Inocencia y compromiso
La celebraci¨®n del centenario del nacimiento de Miguel Hern¨¢ndez es ocasi¨®n propicia para animar a los j¨®venes a leer a uno de los m¨¢s grandes poetas en lengua castellana y para hacer una relectura fiel a los valores literarios del poeta.
El objetivo de lograr que Hern¨¢ndez se conozca se explica por la inmensa calidad y calidez de su obra y por un acto de justicia hist¨®rica, para no a?adir una herida m¨¢s, la del olvido, al hombre y al poeta que declam¨®: Con tres heridas yo/ la de la vida/ la de la muerte/ la del amor.
La lectura fiel, adecuada, de su obra es para desterrar el t¨®pico de un Miguel Hern¨¢ndez cuya actuaci¨®n pol¨ªtica desmereci¨® su calidad art¨ªstica.
A lo largo de su vida, Miguel Hern¨¢ndez dio siempre pruebas de su inocencia y a la vez de su vocaci¨®n comprometida. Sus inicios como poeta -escribe sus primeros versos a la edad de 15 a?os mientras pastorea las cabras de la familia- muestran su contemplaci¨®n admirada del mundo que le rodea, riscos, arroyos y p¨¢jaros cantores.
Pronto cambiar¨¢ el poeta los paisajes de Orihuela por la poes¨ªa gongorina -?quer¨ªa demostrar al universo po¨¦tico madrile?o y a s¨ª mismo que ¨¦l tambi¨¦n pod¨ªa escribir esa poes¨ªa culta?-. Mas no tardar¨¢ el poeta en dedicar sus esfuerzos a una poes¨ªa religiosa que ha de tenerse como la mejor del g¨¦nero en la primera mitad del siglo XX.
Su segundo viaje a Madrid y, especialmente, su conocimiento de Pablo Neruda y Vicente Aleixandre dar¨¢n un giro a sus preocupaciones l¨ªricas. No rechazar¨¢ su neocatolicismo, simplemente se le olvida la devoci¨®n: Me libr¨¦ de los templos, sonre¨ªdme,/ donde me consum¨ªa con tristeza de l¨¢mpara/ encerrado en el poco aire de los sagrarios.
El conflicto de ausencia de Dios lo sustituye el poeta por la ausencia de la mujer amada. Miguel encuentra el amor, se enamora de Josefina y ya nada ser¨¢ igual, el amor deja de pertenecer al universo del pecado para franquear las puertas de la felicidad, del goce natural, de la naturaleza, volviendo as¨ª a su formaci¨®n infantil en los campos: Salt¨¦ al monte de donde procedo.
El libro de poemas amorosos El rayo que no cesa marcar¨¢ una ruptura en la vida y la obra de Miguel. Aparece la pena del poeta, la pena de amor insatisfecho, la pena de tantos elementos espirituales con los que el joven poeta quiere marcar una cesura con su etapa de catolicismo; ya ha sentido la influencia de la poes¨ªa sin pureza de Pablo Neruda, y lo confiesa con su n¨ªtida claridad: Me llamo barro aunque Miguel me llame./ Barro es mi profesi¨®n y mi destino/ que mancha con su lengua cuanto lame.
Ser¨¢ el estallido de la guerra la circunstancia que se?alar¨¢ el compromiso de Miguel. Se alistar¨¢ con pronta voluntad al Quinto Regimiento. Sin uso de las especiales condiciones que asist¨ªan a los intelectuales que apoyaron la Rep¨²blica, marchar¨¢ al frente como zapador sin tomar en consideraci¨®n la oportunidad de la que otros disfrutaban de permanecer en la retaguardia, en el Palacio Heredia-Sp¨ªnola, sede de la Alianza de los Intelectuales Antifascistas, donde estaban sus amigos poetas.
Mas lo que importa es cu¨¢l fue la evoluci¨®n de su esp¨ªritu po¨¦tico, qu¨¦ cambios produce en la obra del poeta las circunstancias de la guerra. Miguel crear¨¢ una nueva po¨¦tica, dedicar¨¢ sus versos a los soldados que defienden los valores republicanos. Escribir¨¢ poes¨ªa b¨¦lica, comprometida, con el objetivo de flagrar la lucha por la civilizaci¨®n de los soldados, para hacer resplandecer como fuego o llama la causa de la justicia. Publicar¨¢ Viento del pueblo con un subt¨ªtulo que nos confirma cu¨¢l es la motivaci¨®n de la obra: Poes¨ªa en guerra.
Durante a?os el poemario b¨¦lico de Miguel no fue aceptado por los especialistas y escritores. El prejuicio de considerar al rapsoda de guerra como el intelectual que acata las consignas pol¨ªticas y las pone en verso les ceg¨®, no supieron acceder a la profunda emoci¨®n que anidaba en la conciencia del poeta lo injusto de la guerra.
Hern¨¢ndez ejercita su compromiso pol¨ªtico esgrimiendo la palabra pura, inocente, como un arma m¨¢s, nos narra lo que ve y, sobre todo, lo que siente, en una pr¨¢ctica po¨¦tica en primera persona que construye un espacio de quejas y bravuras, animando a los soldados fruto de vientres pobres a desquijarar leones para liberar a Espa?a de la invasi¨®n fascista.
La justicia de la historia ha ido transmutando las opiniones cr¨ªticas acerca de tan serio y humano poemario. As¨ª, en la d¨¦cada de los sesenta, Jos¨¦ Manuel Caballero Bonald, sin temor ni prejuicio, afirmar¨¢: "Se trata de uno de los libros m¨¢s emocionantes, limpios y fervorosos que ha producido la poes¨ªa espa?ola en la primera mitad del siglo XX".
Y es que Miguel Hern¨¢ndez, cuando muestra su compromiso con la causa republicana en sus poemas no lo hace abdicando de su condici¨®n de poeta, de su oficio; concreta su compromiso con la palabra, con su bien decir, con su bien nombrar las cosas, ?no es ¨¦sta la funci¨®n de la poes¨ªa?
Para su canto ¨¦pico Miguel no encontrar¨¢ m¨¢s verso que el romance, como id¨®neo canto narrativo, pero har¨¢ un romance subjetivo, en primera persona, en clave de biograf¨ªa propia, con el que nos revela su funci¨®n: Si yo sal¨ª de la tierra,/ si yo he nacido de un vientre/ desdichado y con pobreza,/ no fue sino para hacerme/ ruise?or de las desdichas,/ eco de la mala suerte,/ y cantar y repetir/ a quien escucharme debe/ cuanto a penas, cuanto a pobres,/ cuanto a tierra se refiere.
El ruise?or de las desdichas est¨¢ a¨²n m¨¢s claramente aplicado a la contienda pol¨ªtico-militar, en una prueba m¨¢s de que su compromiso pol¨ªtico no le separa de su inocencia po¨¦tica, en el poema Vientos del pueblo me llevan: Cantando espero a la muerte,/ que hay ruise?ores que cantan/ encima de los fusiles/ y en medio de las batallas.
Miguel es un ruise?or que canta en medio de las batallas, un poeta que crea con la pureza del alma mientras suenan los obuses y se rompen las entra?as. Pues Miguel se sent¨ªa poeta, como confiesa en la dedicatoria del libro a Vicente Aleixandre: "A nosotros, que hemos nacido poetas entre todos los hombres, nos ha hecho poetas la vida junto a todos los hombres. (?) Los poetas somos viento del pueblo: nacemos para pasar soplados a trav¨¦s de sus poros y conducir sus ojos y sus sentimientos hacia las cumbres m¨¢s hermosas. Hoy, este hoy de pasi¨®n, de vida, de muerte, nos empuja de un imponente modo a ti, a m¨ª, a varios, hacia el pueblo. El pueblo espera a los poetas con la oreja y el alma tendidos al pie de cada siglo".
En cuanto a la militancia en organizaciones pol¨ªticas sabemos que fue presidente de las Juventudes Socialistas de Orihuela, cargo que pronto abandonar¨ªa para mantenerse distante de la militancia pol¨ªtica. Tras su muerte se habl¨® con insistencia de su pertenencia durante la guerra al Partido Comunista, aunque tal circunstancia fue siempre negada por su esposa, pero ya en la d¨¦cada de los noventa se hall¨® la ficha de afiliaci¨®n de Hern¨¢ndez al Quinto Regimiento, en el que aparece como militante comunista. Es ¨¦ste un dato claro, aunque algunos autores dudan de su veracidad debido a las irregulares circunstancias de los registros propios de la guerra.
El poeta comprometido sufrir¨ªa algunos cambios en su actitud con los acontecimientos que se suceder¨ªan. Tras su visita a la URSS, Mar¨ªa Zambrano explic¨®: "Fue a la vuelta de su viaje a la Uni¨®n Sovi¨¦tica cuando en Valencia, en las ¨²ltimas veces que le vi, aparec¨ªa vuelto hacia dentro, enmudecido. Cualquier pregunta hubiese sido improcedente, ya que la respuesta era ¨¦l, ¨¦l mismo, a solas con aquello que dentro de su ser suced¨ªa".
Si desde el comienzo de la guerra en Miguel se produjo una lucha interior entre el deseo de libertad para su pueblo y su odio a la violencia y la muerte, ser¨¢ con la aproximaci¨®n del final de la contienda, con la acumulaci¨®n de la visi¨®n de tanta sangre y muerte y con la aparici¨®n de la consciencia de la derrota cuando afloren los m¨¢s tiernos sentimientos de tristeza. En contraste, la noticia de la llegada de su hijo explosionar¨¢ su vitalidad y deseos de futuro, cortados en la ra¨ªz con dos hechos cercanos en el tiempo que produjeron el deterioro del poeta, la derrota de los republicanos y la muerte de su hijo.
El poeta ¨¦tico, moral, hab¨ªa entregado su fe y sometido a riesgo su vida por una causa noble en la que perder¨ªa todo lo que le hac¨ªa vibrar. Juan Ram¨®n Jim¨¦nez, con su acritud habitual, salva a Miguel de sus cr¨ªticas: "Los poetas no ten¨ªan convencimiento de lo que dec¨ªan. Eran se?oritos, imitadores de guerrilleros, y paseaban sus rifles y sus pistolas de juguete por Madrid, vestidos con monos azules muy planchados. El ¨²nico poeta, joven entonces, que pele¨® y escribi¨® en el campo y en la c¨¢rcel fue Miguel Hern¨¢ndez".
As¨ª fue considerado como el poeta del pueblo por los combatientes, argumento utilizado en su procesamiento cuando fue detenido, a pesar de que todos le aconsejaban que se marchase fuera del pa¨ªs y que ¨¦l optara por buscar a su mujer y a su hijo en Cox, como "el m¨¢s inocente y confiado de los muchachos" (Carmen Conde).
En la c¨¢rcel, gravemente enfermo, sin atenci¨®n m¨¦dica, se le dejar¨¢ morir. A¨²n se intenta la renuncia de sus ideas a cambio de la libertad y la cura. Se le pide que manifieste haber sido enga?ado por los "enemigos de Espa?a". ?Fue tal vez un intento de compensar el gran impacto negativo para los vencedores del asesinato de Federico?
Miguel se niega en un acto de conjunci¨®n sublime de su inocencia y su compromiso, el de pensar que no habr¨ªan de ser tan perversos como para dejarlo morir en una celda inmunda por negarse a abjurar de sus ideas, y si as¨ª fuera c¨®mo podr¨ªa ¨¦l romper su compromiso con lo que cree, con lo que alimenta su fe de ser humano que busca la verdad y la justicia. Inocencia y compromiso desde la inicial manifestaci¨®n de su vocaci¨®n po¨¦tica hasta el borde del abismo de una muerte digna para el poeta e ignominiosa para sus no tan indirectos asesinos.
En el procedimiento sumar¨ªsimo de urgencia, incoado por la Auditor¨ªa de Guerra de Madrid, ninguna acusaci¨®n de delito alguno se le hace a Miguel, salvo ser autor de algunos poemas que se citan, como la Canci¨®n del esposo soldado.
En su declaraci¨®n el poeta confiesa que su obra recoge la labor que como escritor antifascista y al servicio de la causa del pueblo ha desarrollado durante la guerra, glorificando la causa roja y recomendando la resistencia a la invasi¨®n.
La sentencia considera probado que Miguel Hern¨¢ndez ha publicado numerosas poes¨ªas, cr¨®nicas y folletos y que ello constituye un delito de adhesi¨®n a la rebeli¨®n, por lo que se le condena a la pena de muerte.
Su actividad po¨¦tica culmina en una actitud humana que confirma la inocencia y el compromiso de Miguel Hern¨¢ndez, uno de los m¨¢s grandes poetas de la literatura espa?ola.
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