El diablo habita en la Casa Blanca
La izquierda dem¨®crata acusa al jefe de Gabinete de Obama, Rahm Emanuel, de sabotear los cambios - Los moderados del partido le alaban por su realismo
La apuesta m¨¢s excitante del momento en los c¨ªrculos pol¨ªticos de Washington afecta al futuro del jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Rahm Emanuel, que puede pasar de ser el hombre m¨¢s poderoso de esta ciudad a la primera v¨ªctima de los errores de Barack Obama.
Emanuel es un personaje enigm¨¢tico y controvertido sobre el que la prensa ha ido construyendo una leyenda de influencias y maquinaciones que han acabado convirti¨¦ndolo en un aut¨¦ntico mito. Para unos es un genio al que Obama deber¨ªa hacer m¨¢s caso si quiere aspirar a la reelecci¨®n; para otros, un p¨¦rfido intrigante, sin principios ni coraz¨®n, que est¨¢ conduciendo al presidente por la senda del desastre. Se han contado de ¨¦l algunas historias estremecedoras, sean verdaderas o falsas, como la de una ocasi¨®n en la que Emanuel, rojo de ira, clav¨® un cuchillo en la mesa en medio de una comida para referirse al destino de un rival pol¨ªtico.
Tach¨® de "retrasados" a los m¨¢s partidarios de la reforma sanitaria
Las legislativas de noviembre marcar¨¢n su futuro pol¨ªtico
Desde el principio se supo que su papel en esta Administraci¨®n no pasar¨ªa inadvertido. Antiguo colaborador de Bill Clinton y arquitecto de la abrumadora victoria dem¨®crata en las elecciones legislativas de 2006, Emanuel es un gran conocedor de Washington, en cuyos salones se mueve con fluidez y es, alternativamente, admirado y temido.
Fue por esas cualidades por las que un presidente que s¨®lo hab¨ªa pasado dos a?os en esta ciudad y que estaba rodeado de leales procedentes de Chicago dej¨® en manos de Emanuel la extraordinaria responsabilidad de comunicar y ejecutar las ¨®rdenes que emanan de la Casa Blanca.
El cargo de jefe de Gabinete es una pesadilla para cualquiera que lo ocupa. De hecho, pocos en el pasado han conseguido concluir los cuatro a?os de un mandato presidencial. Son ellos los que tienen la misi¨®n de hacer el trabajo sucio que se le evita al presidente y sobre ellos recaen, por tanto, las iras que nadie se atreve a dirigir al Despacho Oval.
Si a esa dificultad se le suma el car¨¢cter particular de Emanuel, un hombre inteligente y arrogante que no pierde ninguna oportunidad de exhibir esas cualidades, el riesgo de una crisis es muy alto.
Las quejas sobre Emanuel se pod¨ªan escuchar entre algunos empleados del Congreso casi desde los primeros d¨ªas de la nueva Administraci¨®n, pero las dudas sobre su continuidad en el cargo empezaron a hacerse p¨²blicas despu¨¦s de la derrota dem¨®crata en las elecciones de Massachusetts. La p¨¢gina web The Hunffington Post, que suele recoger los puntos de vista de la izquierda, emprendi¨® una dura campa?a contra el jefe del Gabinete, al que culpaba de la estrategia moderada de Obama. "Despu¨¦s de una campa?a promoviendo el idealismo, Obama ha contratado a una panda de saboteadores del cambio y la esperanza", public¨®.
Esa campa?a adquiri¨® tintes de cierto dramatismo cuando se filtr¨® que, en una reuni¨®n sobre la reforma sanitaria en la Casa Blanca, Emanuel se refiri¨® como "esos jodidos retrasados" a un grupo que defend¨ªa las posiciones de la izquierda.
En los ¨²ltimos d¨ªas la presi¨®n no ha decrecido, hasta el punto de que el portavoz presidencial, Robert Gibbs, tuvo este martes que recordar en p¨²blico que "el presidente tiene plena confianza en su jefe de Gabinete".
La campa?a en contra de Emanuel ha encontrado ahora, sin embargo, un fuerte contrapeso. El columnista Dana Milbank inaugur¨® el pasado fin de semana -"Emanuel es la ¨²nica persona que puede impedir que Obama sea un nuevo Jimmy Carter"- una ola de articulistas a favor que culmin¨® con un reportaje en primera p¨¢gina en The Washington Post en el que se resaltaban las cualidades extraordinarias del jefe de Gabinete.
Los defensores de Emanuel argumentan que el presidente deber¨ªa haber seguido sus recomendaciones para proponer una reforma sanitaria m¨¢s modesta, mantener todos los juicios a los presos de Guant¨¢namo en las comisiones militares o retrasar el cierre de esa prisi¨®n. "El primer a?o de Obama ha fracasado en gran parte por no haber seguido los consejos del jefe de Gabinete en algunos asuntos fundamentales", afirma Milbank.
Emanuel ejerce, aparentemente, una influencia centrista o derechista en el c¨ªrculo que rodea al presidente frente a otras figuras m¨¢s a la izquierda, como el consejero legal, Greg Craig o el fiscal general, Eric Holder. Tambi¨¦n se le atribuye el papel de servir como balance realista de los dise?os majestuosos del principal asesor pol¨ªtico del presidente, David Axelrod. "Axelrod tiene una mejor visi¨®n del papel hist¨®rico de Obama, pero Emanuel conoce mejor la geograf¨ªa en la que tiene que moverse", dec¨ªa el reportaje de The Washington Post.
El pron¨®stico de este duelo no es f¨¢cil de anticipar. La salida de Emanuel podr¨ªa ser una cierta liberaci¨®n para Obama. Un lugarteniente m¨¢s modesto tal vez permitir¨ªa ver a un Obama m¨¢s aut¨¦ntico. Pero su despido ser¨ªa tambi¨¦n el reconocimiento de un error con el que el propio Obama tendr¨ªa que cargar. La soluci¨®n intermedia, y m¨¢s probable, es la de permitir que Emanuel, un experto en los tortuosos vericuetos de las campa?as electorales, sobreviva al menos hasta las legislativas de noviembre.
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