Homenaje debido
Ma?ana, Manuel Chaves dir¨¢ adi¨®s a los socialistas andaluces. Los ha dirigido desde abril de 1994. Nada menos que 16 a?os. El resultado de su gesti¨®n no puede ser m¨¢s contundente: ha llevado a su partido a seis victorias en las elecciones auton¨®micas, tres de ellas por mayor¨ªa absoluta. Ha sido presidente de la Junta de Andaluc¨ªa durante 19 a?os.
La historia juzgar¨¢ con la perspectiva necesaria el legado de este hombre prudente, discreto y honesto. ?l mismo reconoc¨ªa el pasado domingo en este peri¨®dico que a lo largo de esas dos d¨¦cadas "evidentemente, ha habido luces y sombras". Es de sentido com¨²n.
Pero, a la espera de ese juicio pausado que en su d¨ªa har¨¢n los historiadores, s¨ª puede anticiparse que el paso de Chaves por el Gobierno de Andaluc¨ªa arroja un balance positivo. Y que su figura ha sido clave para poner orden en un partido que, en sus propias palabras, "es complejo y dif¨ªcil, porque es de su padre y de su madre".
En 1994, cuando Chaves accedi¨® a la secretar¨ªa general del PSOE de Andaluc¨ªa, hab¨ªa dos bandos que se odiaban fraternalmente: los guerristas y los renovadores. Si bien sus simpat¨ªas estaban con estos ¨²ltimos, consigui¨® elevarse por encima de unos y otros y dirigir el partido teniendo en cuenta a todos.
Cuando ma?ana pronuncie su ¨²ltimo informe de gesti¨®n como secretario general, ceder¨¢ a su sucesor, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, un partido cohesionado. Ya no hay familias. Aunque parezca incre¨ªble, no hay chavistas porque ¨¦l no quiso. "El personaje no se prestaba a ese tipo de movimientos", le dec¨ªa el domingo a Lourdes Lucio.
Austero en su vida privada, parco en palabras, leal con sus amigos, respetuoso con el adversario, Chaves se merece el reconocimiento p¨²blico de los socialistas andaluces el d¨ªa en que les dice adi¨®s, despu¨¦s de 42 a?os de militancia.
Los periodistas debemos ser cr¨ªticos con el poder. Cierto. Pero tambi¨¦n hemos de reconocer sus virtudes. Cuando las tienen. Es verdad que Chaves dej¨® el Gobierno andaluz el pasado a?o, al ser nombrado vicepresidente del Gobierno central, y ahora el partido, en unos momentos dif¨ªciles. Un mill¨®n de parados es un triste legado que hereda su sucesor, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n. Pero no es menos cierto que el origen de ese desastre est¨¢ en la avaricia sin fin de un pu?ado de financieros sin escr¨²pulos.
Todo lo contrario que Chaves. Los andaluces destacan su honestidad. Por ello, la ¨²nica vez en la que se le ha visto indignado con alguien ha sido cuando se ha puesto en duda su honorabilidad y la de su familia. El despreciable intento de Javier Arenas de mancillar su limpia trayectoria pol¨ªtica, acus¨¢ndole de dar irregularmente una subvenci¨®n millonaria a la empresa en la que trabaja su hija, provoc¨® una airada reacci¨®n del ex presidente. Chaves, que ha derrotado en tres ocasiones a Arenas en las urnas, calific¨® al popular como resentido y rencoroso. El Tribunal Supremo ha dejado las cosas claras: no hubo delito alguno. Todo fue un montaje del PP.
A la hora del adi¨®s de Chaves en Andaluc¨ªa, ser¨ªa imperdonable no citar a quien durante 14 a?os ha sido su m¨¢s fiel colaborador: Gaspar Zarr¨ªas. Su capacidad pol¨ªtica ha sido reconocida incluso por sus adversarios. Militante socialista desde los 17 a?os (hace ya 38 a?os), Zarr¨ªas ha aportado al granero andaluz el voto mayoritario de Ja¨¦n, su provincia. Su dedicaci¨®n al partido y al Gobierno andaluz ha sido total.
Hoy, los dos siguen su carrera pol¨ªtica en Madrid. Chaves, como vicepresidente del gobierno central; Zarrias, como secretario de Estado. En el partido, uno como presidente federal y el otro como secretario de Relaciones Institucionales (n¨²mero tres del organigrama socialista). Su biograf¨ªa pol¨ªtica a¨²n sigue abierta.
S¨®lo dicen adi¨®s a Andaluc¨ªa.
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