Cortar la lengua
El pasado viernes (a solicitud de la propia redacci¨®n) el catedr¨¢tico de la Universidad de Par¨ªs Francis Wolff y yo mismo firmamos en EL PA?S un art¨ªculo conjunto en el que abord¨¢bamos el tema de si las m¨¢ximas subjetivas de comportamiento que mueven a los aficionados a acudir a los toros infringen realmente alg¨²n imperativo ¨¦tico universal.
El art¨ªculo fue evocado con toda neutralidad en el programa La ventana de la cadena SER por el profesor Manuel Cruz, a fin de matizar las afirmaciones que en ese momento estaba realizando Jes¨²s Moster¨ªn, ante lo cual ¨¦ste sostuvo literalmente que "de hecho Wolff y V¨ªctor G¨®mez Pin en esto act¨²an como mercenarios, o sea, los taurinos les dieron un mont¨®n de millones de pesetas".
Jes¨²s Moster¨ªn, que en uno de sus libros (Vivan los animales, p¨¢gina 191) equipara el acto gratuito y est¨²pido de cortar el rabo a los perros boxer a lo que supondr¨ªa cortar la lengua a un ser humano, no se ha cortado esta vez su propia lengua. S¨ª ha intentado cortar la de sus adversarios, deslegitim¨¢ndolos para el debate p¨²blico. Visiblemente, el antitaurino Moster¨ªn es, sin embargo, ducho en la t¨¦cnica del bajonazo. Obviamente, es cuesti¨®n de dignidad el exigirle explicaciones all¨ª donde proceda.
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