"Nunca han venido a pedirnos perd¨®n"
La familia de Isa¨ªas Carrasco rompe su silencio dos a?os despu¨¦s del asesinato del ex edil socialista en Mondrag¨®n
Dos a?os de silencio. Dos a?os de amargura y de dolor. Marian Romero y Sandra, Ainara y Adei, la viuda e hijos de Isa¨ªas Carrasco no han superado todav¨ªa el terrible drama que supuso para ellos el asesinato, hace hoy exactamente dos a?os, del ex edil socialista en Mondrag¨®n. Fue un crimen cometido por ETA que los defensores o consentidores de la actuaci¨®n de la banda no han condenado en ning¨²n momento. ?Alguien de la izquierda abertzale os ha pedido perd¨®n? "No, nunca nos pidieron perd¨®n, pero quiero a?adir que no lo esper¨¢bamos, ni lo necesitamos, ni nos hace ninguna falta. Estamos por encima de ellos", responde la familia al un¨ªsono, en sus respuestas por escrito remitidas a EL PA?S.
"No hemos pensado en dejar Mondrag¨®n. Aqu¨ª est¨¢ nuestra vida" La familia siente alivio al ver retiradas de las calles las fotos de etarras
La familia siente alivio al ver retiradas de las calles las fotos de etarras
En Mondrag¨®n, un municipio de unos 22.000 habitantes que el nacionalismo m¨¢s radical tiene como ejemplar, gobernado por la ilegalizda ANV, donde los presos etarras son glorificados y las v¨ªctimas siguen despreciadas, la familia del ex edil asesinado intenta reconstruir su vida muy poco a poco. Marian lo tiene claro: "Nunca hemos pensado en dejar Mondrag¨®n. Mi vida est¨¢ aqu¨ª, porque aqu¨ª viven mi familia y mis amigos".
Han tenido que pasar dos a?os desde aquel asesinato para que la localidad presente hoy una imagen menos cruel para los no nacionalistas. Lo habitual hasta hace poco era que, frente al g¨¦lido silencio que se instal¨® en el municipio tras ser acribillado Carrasco, algunos vecinos ofreciesen un caluroso recibimiento a su alcaldesa, Inocencia Galparsoro, cuando sali¨® de la c¨¢rcel en julio de 2008 tras permanecer presa durante tres meses acusada de colaboraci¨®n con banda armada. Lo habitual tambi¨¦n era que las calles estuviese plagadas de amenazas al PSE y al PP o que se exhibieran a carteles exaltando a los terroristas.
Esa falsa normalidad comenz¨® a cambiar desde la llegada de Patxi L¨®pez al Gobierno, asegura Marian: "Yo no entiendo de pol¨ªtica, tampoco mis hijos. Lo que tengo que decir es que nosotros, la familia de Isa¨ªas, seguimos viviendo aqu¨ª, donde le mataron. Ahora lo hacemos sin observar fotos de presos, presos que hab¨ªan asesinado a otras personas como a mi marido. Fotos y pancartas para darles ¨¢nimos y homenajearles. No pod¨ªamos entender c¨®mo hasta ahora ten¨ªamos que aguantar esto sin que nadie hiciera nada. Ese cambio nos ha aliviado. Lo agradecemos mucho".
"Mondrag¨®n va ganando espacios de libertad", recalca la socialista Rafaela Romero, presidenta de las Juntas Generales de Guip¨²zcoa. Ella comparti¨® esca?o con Isa¨ªas en el consistorio de Mondrag¨®n entre 2003 y 2007 y vio crecer de cerca a sus tres hijos. Mantiene una estrecha relaci¨®n, casi fraternal, con la familia del asesinado: "Marian echa mucho de menos a su marido. Dos a?os es poco tiempo para superar una situaci¨®n as¨ª. Fue hecho con una especial alevos¨ªa, porque la familia vio morir a Isa¨ªas delante de su casa".
Los Carrasco han tenido que rehacer su vida abstray¨¦ndose de esta fatal realidad. Sandra ocup¨® el mismo puesto de trabajo que ten¨ªa su padre en un peaje de la autopista AP-1. Sola en su cabina, se ha acostumbrado a ver desfilar a gente que reacciona indiferente ante los asesinatos pol¨ªticos. "Ellos tienen sus ideas y desde peque?a me han ense?ado a respetar a todas las personas y a todas las ideas. O sea que levanto la barrera del peaje despu¨¦s de que abonen el importe y ya est¨¢. Claro que se hace duro. Muy duro, pero soy fuerte", recuerda Sandra.
Ha encontrado en su fortaleza mental y un lenguaje claro, sin tapujos, los resortes para metabolizar c¨ªvicamente el sufrimiento -"nunca me van a ver llorar", ha dicho-. No quiere darles esa satisfacci¨®n. Una de sus mayores preocupaciones es estar ahora al lado de otras v¨ªctimas de ETA, porque de esta forma la aflicci¨®n resulta m¨¢s llevadera. Los Carrasco guardan un cari?o especial con la familia de Inaxio Uria, el industrial azpeitiarra asesinado por la banda en diciembre de 2008.
Frente a la desaz¨®n que sienten las v¨ªctimas, como Marian y Sandra, el Ayuntamiento de Mondrag¨®n vive una realidad paralela. Sigue en manos de la ilegalizada ANV (siete ediles), porque las fuerzas democr¨¢ticas -el PSE y el PNV tienen cuatro representantes, Alternativa (antes EB) tres y EA, el PP y Aralar, uno cada uno- fueron incapaces de pactar el desalojo de Galparsoro. Mondrag¨®n contin¨²a bajo el mando de los violentos, pero hoy ya no cuelgan carteles y fotos de terroristas en plena calle. Ha desaparecido el infame muro de la verg¨¹enza, una verja de una sede bancaraia donde se exhib¨ªan los rostros de presos etarras. Sandra, quien vivi¨® el doloroso momento de encontrarse a varios amigos llevando pegatinas a favor de la alcaldesa, suele crecerse cuando pasea por el pueblo y se topa con los extremistas. "Me r¨ªo de ellos", asegur¨® en una ocasi¨®n.
Isa¨ªas est¨¢ enterrado y su supuesto asesino, Be?at Aginagalde, entre rejas. Fue detenido hace una semana en Normand¨ªa (Francia). "Me desconcierta que sea un licenciado en Medicina", relata Marian para terminar. "Se supone que un m¨¦dico salva vidas y no se dedica a quitarlas. Si le viese, no le dir¨ªa nada, simplemente le mirar¨ªa".
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