Aviso en Holanda
Las elecciones municipales marcan el ascenso de la ultraderecha xen¨®foba y antimusulmana
Holanda celebr¨® el pasado mi¨¦rcoles unas elecciones municipales marcadas por el auge del Partido de la Libertad, la formaci¨®n xen¨®foba y contraria a la presencia de musulmanes liderada por Geert Wilders. Los resultados pueden ser un adelanto de las pr¨®ximas legislativas, convocadas anticipadamente para el mes de junio como consecuencia de la crisis que acab¨® con el Gobierno de centro-izquierda hace apenas dos semanas. La coalici¨®n de democristianos, laboristas y calvinistas que apoyaba al primer ministro Balkenende no logr¨® un acuerdo para prolongar el despliegue de las tropas holandesas en Afganist¨¢n hasta 2011, como ha solicitado la Alianza Atl¨¢ntica de todos los miembros que participan en la operaci¨®n.
El avance electoral de Wilders, que en junio podr¨ªa hacer del Partido de la Libertad una de las fuerzas m¨¢s votadas de Holanda, es una nueva manifestaci¨®n del principal riesgo que entra?an los Ejecutivos sostenidos por coaliciones de amplio espectro: las alternativas al descontento por su gesti¨®n, y m¨¢s en situaciones de crisis, est¨¢n condenadas a emerger en los extremos. Pero es tambi¨¦n una constataci¨®n adicional de que la inmigraci¨®n, y en especial la que procede de pa¨ªses de mayor¨ªa musulmana, sigue siendo uno de los recursos m¨¢s socorridos para los partidos populistas, conscientes de que pueden encontrar entre los electores un terreno abonado por el desempleo y las incertidumbres econ¨®micas.
Lo m¨¢s grave, con todo, no reside en que las proclamas populistas est¨¦n ganando posiciones en toda Europa, sino en que los partidos m¨¢s comprometidos con el sistema democr¨¢tico parecen haberse resignado a competir en su terreno. En materia de inmigraci¨®n, la mayor¨ªa de los Gobiernos europeos est¨¢ empezando a adoptar de manera m¨¢s o menos expl¨ªcita recetas populistas que, en el fondo, hacen pasar por soluci¨®n lo que s¨®lo es apuntar en direcci¨®n a un chivo expiatorio. El resultado de las elecciones municipales ha colocado a Holanda ante una tesitura pol¨ªtica en la que los principales partidos tendr¨¢n dificultades para resistir la tentaci¨®n de seguir ese camino.
Si hace unos a?os la Uni¨®n Europea se planteaba sancionar a los Gobiernos que incorporasen a partidos xen¨®fobos, hoy la ¨²nica respuesta consiste en cerrar los ojos. Un pa¨ªs que, como Holanda, fue admirado por su tolerancia parece hoy a punto de precipitarse en el laberinto populista.
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