Desaz¨®n
Las im¨¢genes de los dirigentes pol¨ªticos, de cualquier signo, visitando las regiones asoladas por una devastaci¨®n, me inquietan cada vez m¨¢s. Y mi desaz¨®n aumenta cuando se argumenta que van all¨ª a "hacerse una idea sobre el terreno de la magnitud del desastre" y a "expresar nuestra solidaridad a los damnificados".
Seguramente estos personajes carecen de medios para averiguar dicha magnitud desde sus despachos y para hacer efectiva dicha solidaridad desde los mismos. ?Cu¨¢nto cuesta poner, por ejemplo, a un ministro espa?ol en Hait¨ª? ?Cu¨¢ntos polic¨ªas hay que movilizar en una regi¨®n devastada para darle cobertura, seguridad y protocolo? ?No tienen nada mejor que hacer los dirigentes de estos pa¨ªses que recibir a tales "dignatarios"?
Tal vez lo que m¨¢s importa es el reportaje -aunque sea de unos segundos- en las noticias de la televisi¨®n, que servir¨¢ para hacer subir en las encuestas de intenci¨®n de voto y de popularidad al pol¨ªtico viajero. S¨®lo que, en estos casos, no se han pagado s¨®lo con dinero. Ni mucho menos.
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