La hora de Pi?era
La reconstrucci¨®n de Chile pondr¨¢ a prueba la capacidad de gesti¨®n del presidente electo
El terremoto y posterior maremoto de la madrugada del s¨¢bado pasado interrumpi¨® de manera dram¨¢tica el sue?o de miles chilenos e irrumpi¨® en el proceso de transici¨®n entre el Gobierno saliente de Michelle Bachelet y el del liberal-conservador de Sebasti¨¢n Pi?era. Chile aspiraba, de la mano de Sebasti¨¢n Pi?era, a seguir escalando puestos en la econom¨ªa mundial (ahora ocupa el lugar 45 y la renta per c¨¢pita m¨¢s alta de Am¨¦rica Latina). ?se era el proyecto del hombre que ha batido en las urnas a la Concertaci¨®n, la coalici¨®n de izquierdas que ha gobernado en los ¨²ltimos 20 a?os, y que dejaba la credibilidad internacional de Chile y las arcas del Estado en la mejor posici¨®n para conseguirlo. Ahora, tras la devastaci¨®n causada por el cataclismo, Sebasti¨¢n Pi?era ha tenido que cambiar su programa de gobierno, que dedicar¨¢ casi por entero a la reconstrucci¨®n del pa¨ªs. Empresario de ¨¦xito, tiene fama de buen gestor. Este nuevo empe?o pondr¨¢ a prueba su capacidad y ser¨¢ crucial para amortiguar el freno que el terremoto va a suponer para el desarrollo econ¨®mico y social del pa¨ªs.
El temblor de tierra con epicentro en Concepci¨®n es una profunda sacudida para Chile. Para empezar, el terremoto y el maremoto pusieron al descubierto debilidades, como el error de la Marina de no prever el maremoto, lo que inmediatamente admiti¨®, o la precariedad de las comunicaciones. Debilidades que los gobernantes tendr¨¢n que reparar. Pero la dimensi¨®n de la devastaci¨®n obligar¨¢ al nuevo Gobierno a desviar muchos recursos hacia la reconstrucci¨®n de infraestructuras. La pol¨ªtica social acometida por la Concertaci¨®n y, muy especialmente, por el Gobierno de Michelle Bachelet, puede ser la primera gran v¨ªctima del se¨ªsmo en el terreno presupuestario. Pi?era no ten¨ªa intenci¨®n de echar por la borda las conquistas sociales y era muy probable que hubiera mantenido una pol¨ªtica continuista. Ahora, el pa¨ªs que recibe es otro y las prioridades, distintas.
Su Gobierno tendr¨¢ que devolver a Chile la confianza en s¨ª mismo para superar las debilidades ahora detectadas y recuperar a medio plazo el impulso del pa¨ªs, lo que adem¨¢s de gesti¨®n le exigir¨¢ liderazgo. El ¨¦xito de su mandato de cuatro a?os, improrrogable, puede alumbrar ese nuevo modelo conservador para Am¨¦rica Latina por el que optaron los chilenos. Este pa¨ªs marcar¨ªa as¨ª la deseable alternancia entre dos modelos moderados, alternativos ambos al neocaudillismo populista del continente.
El jueves, la todav¨ªa presidenta de la Rep¨²blica Michelle Bachelet abandona el cargo con m¨¢s de un 80% de popularidad. Este duro embate de la naturaleza ha castigado severamente a Chile y es la despedida m¨¢s amarga que pod¨ªa esperar una mandataria de su talla. Pero hasta el momento, todos los indicios son positivos. La carrera pol¨ªtica de Bachelet no est¨¢ en cuesti¨®n y Chile est¨¢ dando muestras de ser capaz de salir airosa del desaf¨ªo.
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