Aguirre salta al ruedo

Coincidiendo con la discusi¨®n de una iniciativa para prohibir las corridas de toros en el Parlamento catal¨¢n, la presidenta regional de Madrid, Esperanza Aguirre, ha hecho p¨²blica su intenci¨®n de declararlas Bien de Inter¨¦s Cultural en su comunidad aut¨®noma. Con esta decisi¨®n, Aguirre no est¨¢ tratando de adoptar medidas que garanticen una gesti¨®n m¨¢s eficaz de su esfera institucional de competencias, sino que la est¨¢ utilizando de manera oblicua e interesada para irrumpir con motivo o sin ¨¦l en aquellos debates de los que espera extraer alg¨²n beneficio pol¨ªtico. En concreto, el de exhibirse ante la totalidad del pa¨ªs como dirigente resuelta y, por tanto, como eventual alternativa para liderar su partido.

Que la Comunidad de Madrid se declare dispuesta a proteger las corridas no pretende ser una contribuci¨®n a la clarificaci¨®n del debate en Catalu?a, sino a su radicalizaci¨®n y generalizaci¨®n por la v¨ªa de interpretarlo en clave exclusivamente pol¨ªtica y nacionalista. Entre quienes apoyan que el Parlamento de Catalu?a proh¨ªba las corridas se encuentran, sin duda, nacionalistas catalanes que de este modo imaginan tomar una distancia simb¨®lica de Espa?a; pero tambi¨¦n muchos ciudadanos ajenos a las querellas entre imaginarios colectivos y que se oponen al espect¨¢culo de los toros sencillamente porque lo consideran cruel e inhumano. Con su extempor¨¢nea iniciativa, Esperanza Aguirre invita a que se contabilicen estos ¨²ltimos en las filas de los primeros, como dando a entender que para ser buen espa?ol, para ser simplemente espa?ol, es m¨¢s importante apreciar y defender las corridas que cumplir con las obligaciones que derivan de las leyes.

Esperanza Aguirre ha vuelto a demostrar que por encima de sus ambiciones de llegar a la pol¨ªtica nacional desde la auton¨®mica no hay nada, ni la lealtad a su partido y a sus correligionarios, ni el cumplimiento de la ley antitabaco, ni los ahorros de los ciudadanos en Cajamadrid, ni las pol¨ªticas estatales de vivienda. Tampoco las corridas de toros, seg¨²n ha dejado claro al saltar como espont¨¢nea a un ruedo en el que no s¨®lo no estaba obligada a faenar, sino que, seguramente, habr¨ªa sido mejor que no lo hubiera hecho. Por este camino, Esperanza Aguirre est¨¢ convirtiendo poco a poco a la Comunidad de Madrid en una taifa pol¨ªtica y administrativa, siempre a la contra de las decisiones estatales y convertida en azote de otras autonom¨ªas.