, en posesi¨®n de un atractivo interno inmarchitable (tambi¨¦n externo, pero saben llevar con estilo las inevitables arrugas y la decadencia f¨ªsica) transmisores naturales de sensaciones impagables. Con algunos de ellos tampoco puedes certificar que su talento sea grandioso, vers¨¢til, profundo y camale¨®nico. Les basta con su presencia, su gestualidad, sus movimientos, su voz, el irrenunciable amor que les profesa la c¨¢mara.

Bridges es cre¨ªble y querible, pat¨¦tico y seductor, buscavidas y digno

En mi mitolog¨ªa particular, Jeff Bridges ocupa un lugar de honor. Siempre me gusta verle y o¨ªrle. Si adem¨¢s, su personaje tiene alma y la pel¨ªcula es buena, el placer es absoluto. Ha navegado sin mancharse en medio de mediocridades y guiones que no le merec¨ªan. Cuando ha existido armon¨ªa entre la calidad de la historia, el conductor de ella y la personalidad de Bridges, el resultado es memorable. Ejemplos: La ¨²ltima pel¨ªcula, Fat city, Un bot¨ªn de 500.000 d¨®lares, 8 millones de maneras de morir, Tucker, Los fabulosos Baker Boys, El rey pescador, El gran Levowski, Arlington road, The door in the floor. Nunca recibi¨® premios ni reconocimiento acad¨¦mico por ello. S¨ª la admiraci¨®n y el amor del p¨²blico con paladar y sentido est¨¦tico. Los galardones de interpretaci¨®n casi siempre han sido ro?osos con Mitchum, Marvin, Connery, Nolte, Eastwood, Bridges, gente dura, sobria y vivida, inequ¨ªvocamente masculina. Dudo que el menosprecio acad¨¦mico haya perturbado excesivamente a estos aut¨¦nticos profesionales.

Casi todas las quinielas coinciden en que, por fin, a Bridges le va a caer el Oscar. El veh¨ªculo que le puede llevar a ¨¦l se titula Coraz¨®n rebelde. Bridges est¨¢ ejemplar meti¨¦ndose en el castigado cuerpo, la esforzada supervivencia y la resignaci¨®n ante el prolongado cutrer¨ªo profesional y afectivo de un cantante de country que est¨¢ en las ¨²ltimas, alcoh¨®lico y posibilista, con pavor a responsabilidades familiares y sentimentales, un desesperado estoico al que la vida le ofrece la ¨²ltima oportunidad de redenci¨®n. ?Les suena el argumento? Robert Duvall, que aqu¨ª ejerce de productor (no puede ser casual) e interpreta a un sabroso personaje secundario, gan¨® un merecido Oscar con una tem¨¢tica similar en Gracias y favores. Eastwood tambi¨¦n visit¨® ese atormentado universo en El aventurero de medianoche.

Es una pel¨ªcula bonita y agridulce, con alguna tentaci¨®n de blandura, con momentos previsibles, bien contada. Pero tiene algo excepcional. Bridges es cre¨ªble y querible, pat¨¦tico y seductor, buscavidas y digno. Es estilo, sutileza, magnetismo, humanidad. Hasta canta bien.