De los pies a la azotea
Si los estudiantes de la Waldorfschule -escuela berlinesa abierta en 1919, tras la primera de las dos derrotas de Alemania ante el mundo- se fijan en las ventanas que ven desde su patio, vislumbrar¨¢n las siluetas de gente duch¨¢ndose. Estas sombras pertenecen a los clientes de Casa Camper, hotel que la empresa mallorquina de zapatos abri¨® en Berl¨ªn en septiembre.
No es casual que los ba?os de las 51 habitaciones den a la calle. El arquitecto Fernando Amat y el interiorista Jordi Ti¨® no han hecho ninguna innovaci¨®n revolucionaria, pero s¨ª pretend¨ªan subvertir algunas cosas que no les gustaban de los hoteles que visitaban. Como, por ejemplo, la distribuci¨®n. ?Por qu¨¦, si la cama s¨®lo se utiliza de noche, debe estar junto a la ventana? Y el ba?o, donde uno se acicala por las ma?anas, ?por qu¨¦ tiene que escapar de la luz natural?, se dijeron.
"Aprend¨ª a cocinar viendo a mi madre", dice Erwan Bouroullec de su obsesi¨®n por conectar a clientes y cocineros
La respuesta a estas preguntas la plasmaron en Barcelona en 2005, en la primera experiencia hotelera que puso en marcha Camper. La idea ahora es trasplantar este modelo al centro de Europa. Lo mismo ocurre con Dos Palillos, el restaurante de tapas asi¨¢ticas que dirige Albert Raurich, jefe de cocina de elBulli durante ocho a?os.
Estos dos negocios que funcionan en Barcelona se integran en esta ocasi¨®n en un mismo edifico del barrio de Mitte, al lado de la tienda que la empresa tiene desde hace una d¨¦cada y a unos minutos a pie de Alexanderplatz, la plaza que destruyeron las bombas aliadas en 1945 y cuyo signo distintivo es la torre de la televisi¨®n.
?Por qu¨¦ una familia como los Flux¨¤, con m¨¢s de 130 a?os dedic¨¢ndose a los zapatos, se lanz¨® a por un mercado tan distinto como el de hoteles y restaurantes? "Nuestro prop¨®sito era dar cobertura a las tres necesidades b¨¢sicas: comer, cobijarse y vestirse. Pero en el fondo nace por el inter¨¦s de mi padre en el dise?o industrial y la arquitectura", responde Miguel, hijo de Lorenzo Flux¨¤, el hombre que cre¨® la marca Camper en 1975.
Sentado en un sill¨®n del Tentempi¨¦, la sala donde los clientes pueden al mismo tiempo comer, beber, consultar el correo electr¨®nico y disfrutar de unas magn¨ªficas vistas de Berl¨ªn, Flux¨¤, de 34 a?os, da m¨¢s detalles de la aventura en la que se han embarcado. "Nos metimos en la hosteler¨ªa sin la ayuda de nadie del sector. No por ser arrogantes, sino porque nos daba miedo que nos dijeran: 'Hay que hacer las cosas as¨ª', y que aparecieran todos los tics que quer¨ªamos evitar. No es ni mejor ni peor, pero cuando vienes aqu¨ª se nota algo distinto", responde el vicepresidente y responsable de nuevos proyectos de Camper. Escondido tras sus gafas de pasta negra, Flux¨¤ evita la mirada de su interlocutor. Seguramente ser¨¢ la timidez.
En la zona Tentempi¨¦, en la ¨²ltima planta del hotel, comida, bebida y conexi¨®n a Internet son gratis. Todo, menos el alcohol. Cada cliente paga lo que dice que ha bebido. Este sistema basado en la honestidad recuerda al del transporte p¨²blico alem¨¢n, donde no hay tornos y cada viajero valida su tique sin que nadie le vigile. Es significativo que en el hotel de Barcelona, Camper haya optado por otro m¨¦todo m¨¢s seguro para cobrar las copas. "La gente aprecia que se les d¨¦ confianza. Por ejemplo, yo aqu¨ª siempre pago el metro", responde Flux¨¤.
Entre tantos elementos en com¨²n hay algo nuevo en este proyecto al compararlo con el de Barcelona. Novedad que lleva el nombre de Ronan y Erwan Bouroullec, los encargados de dise?ar Dos Palillos, que ocupa la planta baja del n¨²mero 1 de la calle Weinmeister. Los hermanos franceses, aclamados como la estrella emergente del dise?o europeo y que en los ¨²ltimos 12 a?os han obtenido varios de los premios internacionales m¨¢s importantes del sector, ya se ocuparon de las tiendas Camper de Par¨ªs y Copenhague, pero ¨¦ste es su primer restaurante para los mallorquines.
?Por qu¨¦ una tercera colaboraci¨®n con Camper? "Muchos abren tiendas iguales en todo el mundo, algo que para m¨ª no es nada interesante. Camper no sigue esta estrategia. Me gusta por ser una marca muy abierta, con establecimientos diferentes destinados a todo tipo de clientes y en pa¨ªses tambi¨¦n muy distintos", dice Erwan desde el restaurante, donde predomina el blanco, la madera y el dorado de las cortinas.
En medio de la conversaci¨®n, Bouroullec reconoce que no se qued¨® muy contento con algunos elementos de la tienda de Par¨ªs. ?Cu¨¢les? "Detalles de los que nadie se va a percatar. Pero que para m¨ª son importantes. Estamos en un momento en el que no todo deber¨ªa ser igual en todas partes. Pero a veces el ansia por la diferenciaci¨®n hace que las cosas no se terminen bien. Y de ah¨ª nace mi obsesi¨®n por los peque?os detalles", replica, tratando de hacerse o¨ªr entre los ruidos que salen de la cocina y los trabajadores que ultiman la presentaci¨®n del restaurante ante la prensa.
Hablando de obsesiones, la de los hermanos franceses en el Dos Palillos de Berl¨ªn era conectar a los clientes y los cocineros. "Nuestra idea inicial era hacer un espacio com¨²n. Nos cost¨® aceptar el hecho de que por una parte ten¨ªamos la cocina, y por otra, las mesas. No quer¨ªamos que se convirtiera en un lugar en el que la gente paga mucho dinero por nada, s¨®lo por una decoraci¨®n bonita. Hasta que dimos con esta mesa desde la que se ve la cocina", contin¨²a Erwan. Es cierto lo que dice. A pesar de que los comensales est¨¢n sentados, y los cocineros, de pie, ambos est¨¢n a la misma altura gracias a un desnivel ideado por los Bouroullec. "Esto es muy importante. Me encanta cocinar, y todo lo que s¨¦ lo he aprendido al ver a mi madre en la cocina", a?ade.
Camper organiz¨® el viaje a Berl¨ªn para una docena de periodistas, en su mayor¨ªa de medios internacionales, justo antes de la puesta en marcha del restaurante el pasado enero. Los nervios por el estreno ante la prensa eran evidentes. Y pasadas ya muchas de las 17 delicias orientales preparadas por el equipo de Raurich -ostras a la parrilla con sake o las muy divertidas japo burguers-, de repente ocurre lo imprevisto.
Un fallo en el sistema de extracci¨®n de aires convierte la sala en un fumadero y obliga a intervenir al cuerpo de bomberos de Berl¨ªn. Sofisticados reporteros de revistas como Wallpaper, lejos de escandalizarse, parecen celebrar la entrada de los hombres uniformados y con cascos gigantescos como una m¨¢s de las atracciones que han preparado en Camper. Despu¨¦s de la cena, Bouroullec, m¨¢s relajado y con un discurso menos oficial, confesar¨¢ que no le interesan demasiado ni Berl¨ªn ni los restaurantes de dise?o.
La apuesta de los Flux¨¤ por Dos Palillos -en cuyo men¨² se puede leer la frase del fil¨®sofo chino Lao-Ts¨¦: "Gobernar un pa¨ªs es como cocinar un peque?o pescado"- se produjo tras el fracaso de su local en Barcelona de comida r¨¢pida en forma de bolas de arroz. Food Ball cerr¨® sus puertas en 2007, cuatro a?os despu¨¦s de la apertura. "Quiz¨¢ era demasiado avanzado. O quiz¨¢ no supimos cogerle el tranquillo o no encontramos a la persona adecuada. Sin embargo, era una idea genial: hacer una comida tremendamente sana, divertida y r¨¢pida", explica Miguel Flux¨¤.
Camper llevaba a?os a la b¨²squeda de un edificio para su segundo hotel. Al final, eligieron Alemania por motivos fundamentalmente econ¨®micos. "En Madrid vimos algo, pero los precios estaban disparados. Si esto va bien, el pr¨®ximo a?os buscaremos en Par¨ªs, Londres, Madrid, Mil¨¢n o Roma", a?ade Flux¨¤. Las tarifas en Berl¨ªn, en torno a los 150 euros, son algo m¨¢s baratas que las de Barcelona, que suben hasta los 200.
Por ese dinero, en el n¨²mero 1 de Weinsteinstra?e se puede disfrutar de un hotel con enchufes de los a?os treinta inspirados en la Bauhaus; tel¨¦fonos en las habitaciones rescatados de una residencia de la tercera edad que homenajean a un Berl¨ªn ya algo manido, el de los a?os del cabar¨¦; o una fachada decorada con zapatos pintados por tribus africanas y suramericanas. Se trata de un establecimiento sin pretensiones, con toques de iron¨ªa. Como el cartel de "Feo, pero ¨²til" que cuelga en cada habitaci¨®n para se?alar d¨®nde est¨¢ la informaci¨®n pr¨¢ctica.
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